Tenebra es una novela que refleja sin matices la realidad mexicana. Su autor, Daniel Krauze, es escéptico de la clase política y cree que su país está en "un proceso de deterioro constante" Disfrutando el éxito de la serie de Luis Miguel, que lo tiene como guionista, Daniel conversó con Montevideo Portal sobre su último trabajo, sobre la vida y sobre la complicada situación de su México natal.
Empezaste a elucubrar esta obra a partir de la charla con un político, ¿Cómo fue ese proceso?
Lo que pasa que lo que me dijo en esa conversación -quizás porque soy ingenuo- me perturbó. Fue así casi diez años, él había trabajado con un par de políticos muy poderosos en México, me habló de cómo hacían dinero y sobre todo cómo se lo gastaban.
Yo sabía que había corrupción en mi país, pero repito que quizás por ingenuidad mía, no imaginaba que hubiera ese nivel de desfachatez, de descaro.
Me acuerdo de haber salido de esa conversación con una sensación de "alguien debería escribir una novela sobre esto" y de ahí a pensar que era yo, fue un paso muy corto.
A partir de eso empecé una investigación entretenida, pero también bastante perturbadora en la que conocí a un político que de repente me conectaba con un empresario, ese empresario con un periodista y durante tres años fui recabando anécdotas, frases, personajes para vestir la novela con verosimilitud. Si bien es una ficción quería que los personajes se movieran en un ambiente verosímil. Yo quería que un político mexicano pudiera leer la novela y dijera "sí, así es".
Surgen dos personajes que son antagónicos, hasta de color de piel, pero que a su vez tienen muchos puntos en común: Julio y Martín.
Lo primero que apareció muy rápido fue el personaje de Julio, El universo de la política, ese es el personaje que surge antes. Como lo recuerdo, a las 48 horas yo ya sabía quién era este tipo: sabía qué quería, para quién trabajaba, cómo se vestía, su apodo, su origen. Lo vi con gran claridad muy rápido. Pero quería plantearme el reto de tener otro narrador en primera persona.
Y empecé a pensar en el opuesto de Julio, un personaje al que la política no le ha dado todo sino que le ha quitado todo. Una persona que detesta a los políticos y tiene una obsesión por vengarse de ellos. México es un país profundamente polarizado por temas de clasismo e incluso el color de piel, entonces me pareció interesante que, si el político poderoso era un hombre de tez oscura, quería que el otro hombre fuera de tez más clara, rubio y ojos azules.
Y al ir escribiendo la novela me fijé en las cosas que los acercaban en lugar de las que los diferenciaban.
Los personajes están marcados por el entorno y son jóvenes, pueden hacer de su vida algo mejor, sin embargo, su pasado los condiciona durante toda la novela.
Es muy común eso. Evidentemente la visión que tenemos del mundo queda plasmada en lo que escribimos. Siempre he pensado que, si alguien quisiera conocerme, bastaría con que lean mis libros, allí está mi punto de vista sobre la gente. Y creo que es difícil que cambiemos y muchas veces somos arquitectos de nuestra propia desgracia. Ese es el tipo de personajes que me interesa escribir. El azar me parece un motor narrativo menos interesante.
En el caso de Julio y Martín son ellos los que toman las decisiones, y constantemente en la novela se les plantean dilemas donde podrían escoger otro camino. En el caso de Martín es muy evidente y muy humano. Tengo amigos de los que pienso "no hagas eso, no te cases con esa persona" y se casan..no te embaraces ahora... y tienen otro hijo. Yo he cometido esos errores en la vida y quería personajes que tuvieran esas características.
Hablás de un México muy corrupto, casi sin esperanza.
Incluso tras el triunfo de López Obrador queda la sensación de que sigue como antes cuando lideraba el PRI.
Peor que antes. Creo que México en gran medida por la guerra contra el narcotráfico, está envuelto en una especie proceso de deterioro constante hace como 17 años.
Y el 2022 seguramente va a ser peor que el 2021 y el 2017 fue peor que el 2016. Y esa preocupación constante por el deterioro del país era algo de lo que también quería escribir. Y más porque escribiendo nació mi hija, entonces la preocupación es doble. Y sientes una especie de culpa por haber traído a una persona a un lugar decadente, deteriorado y la novela te deja sensación pesimista, porque yo así lo veo.
No veo un país mejor en cinco años.
Dijiste en una nota que México es como si tuviera un cáncer terminal y se preocupara por la tos...
Creo en eso. Veo en México que la delincuencia y la guerra contra el narcotráfico es como tener cáncer terminal y me sorprende mucho leer opiniones muy intensas en Twitter de mexicanos discutiendo por una ciclovía. Ese no es el problema, el problema es que en México se mueren decenas de miles de personas cada año por la delincuencia y eso afecta a todos. Y es un país sin ley donde la corrupción y la impunidad son rampantes. Yo no quería hablar directamente del narcotráfico en Tenebra, pero si quería que fuera como una especie de vena que recorre de manera subterránea la novela. Esta violencia que está implícita en los negocios que hace el senador, que nunca sabes cuáles son. Creo que el problema de la violencia recorre casi todas las facetas del deterior del país.
¿Cómo te manejaste con la investigación?
Yo lo que quería en el caso de México la realidad siempre supera la ficción y como sucede esto dije que en vez de estar inventado cosas decadentes de los políticos, lo mejor era hablar con políticos para que ellos me contaran sus cosas decadentes.
Un día hablé con un empresario que me dijo "el otro día fui al bautizo de un político y como uno de sus hijos era fanático de la película de Frozen, le habían puesto una pista de hielo y había botargas (disfraces) de Frozen dando vueltas" y pensé "eso tiene que estar en la novela". Es obsceno. También me hablaron dos conocidos esto de la presentadora que entra a caballo en otro bautizo dije "esto tiene que estar en el libro".
Entonces lo que hacía era platicar con gente y sobre todo me fijaba mucho en anécdotas y en frases, entonces me atrevo a decir que el 30% de lo que dice Oscar Luna Braun en la novela salió de políticos con los que yo hablaba que dijeron cosas que anoté. Como por ejemplo la frase de "la memoria es femenina y por lo tanto miente", eso me lo dijo un político. Yo iba a comer con ellos, a los que les importaba un cacahuate lo que yo estaba haciendo y llevaba una especie de libreta donde anotaba e hice eso durante tres años.
Pasemos a tu trabajo como guionista en la serie de Luis Miguel, ¿pensabas que iba a ser tan exitosa?
Si recuerdo haber ido al set la primera temporada y haber visto a Diego Boneta y al actor que interpreta a su manager y los vi y pensé "aquí hay algo". Es una sensación como cuando estás cocinando y es como que estás haciendo un estofado y te asomas y dices "está quedando bien esto", es algo como mágico, como de alquimia. De ahí a pensar que fue el fenómeno que resultó de ninguna manera. Aunque creo comprender de dónde viene, por lo menos en mi país, de nostalgia.
Que esto nos lleva de vuelta a Tenebra, creo que como México se ha deteriorado la gente ve la serie de Luis Miguel y recuerda lo que es estar en 1991. Es una añoranza.
Sinopsis de Tenebra:
Dos hombres que buscan su destino en el juego de la política mexicana, dos vidas, y dos historias en un solo escenario: la selva del poder.
Dos hombres labran su destino en el juego oscuro e inmisericorde de la política mexicana. Después de varios años al servicio del senador Óscar Luna, Julio Rangel quiere mostrarle su valía. Las elecciones se aproximan y, con ellas, la oportunidad de seguir trepando la pirámide del poder. Nada lo detendrá. Por su parte, Martín Ferrer ha estado por mucho tiempo obsesionado con el senador. Una vieja disputa familiar impulsa sus deseos de venganza y reivindicación. Las vidas de Julio y Martín se encuentran en una encrucijada que no sólo los confronta entre sí, sino consigo mismos.
Con una prosa ágil y sólida, en esta novela discurren en paralelo dos vidas y dos historias familiares sobre un solo escenario: la selva del poder. ¿Sirve de algo la justicia, el periodismo honesto, la verdad y el amor en ese mundo de excesos, vicios y humillaciones? En Tenebra se revela con crudeza la podredumbre de un sistema -un modo de ser- fundado en dos máximas únicas: el interés propio y el uso del prójimo.
Daniel Krauze recrea en Tenebra no solo la realidad de un país carcomido por la corrupción, sino el drama más amplio de una sociedad sin valores y a la deriva, retratando la crisis del hombre contemporáneo, una crisis que no tiene fronteras ni perspectivas de solución.
Editorial Seix Barral