Martín Buscaglia tiene poco más de 40 años, dos hijos, cinco discos como solista en su haber, innumerables colaboraciones musicales y un bueno número de neologismos acuñados. Bochamaker. Tiene también, por estos días, entusiasmo de gurí chico. Acaba de salir a la calle El pimiento indomable (Bizarro, 2012), un trabajo que lleva su nombre junto al del legendario músico español Kiko Veneno. Que no es legendario en homenaje al cliché sino que lo es de veras. Un disco soñado vaya a saber dónde, prometido en el Viejo Mundo, hecho realidad en América y destinado a los oídos de todos los bichos del universo.
"Estoy contento con la hechura del disco, porque era un plan que podía fracasar. La idea era juntarnos a componer, una idea muy linda y atractiva, pero sobre la que no tenés control total de que vaya a salir bien", dice Martín, dos décadas menor que don Veneno pero hermanado en el proyecto como un igual.
"Nos conocimos en mis idas y vueltas a España. Yo voy a tocar desde hace bastante, y fue a través de Plácido domingo, mi segundo disco. Un trabajo que salió acá, al que no se le dio mucha bola, que se reeditó en España como cuatro años más tarde y anduvo bien en un pequeño sector en el que había muchos músicos. Ahí fue que conoció mi música. Yo supe de él de toda la vida, soy su fan desde siempre. Incluso Urbano Moraes tocó con él en los años 70, así que ya tenía datos de Kiko incluso antes de que metiera sus discos más conocidos".
"Él pertenece a una generación que tuvo su equivalente acá con (Ruben) Rada, con Hugo (Fattoruso), en Brasil con Caetano (Veloso), con (Gilberto) Gil, de fines de los 60. Fue una generación increíble, que en todo el mundo agarraba lo que tenía a mano y lo mezclaba con la música de su momento. Kiko tenía toda esa cosa flamenca, pero lo pasaba por Bob Dylan, por la psicodelia, los Beatles. Es un pionero".
"Y pegamos onda. Este tipo de cosas sólo se dan si es con naturalidad. Esto no fue el plan de alguien, de un sello o un productor que dijo ‘mirá qué bueno, qué curioso juntar a estos tipos'. No: fue una idea nuestra, que venimos tramando desde hacía tiempo. Él me invitó a cantar, yo lo invité a él, grabó en un disco anterior mío, estuvo con él en La Trastienda, salimos a divagar juntos. Había un vínculo de amigos, y en las artes eso se nota. No podés ser otra cosa que la que sos. Podés pulir lo que tenés, profundizarlo, expandirlo, pero hay una esencia tuya que hace que no puedas alejarte mucho de ella. Aunque quieras ser otro, no te va a funcionar".
Temporada de canciones
Dice Martín que la idea de hacer un disco juntos la venían craneando desde buen tiempo atrás. El plan incluía componerlo en el momento y grabarlo en América. El pimiento indomable tenía que ser, como el temperamental putaparió, originario de estas tierras. Y así fue. Un día Kiko dijo ‘puedo' y Martín respondió ‘vení'. En un mes consumieron soberbios desayunos y opíparas guitarreadas, y mezclaron la charla creativa con el chas chas de las comparsas. Y, de las doce canciones del disco, ocho "surgieron de la nada", olas de distintos ríos rompiendo en el mismo mar.
Y congeniaron las distintas habilidades y diferentes talentos, el filo flamenco y la voluntad narrativa de Kiko Veneno, el pulso redondo y la verborragia incontinente de Martín Buscaglia. "Se dio una cosa muy interesante en el disco, y es que, inconscientemente o no, cada uno buscó en el otro lo que le gustaba más, o lo que le estaba faltando y sentía que el otro tenía. Hay letras que parece que son de Kiko y las hice yo, y cosas de máquinas, que lo más obvio es pensar que las armé yo y fue Kiko el que trajo la idea. Hay un candombe que lo hizo Kiko. Fuimos a los tambores de Ansina y alucinó, entendió todo al instante.
Al mismo tiempo, dice, "fue interesante la lucha creativa. Está buena cuando es de igual a igual y con alguien a quien respetás. Es un buen abono, una cosa fértil para la creatividad. No necesitás un músico al lado que te diga todo que sí, o, en todo caso, necesitás uno que te diga a todo que sí, incluso a la cosa más disparatada. Tanto Kiko como yo tocamos con bandas de músicos que son muy buenos, y todo lo que plantean tiene un nivel muy alto, pero al mismo tiempo somos solitas, entonces el asunto no es una democracia. Al final yo pongo mi nombre en el disco, me hago cargo de todo, lo ames o lo odies. La última decisión siempre la tenemos nosotros. En este caso, cuando había una duda, ninguno quería ceder, y esa era la gracia. Estoy agradecido de haber encontrado un par, un tipo que para convencerte despliegue un montón de argumentos válidos".
Martín Buscaglia, como Carlos Daneri, encontró su propio aleph en la creación, y por eso cree que "una canción es poliédrica, podés verla desde mil lugares, desde varias capas, distintos ángulos, y una buena canción, para mí, debe mostrarte una cosa diferente desde cada ángulo".
Además, asegura que ni él ni Kiko Veneno son "creadores tibios": "los dos nos jugamos por las cosas que hacemos. Te gustarán o no, pero nos tiramos con todo, no son discos para todo el mundo. Y nunca consensuamos en algo que no nos entusiasmara a los dos. Y, como la música es algo tan grande, a la larga siempre aparecía el acorde o la palabra que nos copara a los dos".
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From: Periodista
To: Kiko Veneno
Subject: Tres preguntas
Hola Kiko, van las preguntas!
¿Cómo y cuándo conociste a Martín Buscaglia? ¿Qué es lo que te sedujo de él y cuál es su punto más fuerte? ¿Qué tiene Martín Buscaglia que a ti te falte, qué es lo que él logra mejor que tú?
Gracias!
Kiko Veneno, catalán de nacimiento y andaluz por adopción, 60 años y cabello blanco, tiene la agenda apretada y mucho trabajo. Ícono de la música popular española y en español de las últimas tres décadas, viene celebrando el vigésimo aniversario de Échate un cantecito, su obra mayúscula, con una gira de no pegar un ojo por toda España. Su llegada a Montevideo para grabar El pimiento indomable precedió a esta catarata de conciertos, reencuentros y aplausos. Una especie de paz antes de la tormenta, si es que alguna de esas palabras cabe como ejemplo.
En marzo, promete, estará otra vez en el Río de la Plata para retomar estas canciones compuestas rápido pero sin apuro.
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From: Kiko Veneno
To: Periodista
Suject: Fw: Tres preguntas
Jorge Drexler fue el primero que me habló de él, hace unos diez años, contacté por mail con él y escuché su música. Fui a verlo a Madrid, hicimos amistad, y el año pasado en otra de sus visitas a Madrid nos propusimos hacer un disco juntos.
Martín es una voz original, piensa, compone y canta diferente. Y tiene un gran poder de concentración musical para unir todos esos elementos. Su sentido del ritmo no es normal, quiero decir que es de un gran nivel.
Tiene mucho más conocimiento de la guitarra y del piano que yo, y por supuesto, de todas las variantes de instrumentos de cuerda: banjo, ukelele, etc.
Saludos, Kiko
El rock también es mentira
"Siempre me pareció un error tratar de pertenecer a algo, nunca me interesó. Nunca quise hacer un disco de género. Tengo, además, la tendencia a salirme de eso cuando veo que me encasillan. Si me ponen en el estante de cantautor me pongo a hacer discos de electrónica, si me encasillan como artista vanguardista agarro la guitarra y hago milongas, y si en el rock hago cumbias, y así".
Esto que dice Martín Buscaglia y que puede parecer petulante es, sin embargo, es la estación más cercana a la verdad. Compañero de generación y contemporáneo en su debut discográfico en la década del 90 de lo que hoy se denomina ampliamente ‘rock uruguayo', siempre se movió por terrenos laterales. Si el rock era una ruta, prefirió tomar el camino vecinal.
"Pasa que el rock estuvo de moda, hubo un boom. Obvio que el rock va a existir siempre, pero no deja de ser un género más, absolutamente cooptado por los medios y la industria, y escuchás las canciones de Violetta, un programa para adolescentes que dan en el Disney Channel, y suena absolutamente igual a Green Day. También estuvo de moda el canto popular e igual había bandas de rock, eso seguirá pasando, y seguirán quedando los que realmente son músicos. Lo que me gusta es que ahora no hay ninguna oleada dominándolo todo, y tapando a los que no hacen ese género".
"El problema", dice, "es cuando caés en los prejuicios. Eso está en las antípodas del arte, y no me interesa ningún artista que haga eso. Puede ser que sea una cosa muy uruguaya, por ser un pueblo chico sigue pasando. Es muy fácil escandalizar con algo muy mínimo, algo que en otro lugar pasaría inadvertido. En mi caso me chupó un huevo, siempre. Al revés: lo fomenté. Me parece interesante artísticamente. Es aburridísimo e intrascendente un artista que no genere amor y odio. Yo recibo, en Uruguay y viajando, el cariño de la gente. Que eso traiga aparejado que a otra gente le parezca detestable es inevitable. Y los artistas que me parecen importantes tienen eso de hacer lo que ellos quieren".
Yesterday
Hace unos meses, la llegada de Paul McCartney sacudió la siesta de la aldea. Que si se iba a hacer socio de Liverpool, que si corría por la Rambla, que qué iba a comer, ¡pobre!, él, que es vegetariano. La resaca de ese carnaval dejó una serie de anécdotas de segunda mano, alguna foto movida y el runrún de los rumores. A Martín Buscaglia le tocó abrir el show del prócer, y, a falta de villanos, le cupo ser el menos bueno de la película. Su presentación y el acuerdo económico con la producción del espectáculo fueron tema de conversación durante semanas y semanas, y se ventilaron detalles generosamente imaginarios. Una declaración poco feliz de Ruben Rada fue el disparador.
"Me jodió, sí. Me calenté con lo de la hipotética cesión de los derechos de autor. Al final tuve que mandar una carta al diario en el que había salido la información explicando que había cobrado todos los derechos, que no me rompieran las bolas; que no hablé porque, justamente, los que hablaban eran trolls internautas o músicos que no generan, que no se suben a un escenario a tocar, que sólo graban en sus casas y lo cuelgan en MySpace. En ese sentido opté por ‘Ladran Sancho' y seguir haciendo lo mío. Recién mandé esa carta cuando se volvió al tema, que fue por una nota con Rada, por quien quiebro una lanza, porque luego se disculpó. Ruben Rada tiene una honorabilidad extrema, porque fue el único que lo hizo, el resto de la gente que salió a hablar no pidió disculpas. Y quedaron todos in fraganti, gastaron horas hablando de algo sin saber nada.
Me rompieron las bolas, pero yo estoy haciendo de todo. No sólo tocando con Paul. Cuando vino McCartney estaba grabando este disco con Kiko, que, para mí, creativamente era un momento increíble, y ojo que Paul es un semidiós. Pero estaba con Kiko, que es un maestro, componiendo, yéndome de viaje con él, en pleno hacer cosas que me marcaba que era el camino correcto. ¿Qué van a hablar? Sí, van a hablar, hagas lo que hagas. No hay que darles bola. Hay artistas que generan más habladurías que otros, y yo probablemente sea de esos".
Cada bicho va buscando su armonía
El pimiento indomable se puso a la venta en los primeros días de diciembre, y saldrá en Europa recién en el segundo trimestre de 2013. Antes, Kiko Veneno hará el viaje transoceánico para presentarlo en sociedad en Montevideo y en algunos puntos de Argentina. "Va a ser un disco de largo andar", dice Martín, que, mientras tanto, hace otras cosas.
"Estoy laburando en un disco nuevo que iba a hacer cuando pintó esto de Kiko. Es un disco más minimalista. Edité un libro hace más o menos un mes, Mojos, una antología de la obra de mi viejo (Horacio Buscaglia), que no es una biografía".
En 2012, junto a Mateo Moreno, hizo la música de Harper, que llevó a escena la Comedia Nacional, y ahora prepara la banda de sonido de Fantasmagoría, una serie de horror "muy John Carpenter", que se estrenará en Argentina el año entrante."Si tenés un espíritu creativo te increpa, te dice ‘vo, ¿qué vas a hacer? ¿A seguir hablando de proyectos o a hacer? Hacelo", dice, y hace.
Empezó a tocar la viola de chico, sacando los temas de Mateo. Más tarde se pasó al bajo, y estudió y tocó con Popo Romano, donde, dice, aprendió buena parte de lo que sabe ahora en cuanto a manejar una banda. Hizo música para niños y fue músico estable en un crucero. "Siempre viví de la música. A veces comiendo arroz todo el invierno, y ahora tocando, viajando y contento porque la gente conoce los temas. Lo que más disfruto es lo que te da la cosa artística, no sólo tocar mis temas. Me gusta que saque un disco un artista que amo, una obra de teatro que me emocione, creo que eso es lo que le hace bien a tu vida, la mejora y la expande. Soy melómano, y eso lo podría hacer aún si fuera manco", dice, y levanta los brazos haciendo el gesto de un abrazo gigante que le quepa a casi todo el mundo.
Mirá el clip de 'Sagrado salado'
Escuchá 'América es más grande'
Martín Buscaglia y Kiko Veneno presentan El pimiento indomable el 9 de marzo en La Trastienda Club MVD (Fernández Crespo y Paysandú)
El viernes 21, a las 21 horas, Martín Buscaglia se presenta junto a sus Bochamakers en la Feria Ideas + del Parque Rodó, con entrada libre.