El jueves 11 se lanzó en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís el ciclo Mov, que, según sus organizadores, pretende que los artistas “experimenten sin condicionamientos”. La apertura estuvo a cargo de Luciano Supervielle, un músico de formación trashumante, con los pies en Francia, Uruguay y México.
Supervielle explica que, para este proyecto, “la convocatoria partió del Solís, con la idea de armar un ciclo donde se genere un espacio para que los distintos artistas ensayen con propuestas que no sean las mismas que presentan habitualmente. Quisieron generar un espacio para la experimentación y la demostración de distintas facetas del arte”.
El artista se presenta junto a habituales compañeros de Bajofondo (Javier Casalla en violín, Gabriel Casacuberta en bajo y Martín Ferrés en bandoneón) y colegas cómplices que se unieron a este proyecto (Gustavo Antuña en guitarra, y Martín Ibarburu en batería). La propuesta, desde el vamos, era algo “distinto” a lo que cada uno venía desarrollando. “Al abrir el ciclo”, explica Supervielle, “quisimos hacer algo que no es habitual en nuestro formato banda, y es hacer una cosa “acústica”, término mentiroso, porque en realidad no es electrónica, aunque el resto de los instrumentos vayan enchufados. Tenemos una formación más “rockera”. Fue para nosotros un desafío, porque nunca tocamos de esta manera, y hubo que rearmar los arreglos, pero nos metimos de lleno y estamos muy entusiasmados”.
Supervielle participó, hace poco más de una década, de Plátano Macho, una banda que, por su calidad y originalidad, integró el pelotón que permitió el resurgimiento masivo del rock uruguayo. Allí, tras los sintetizadores, las bandejas y las máquinas, dio forma a lo que ahora es su marca en el orillo. No obstante, siempre fue un pianista por opción y definición, por lo que este formato le cae con cómoda perfección. “Quisimos apuntar a dar lo mejor que pudiéramos, y en Bajofondo no somos virtuosos, salvo Javier Casalla, el violinista, que es un tipo que toca muy bien su instrumento, y utilizamos esa limitación para pensar bien las canciones desde una óptica instrumentista”, apunta.
Además de haber vivido en varios puntos del globo y haberse permeado de distintos sonidos, las giras de Bajofondo consolidaron un carácter nómade y desprejuiciado en la música de Supervielle. El música dice estar “muy pendiente de las cosas que van ocurriendo a nivel musical en todas partes, y hoy, en un mundo tan globalizado, es mucho más fácil que antes. Es parte del trabajo que hacemos con Bajofondo, estar al tanto de las nuevas corrientes, nuevos grupos, nuevas tendencias; obviamente, a veces, de manera más explícita o directa, esas cosas influyen en nuestro trabajo. Para nosotros es natural ser muy curiosos y estar todo el tiempo con las orejas muy abiertas. También el hecho de viajar tanto nos permite acceder a cosas, en los distintos lugares a los que vamos, que no tienen tanta difusión. Disfrutamos mucho eso, y, además, le dedicamos mucho tiempo. Cada vez que salimos de viaje, en la medida de lo posible, nos dedicamos a buscar música e información de lo que se hace en cada lugar.”
Ahora, además, el proyecto le abrió un nuevo horizonte; “me gustaría desarrollar este proyecto, porque, como todo trabajo de experimentación, requiere también un tiempo de depuración, y es algo muy estimulante para nosotros; al hacer esto surgen muchas ideas nuevas y está dentro de mis ideas y proyectos continuar con esto, y, eventualmente, poder hacer un disco con lo que está saliendo. Esto es el principio de algo nuevo”.