Meses atrás, Pecho E' Fierro editó Negra Milonga (Bizarro, 2011), uno de los trabajos más interesantes del año pasado y, probablemente, el mejor disco que el trío ha grabado hasta la fecha. Este, su tercer trabajo de estudio en tres lustros largos de carrera, condensa y amalgama las distintas influencias de la banda, convertida ya en exponente del rock criollo, antojadizo título que, por estos lares, compartiría con La Trampa, Herrumbre, y puede que nadie más.
Negra Milonga tiene rock, blues, acordes de metal, funk, candombe y tango. Los aires folklóricos no impiden que suene como una piña en la panza, y la producción artística de Riki Musso, de confesa fascinación por la milonga, aporta destellos originales al brillo propio de la banda. Además, la lírica de Pecho E' Fierro, hundida en las raíces del folklore y la canción rural, parece continuar y mejorar la tradición letrística del canto popular, vetusta, anquilosada y adormecida en los primeros años de la post dictadura.
Leonardo Carlini, cantante y guitarrista, dice que la deuda es con "los pioneros: Gastón Ciarlo, ‘Dino', que hizo ‘Milonga de pelo largo' en los 70, hace más de 40 años que compuso una milonga con guitarra eléctrica, bajo y batería. Nosotros tomamos un poco ese camino de Dino, y en la otra orilla, viendo el trabajo de León Gieco, Almafuerte. Mis grandes influencias son Dino, Zitarrosa y Tabaré Etcheverry, más que los cantantes de rock. Trabajé durante 14 años como músico callejero cantando folklore en los ómnibus", recuerda; "eso se te mete adentro, y haga lo que haga, me sale medio folklórico. Inconscientemente, sin elegirlo, el folklore es primero, porque es la música que escuchan tus viejos. Eso te toca de alguna manera; ahora, como elección de música, digo que soy rockero. Sin embargo, cuando emergen las otras cosas, hacen que Pecho E' Fierro vaya haciendo su historia".
Barro tal vez
Esa suerte de sincretismo lleva a Pecho E' Fierro a desencajar en esquemas canónicos. Muy ‘de afuera' para el rock de raigambre citadina, por demás distorsionados para el universo festivalero del interior.
"Apostamos a una nueva forma de música popular", apunta Carlini. "Humildemente hemos intentado tocar en el circuito del folklore, y las pocas veces que lo conseguimos nos ha ido de novela con la gente. El prejuicio es de los productores, y cuando lo pudimos romper, la propuesta fue aceptada. Estamos en esa lucha, viendo qué puertas se pueden abrir. Sería un sueño, por ejemplo, tocar en la Fiesta del Olimar. Somos una banda de rock, pero creo que podemos tener las patas en los dos lados. No somos metal ni folklore con distorsión, somos Pecho E' Fierro, un conjunto de cosas que sale como sale, y nos sale así porque no somos puros, no cultivamos ‘la milonga como se hace' o ‘el blues como se hace'. Somos eso".
"Eso" implica, también, una relectura de los tópicos y lugares comunes de la música popular, en clave contemporánea y a la vez atemporal. Pecho E' Fierro canta sobre el desarraigo, el hastío, la pena, con emoción telúrica y rabias de rock. "Es cierto que hay letras del canto popular que son insuperables, hoy en día", dice Elvis Morales, baterista de la banda, "pero hay muchas falencias en las composiciones, y sobre todo en el rock".
Cualquier monedita sirve
"Arrancamos en los ómnibus, para poder pagar la sala de ensayos", recuerda Morales sobre los comienzos del grupo. Dicen que un día se subieron a un ómnibus a cantar. Allí se enteraron de que, en su pago natal, Tabaré Etcheverry era conocido como Pecho e' fierro. De ese colectivo se bajaron con el apodo convertido en nombre propio, pero no fue lo único que ganaron como artistas callejeros, los más cantores y populares de los cantores populares.
"Pecho E' Fierro empezó conjuntamente con el laburo de cantar arriba del ómnibus", dice Carlini. "Bendito laburo, que nos posibilitó ir a la sala de ensayo, movernos y manejar los tiempos sin el rigor de un trabajo más formal. Al principio yo era una especie de mánager del grupo, y, mientras andaba en los ómnibus, repartía comunicados. A veces venía Luis con el cajón peruano, y con eso sacábamos algo de plata para ensayar y para los primeros recitales. Además, la calle es una escuela donde aprendés con los colegas, vivencias y música. ‘Galopera', una canción del primer disco, por ejemplo... el ritmo me lo pasó un caramelero, y me pasé dos semanas tratando de sacarlo, porque al principio yo solo tocaba rock". Ahora, la gorra es solo para el frío. "Doy clases de guitarra y sobrevivo. El ómnibus es precioso, pero 14 años es agotador".
Luces de ciudad
Maragatos de nacimiento, hace rato que gastan las calles de la capital. "Yo me vine a los 18 años por la música", cuenta Carlini, "desesperado por ver toques, porque en San José no había nada, y vi lo mismo, pero en mayor cantidad. Allá éramos 10 y acá 100, pero nunca noté una diferencia cultural, ni una discriminación". Además, el tiempo emparejó para arriba, dice Morales; "con el tiempo se ha ido profesionalizando mucho, y eso iguala. Ya no hay bandas que suenen fuera de tiempo, o desafinadas".
Ahora, el desafío es editar y tocar en Buenos Aires, la gran manzana del barrio. Saben que es difícil, pero Carlini apunta que "tenemos fe y esperanza, no somos unos nenes pero tampoco estamos viejitos". "Si los Rolling Stones están grabando un disco nuevo de estudio...", dice Morales, medio en broma, medio en serio.
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Este sábado, Pecho E' Fierro estrenará Negra Milonga en La Trastienda, y promete un "cambio de look", ya que siempre hicieron sus presentaciones en la Sala Zitarrosa. En esta ocasión, contarán con una variopinta lista de invitados: Riki Musso, Alejandro Spuntone, el armonicista Gabriel Moreno, Felipe Fuentes en guitarra, Alexis, guitarrista de Atrozer, banda de metal extremo de San José. Evangelina Fernández en viola, y Diego Lozza, "el Mirilla", en saxo. De los que están, no falta nadie.
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Entrevista: Jorge Costigliolo l Montevideo Portal
Fotos: Ana Ramírez y Gerardo Carrasco l Montevideo Portal