Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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José Rosengurt vive desde hace varios años en Inglaterra. Allí, como ingeniero, trabaja en la radio de la policía. También es fotógrafo, pero no lo hace para vivir, porque, de convertirse en profesional, tendría que hacer trabajos que le disgustan. La imagen despreocupada que ofrece hoy contrasta con la que, a fuerza de mitos y leyendas, construye nuestro imaginario. Y es que Rosengurt fue, por años, numerario del Opus Dei, ‘reclutó' gran cantidad de ‘vocaciones', hasta que un buen día dejó de creer, y quiso salir. "No fue fácil", dice, y su testimonio, con nombre y apellido, es bastante más que otra voz en la polémica sobre la Obra.
"Si te vas, te irás solo una vez"
"Y acaso Dios no sale de los hospedajes con una mirada triste en la boca? alguno dijo ¿y si Dios fuera una mujer? ¡tetas de Dios! ¡blancos muslos de Dios! ¡lechosos! dijo ¡leche de Dios! gritaba por los techos de toda la ciudad" Juan Gelman
Foto: Opuslibros.org
Rosengurtt fue una de las principales fuentes del investigador Fernando Amado en su libro ‘El peso de la cruz'. En ese trabajo, el ex numerario de la Obra apunta al Opus Dei, y es el único entrevistado que se identifica y asume la responsabilidad de sus palabras.
"Vivo en Inglaterra, y allí el Opus Dei no tiene mucha fuerza", explica Rosengurtt, "y no creo que la Obra vaya a tener algún tipo de ataque personal hacia mí. Nunca tuve miedo por eso. Mi experiencia es que, en su mayoría, son buenas personas, y están convencidos de lo que creen. Yo pienso que están engañados, pero eso no los hace mala gente. Los tipos, en general, viven de acuerdo a lo que piensan, pero mi opinión es que es malo el camino que le proponen a la gente, que muchas veces la empujan a una vida infeliz".
Y la salida no siempre es de la mejor manera. "Yo estaba psicológicamente mal", dice Rosengurt, que explica que "ahora" es agnóstico; "pienso que seguramente Dios existe, pero no creo en la Biblia ni en ninguna revelación. Yo primero dejé de creer, y después me fui del Opus". Cuando un numerario decide abandonar, no la tiene fácil. "Está el factor psicológico, te sentís culpable, deprimido, y luego hay un problema económico: un tipo que entra con 15 años y se va a los 17 vuelve a la casa de los padres, pero ¿qué pasa con los que estuvieron 20 años en el Opus? ¿Dónde se va a vivir esa persona? ¿Qué hace? Porque el Opus no te ayuda en absolutamente nada. Para peor, durante su pertenencia a la Obra, se dedica a tareas internas, es casi imposible que pueda conseguir un trabajo afuera".
Santas finanzas
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas" (Juan. 1:1-3).
Foto: Opuslibros.org
Uno de los mayores enigmas del Opus Dei es su forma de financiación, sus negocios y sus gastos. Rosengurt dice que "quienes están en los cargos de dirección en el Opus Dei, los numerarios, son quienes llevan generalmente la vida más rigurosa: no se casan, entregan todo su dinero a la Obra, no es comparable con esas iglesias que tienen pastores que andan en 4x4. Es difícil de entender la cabeza de la gente del Opus Dei, y para eso creo que lo que hay que hacer es entender el inconsciente de Escrivá". Según el ex numerario, cuando el fundador era un niño, su padre tuvo un gran revés económico, y él y su familia tuvieron que irse de su casa de noche, sin despedirse, escapándose de los acreedores; eso para Escrivá fue una humillación que lo mató, lo marcó de por vida. Incluso se cambió el nombre, se llamaba José María Escriba Albás. Se cambió el nombre y el apellido, unió el Josemaría, se puso Escrivá porque sonaba más fino, se agregó el De Balaguer y quedó con el "y Albás". Balaguer, en los años 60, reclama el marquesado de Peralta. ¿A quién le puede interesar eso, si no a alguien preocupado por el status, con un sentido de pertenencia a la aristocracia?", se pregunta Rosengurtt. "Creo que se sintió humillado en su infancia y primera juventud, y por eso el Opus Dei es una organización totalmente aristocrática."
El entrevistado recuerda una anécdota ilustrativa: "el Opus Dei monta unos centros a todo lujo, bien ubicados, bien puestos, decorados. En Montefaro, que es una de las residencias en las que estuve, en el año que fui secretario, es decir que manejaba la parte contable y tenía acceso a la información de la plata que entraba y salía, con lo que pagaban los residentes apenas se llegaba a cubrir el presupuesto. Y resulta que viene de Roma lo que se llama una Comisión de Servicio, que es una especie de auditoría tipo "norma UNIT", a ver los centros del Uruguay. Llegan a Montefaro y entran a ver todo, y dicen ‘acá hay que pintar, acá hay que plastificar los pisos, esto acá, esto allá'. Conclusión: se gastó una fortuna, y había que salir a conseguir plata como fuera. El Opus siempre está necesitando mucha guita, y está, a diestra y siniestra, pidiendo enormes sacrificios a sus miembros, y todo ese dinero acaba financiando esos centros a todo lujo. Cuando yo estaba en Montefaro, la gran preocupación era reclutar gente, conseguir ‘vocaciones'".
Rosengurtt cree que la Obra "está hecha a imagen y semejanza de Escrivá. Todo en el Opus Dei está reglamentado, lleno de órdenes, consejos, y, todavía, por si alguien se olvida, te mandan de Roma la Comisión de Servicio, para que lo tengas presente. Yo creo que termina siendo perjudicial para el Opus Dei, porque pasás a preocuparte por la guita en lugar de andar evangelizando, que debería ser lo primordial".
Foto: Opuslibros.org
Pero el interés por el dinero trasciende las fronteras del Opus Dei. Existe, desde siempre, una corriente de versiones que involucra la obra fundada por Escrivá en manejos financieros ‘poco santos': el salvataje del Banco Ambrosiano, el apoyo económico a la dictadura de Augusto Pinochet, en Chile, y su estrecha vinculación con la Hacienda del Vaticano, nunca fueron desmentidos oficialmente. Sin embargo, tampoco es fácil saber qué hay de cierto, aún perteneciendo a la orden. "El Opus Dei es una organización muy compartimentada, y dentro de su estructura, yo estaba más bien cerca de la base. La información no fluye espontáneamente, y la que viene 'de arriba' es muy poca, cuanto más abajo estés. Yo no sé qué hay de cierto. En la medida de lo posible, las actividades económicas de la Obra se mantienen en reserva, siempre se busca que sean anónimas, tratando de no pagar impuestos. Un ejemplo sencillo es que las numerarias auxiliares, que son las mujeres que se dedican a tareas de limpieza y cocina, durante décadas no hicieron sus aportes. Recién empezaron a pagar cuando comenzaron a tener problemas con la gente que se iba, que los denunciaba ante el Ministerio de Trabajo".
Ni dios permita
"¿Y si Dios no existe? Él -Jesús- habrá pensado lo mismo que nosotros; pero oyendo las conversaciones de la gente, contemplando la infinitud del dolor humano, como quien se tira a un pozo sin fondo, Jesús se arrojó de cabeza a la idea de Dios".
Roberto Arlt, Los lanzallamas
Pero el principal motivo de crítica y ‘enojo' de Rosengurtt es el ‘lavado de cerebro' al que la Orden somete a sus integrantes, dentro de una dinámica bastante siniestra: "quien saca adelante al Opus, el que gobierna, es el numerario. Son, además, quienes se ordenan curas, y además hay un mínimo de numerarios para funcionar, porque cada supernumerario tiene que tener un director espiritual numerario. Y nadie, con 20 años, se hace numerario, aunque sea el más bueno del mundo, no agarra viaje. Hay que convencer a los tipos de chiquitos y programarles el cerebro, y, cuando llegan a la adolescencia, en una etapa ‘idealista', llevarlos a enseñar catecismo a los pobres, para despertarles el sentimiento de que pueden arreglar el mundo. Y le dicen a los chicos que eso es ‘todo y para siempre', que es Dios que los llama. Si lográs meterle en la cabeza que es una vocación divina, que es la llamada de Dios, ya está. Y a esa gente, en mi opinión, le cagan la vida".
Foto: Opuslibros.org
"En Opus Libros (www.opuslibros.org, un sitio que llevan adelante ex numerarios de la Obra) está lleno de historias de padres que ven como sus hijos fueron absorbidos por el Opus", cuenta, "padres que han ido a la Justicia para lograr que la Orden no contacte a sus hijos, gente desesperada, con chicos fanatizados, que no los escuchan. Es como una ‘secta', en la que vos creés que formás parte de los elegidos de Dios, y tus padres no entienden. Y vos estás con tu grupo, que es tu 'real familia', y, a los 25, 30 años, te das cuenta que es todo una farsa. Ahí es cuando empiezan los problemas de depresión, vienen los psicofármacos. Cuando te programaron tanto el cerebro, es difícil tener una visión clara, y te entrás a sentir culpable, creés que está traicionando a Dios".
Cuando Rosengurtt quiso dejar el Opus Dei, no lse lo permitían. "Me decían ‘vos tenés vocación, Dios te llamó, tenés que seguir', y pasé a criticar cosas que antes aceptaba por buenas. ‘Esto no lo puedo creer, esto no me cierra'. Y pretendían que yo aceptara que eso era una ‘actitud de soberbia', y que ‘tenía que ser humilde', porque la crítica era mala. Yo no estaba dispuesto a agachar la cabeza y decir ‘creo'. El tema de las salidas es complicado, y para mí el Opus Dei era mi familia. Ya el hecho de decir '10 años de mi vida los tiré a la basura', y asumir como pérdida todos los esfuerzos hechos, es muy duro".
Para el ex numerario, hay muchas cosas que influyen a la hora de evaluar quién se va: "hay gente que se quiere ir y le abren la puerta, personas a las que no le interesa retener. Hay gente que es más un problema que una solución, que está deprimida, que duda de su vocación, que se enamora, a esos los dejan ir, porque son un dolor de cabeza. En cambio, quien siempre está metiendo para adelante, que nunca hace ningún problema, que aporta soluciones, ese sirve. Yo, por ejemplo, había reclutado a una cantidad de amigos, debo tener un record, incluso hay varios que siguen en el Opus Dei. Los tipos querían encontrar la forma de que yo siguiera. Y entré a dormir mal, a tener pesadillas, me dolía la cabeza, no podía estudiar. Ya no creía en nada, e igual tenía que estar yendo a misa todos los días, rezando el rosario".
Al irse, tuvo varias discusiones con sus responsables, porque no le permitían ‘despedirse' de sus antiguos compañeros, explicarles los motivos de su alejamiento.
"Todo lo que yo creía, lo que era mi mundo, se vino abajo. Descubrí que quienes eran mi familia, mis hermanos, eran parte de una farsa. Te quieren en la medida que hagas lo que ellos te dicen, y cuando usás tu propia cabeza, ya no son tus hermanos. Planteé que me iba a ir, que iba a hablar con cada uno, y explicarle por qué me iba. Lo que es habitual en el Opus Dei es que cuando la gente se sale, un día desaparece y no dice nada, y siempre me pareció espantoso".
Finalmente pudo hablar con ellos: "fue la primera conversación real de amigos que tuve con mucha gente".
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