Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Lo que vendrá

Con Juan Libertella, responsable del Sexteto Mayor

El Sexteto Mayor, uno de los grupos más emblemáticos del tango mundial, visitó Montevideo. En conversación con Montevideo Portal, Juan Libertella, responsable del conjunto, repasó los orígenes de la orquesta y habló de la vigencia de una música que se mantiene viva gracias al aporte de jóvenes y veteranos.

18.06.2013 16:05

Lectura: 8'

2013-06-18T16:05:00-03:00
Compartir en

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
[email protected]

1973 no era un buen año para el tango en Argentina. Los gustos juveniles iban por otro lado, las salas de baile cerraban sus puertas y las grandes orquestas se desmembraban por falta de trabajo. Pero donde hay crisis hay oportunidad (eso dicen), y José Libertella y Luis Stazo pusieron el pecho a las balas y fundaron el Sexteto Mayor, un proyecto ‘para ver qué pasaba', y que por estos días celebra su 40º aniversario. "Cumpleaños", corrige Juan Libertella, "porque uno cumple años cuando vive, y el Sexteto está vivo".

Juan Libertella se acunó con la música del Sexteto y hoy, muertos los fundadores del grupo, uno de ellos su padre, es el encargado de llevar el proyecto adelante, en el rol de representante, manager, encargado de negocios y voz cantante en las entrevistas. "Se festeja, sí, no con un interés exclusivamente comercial, sino por las ganas y la alegría de festejar, siempre reafirmando lo que significa el grupo".

No fue fácil antes y no es sencillo ahora, pero el Sexteto Mayor siempre se las arregló para ser fiel a sí mismo, al tango y a su sonido filoso, experimental y de vanguardia. Una fidelidad que, en tiempos de bonanza y de los otros, los llevó a pisar escenarios de todo el mundo, y que este 19 de junio los trae a la Sala Zitarrosa, en un concierto presentado por la Embajada argentina en Uruguay, y a total beneficio de la agrupación "Hijos" y la ONG "Madres y familiares de detenidos desaparecidos", y con las localidades agotadas.

40 años en los que el Sexteto nunca interrumpió su trabajo. Libertella recuerda que, en tiempos en que se vivía "un gran parate del tango" en Argentina y Latinoamérica, el Sexteto se embarcó "en proyectos que no eran seguros, que no tenían muchas garantías de ser un éxito. Pero apostaron a ello y lo lograron".

"Tango Argentino fue el espectáculo que marcó ese volver al tango en la escena internacional. Cuando el Sexteto salió para el debut en París viajó en un avión que le había prestado la Fuerza Aérea, al que le faltaban la mitad de los asientos porque ahí estaba la turbina de un Mirage, un avión de guerra. Y eso iba en el medio del pasillo del avión en el que viajaban. Y por suerte consiguieron ese vuelo, porque no podrían haber viajado de otra forma, pagar el pasaje era imposible", dice Libertella.

Ese espectáculo, estrenado en 1983, llegó a París con un contrato de tres semanas, se extendió a seis meses y no paró por diez años, llevando al grupo a decenas de ciudades de todo el globo, abriendo, en algunas, las puertas para el género.

"Antes del éxito que fue Tango Argentino, el grupo no conseguía músicos. El espectáculo, aparte del Sexteto, tenía una orquesta típica, y no había músicos que quisieran salir de gira por dos o tres semanas, porque era poco tiempo. Después todas esas personas llamaban por teléfono para preguntar si seguía en pie la oferta", dice. Eran un especie de Rolling Stones de bajo presupuesto, y muchos se morían por estar.

Joven tango

Libertella explica la génesis del Sexteto Mayor en el que hecho de que, "en determinado momento, desapareció lo que es la milonga como punto de encuentro de las parejas y de las orquestas que las hacían bailar. Y un poco por esa especie de primera globalización que hubo, que vino con la Nueva Ola, y empezaron a llegar a Latinoamérica y todo el mundo expresiones musicales que eran distintas, se fue estandarizando la cultura. Los grupos de tango, como otras expresiones musicales, se refugiaron en lugares más chicos, y los grupos se volvieron más reducidos. El Sexteto hubiera sido imposible en la época del tango y los bailes, porque eran muy pocos músicos. Ahora, cuando desaparece el baile como lugar de aglutinamiento de gente y artistas, los lugares de exposición se vuelven más pequeños y el tango se vuelve algo más selecto".

Aquella, no obstante, "también fue una época rica para el tango, aunque no exitosa, porque los que querían tocar, hacer música, tuvieron la oportunidad de hacer cosas más experimentales, sin la obligación de hacer un producto bailable, como era el tango hasta ese momento. Ahora el disco como que desapareció, fruto de la piratería primero y de la tecnología después, pero esa parte residual que quedaba de las compañías discográficas que se produjeran álbumes como los del Sexteto Mayor, o los de muchos grupos de esa época, que querían algo más que experimentar. No solamente Piazzola tuvo su parte en el fenómeno. Al romperse las ligaduras al ritmo bailable, permitió una gran evolución del tango".

Hoy, y mirando hacia atrás, "hay dos cosas, que son buenas y malas", indica Libertella. Buenos Aires sigue siendo, para el mundo entero, la Meca del tango, y miles de turistas llegan cada año a la Reina del Plata para empaparse de 2 x 4.

Pero "en los lugares turísticos, al no quedar orquestas ‘con nombre', como la de Aníbal Troilo, contratan artistas que no tienen convocatoria propia. Para los músicos eso es un trabajo, y eso es tristísimo, porque la música no es solo trabajar. El músico aspira a vivir de su trabajo pero también necesita desarrollarse en un ámbito en el que pueda crear, y que no dependa de los deseos del gerente de personal de una compañía turística, porque es así: de algún jefe de personal o de recursos humanos depende hasta el repertorio que esos músicos van a tocar", opina Libertella.

Al no haber demasiados canales de expresión fuera de ese circuito, los músicos no tienen la oportunidad de ir más allá de lo que indican las piezas que van a tocar, y eso generó, en lugar de achatamiento, una "nueva rebeldía" entre los artistas. Los jóvenes, que se conocieron tocando en reductos para turistas, se fueron juntando, formando grupos más ambiciosos y abriendo nuevos espacios donde el tango puede ser tango, independientemente de las exigencias de un público poco enterado. "Fijate que tres de los integrantes del Sexteto Mayor participan de alguno de estos grupos, y lo que tiene de bueno es que, como al principio la cosa es vocacional, los grupos se mantienen unidos. Es algo que pasa también dentro del Sexteto Mayor, porque los más grandes tienen esa conciencia de grupo, de pertenencia, y eso a la larga genera más proyectos y cosas buenas".

Palabras mayores

"Yo no podría opinar sobre el estilo propio porque los conozco desde que nací, y es casi la música de fondo de toda mi vida, pero uno escucha cuatro segundos de un tango grabado por el Sexteto y se da cuenta de que es el Sexteto Mayor", dice Libertella.

Y es que el conjunto "siempre fue una cosa muy particular. Primero la aparente irreverencia de tocar música instrumental, cuando lo lógico hubiera sido que tuviera cantores. Eso le dio a los músicos la oportunidad de cantar con sus instrumentos. Los tangos que originalmente son cantados la gente los conoce y puede ir escuchando la melodía y hasta casi la letra junto a la música".

La irreverente intransigencia del Sexteto ha hecho que, cuatro décadas después de su formación, el público que lo sigue reúne una variopinta muestra de varias generaciones. Están los primeros, los de la Vieja Guardia (aunque la expresión no condiga demasiado con la música del grupo), y están los nuevos, que cada año son cautivados con su sonido difícil de igualar.

"Se supone que el público de música es más bien adolescente, y el tango no entra en ninguno de los grupos de marketing", apunta Libertella. "Ninguna empresa va a hacer un auspicio de un recital de tango como de otro tipo de música, porque suponen que la gente grande, a la que también se supone que está dirigido el tango, no es consumidora, o está en una época de consumo básico. Se cree que los que escuchan tangos son jubilados, que lo único que consumen son medicamentos. Nosotros no podemos olvidar a esa gente. El Sexteto va siempre sumando público, y no nos vamos a olvidar de los que estuvieron siempre. Pero yo siempre digo: si no le gusta el espectáculo del Sexteto, le reintegro el precio de la entrada. Nunca tuve que devolver un peso", se ufana Libertella, orgulloso. No es para menos.

 

 

El Sexteto Mayor está integrado actualmente por Mario Abramovich, Eduardo Walczak (violines), Fulvio Giraudo (piano), Enrique Guerra (contrabajo), Lautaro Greco (bandoneón) y Horacio Romo (bandoneón y dirección).

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
[email protected]