Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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"El espectador ha ido a la novela o a la butaca para sufrir en un camino desconocido la presión de una aventura que presume inquietante. Si esa condición se cumple, el espectador deja de ser espectador para convertirse mediante el procedimiento más inofensivo del mundo, en juez y parte"
Roberto Arlt, 1941
Un héroe no tiene por qué ser un guerrero poderoso, ni un detective atormentado, ni un borrachín incurable al que le calce el traje de perdedor. Puede ser un niño, con su pelota, su liceo, sus enredos familiares y sus furtivas visitas a un no menos furtivo cine de barrio. Llamémosle "el muchachito" a falta de nombre de pila, y pongámoslo frente a un buen número de aventuras de entre casa, que sirven como un excusa a un cálido y lúdico homenaje al cine, o más bien al amor por el cine, y una mirada al pasado, exenta de amargura y narrada con ternura y humor.
De eso se trata "El proyeccionista del Cine Unión", viaje iniciático del muchachito y, en varios sentidos, también de Christian Font, periodista, músico, actor y autor de esta novela que se lee de un tirón e invita a empezarla de nuevo.
Todos sabemos, o intuimos a las pocas páginas, que el relato es una ficción con tintes (o tintas) autobiográficos. Los personajes pertenecen a una época que no existe, y Font, a través de una anécdota pueril, reconstruye con habilidad artesanal y cinematográfica una geografía y un tiempo que hoy es otro.
Los personajes son, a su manera, estereotipos del espectador y las distintas formas de ver el cine: el veterano que busca acción, la vecina que condena la violencia, el muchachito, con su asombro de recién llegado, y su Némesis, el tipo que no es del barrio y de dedica a criticar películas. Font logra, a partir de un puñado de anécdotas, pintar un universo que vive en su memoria, la peripecia de transmitir pasiones a los demás, y hablar con el niño que alguna vez fue. Un argumento de película.
El autor escribe, en una suerte de coda al final de la novela: "no era un nostálgico incurable. Lo mismo se colgaba con Los Goonies, Indiana Jones o Volver al futuro. El cine que no tiene edad. Cuanto más había de aventura, cuanto más espíritu de matineé, mejor para él". El proyeccionista del Cine Unión es eso, una matineé sin edad. Y tan breve e intensa como dos rollos de Super 8.
Quién querrá tu corazón de marquesina
Interior. Día. Christian Font y otro personaje, al que llamaremos Periodista, conversan sobre "El proyeccionista del Cine Unión". Comienza a escucharse un murmullo, al principio imperceptible, que va aumentando su volumen lentamente, hasta que se oye con claridad.
P: Se hacen muchas películas sobre novelas, pero no tantas novelas sobre películas. Pienso rápido y recuerdo tres: Hollywood, de Bukowski, Pop Corn, de Ben Elton, y Glamourama, de Bret Easton Ellis.
CF: El proyeccionista del Cine Unión tiene un universo más definido, es un barrio en el que Hollywood es un gran imaginario, es decir, hay escritores-cronistas que han compartido el hábitat hollywoodense con las estrellas, pero no sé puntualmente cómo abordan las películas. Diría que la novela busca retratar cierta artesanía casera, de jugar a hacer cine. Los teóricos, desde la cátedra, se explayan sobre películas, escuelas, períodos, pero en éste caso pide la voz el espectador primero, el que tenía menos información y disfrutaba el cine de forma más pueril.
P: ¿Buscaste esa voz "pueril" o salió sola?
CF: La voz siempre estuvo ahí porque pasé por varios estadios dentro del cinéfilo, pero siento que si uno, incluso como comunicador, antepone todos los filtros que han surgido en su vida a la hora de vincularse con una película, solo le va a llegar a una porción muy específica de público.
P: Pero en el libro el que habla es un niño...
CF: Y es lógico ¿cuántos espectadores caben en uno mismo?
(Funde a negro)
Interior. Día. Christian Font y Periodista siguen hablando del asunto.
P: Los que te conocen saben, y dejás en parte evidente en el libro, que sos entendido, consumidor, fanático, enfermo, experto (póngase el adjetivo que quiera) de cine, pero... ¿y de libros?
CF: Precisamente...tengo un tema con eso. No soy un lector disciplinado.
P: Pero no se aprende a escribir novelas mirando películas, ¿o si?
CF: Depende. Yo leo mucho, especialmente prensa; medios gráficos y portales, no tanto libros. Las bibliotecas de casa están nutridas de libros sin terminar.
(Risas)
P: No es distinguible en la novela un "referente" literario.
CF: No creo que lo tenga, pero si puedo decirte qué puede haber afectado algunos pasajes cierto humor costumbrista de Fontanarrosa, el absurdo de Woody Allen que es un camaleón para representar diferentes escuelas de literatura. Estoy a años luz de eso, pero es lo que disfruto. Además, escribo cuentos desde niño. Cuando jugábamos un partido de fútbol volvía y en mi máquina de escribir hacía una crónica, medio en joda, medio en serio, imitando el lenguaje formal pero deformando el contenido. Eso es típico de Peloduro, de Cuque Sclavo, de Di Candia, de El Dedo y Guambia.
P: Que también debe haber sido parte de tu infancia...
CF: Guambia de los 80' y primeros 90' es fundamental en mi formación, por eso le pedí al "Miope" Sanjurjo que me acompañase en las instancias de presentación. Guambia, el Super 8, la canción de Serrat "Los fantasmas del Roxy", todo pertenece a esa época fermental. Mi abuelo además de ser proyeccionista amateur o "doméstico", porque era talabartero, me llevaba al cine, y resulta que los cines cerrados han sido desde siempre motivo de curiosidad y bronca. Ahí está otro de los temas del libro. Cuando fui a Hollywood y vi in situ que también hay cines cerrados con iglesias de "Dios es amor" y que el Blvd está lleno de tiendas de chucherías lo primero que pensé es "ésto es 8 de Octubre".
P: ¿Y cuándo la llevás al cine?
CF: Te diría que ya lo hizo Tornatore, y se llama "Cinema Paradiso"
P: Sí, seguro, pero casi todas las películas ya se hicieron antes.
CF: Sí y se vuelven a hacer. Creo que lo mejor que puede pasarle al libro es que haga su camino. Me pone muy contento que quienes lo leyeron sienten entusiasmo y curiosidad por ver las películas o revivieron una época. Si un día llega al cine pegaría la vuelta casi completa. El espiral total sería si volviese en una sala recuperada. Tengo el anhelo de que algunos cines vuelvan a ser cines, especialmente aquellos cuyos edificios fueron expropiados por los Municipios. Por el tema del libro ya se comunicó conmigo gente que tuvo salas en el interior por ejemplo. Los cines importan, quién te diga que un próximo trabajo no pase por ahí, por proyectar algo para recuperar salas de barrio y de localidades del interior. A todos quienes me han escrito les pregunto si tienen programas, afiches, fotos y demás, hoy con proyección digital se puede llevar cine a más lugares...seguramente sea muy naif y el que hable es el protagonista de la novela.
(Risas)
Funde a negro. Títulos. Fin.
El proyeccionista del Cine Unión (Estuario Editora, 2011) se presenta el jueves 10 de noviembre a las 20 horas, en la Sala de Conferencias del Teatro Solís. Entrada libre.
Escenas seleccionadas para el reel-presentación del libro "El proyeccionista del cine Unión"
Incluye imágenes de
Escándalos Romanos
Ben-Hur
La conquista del Oeste
Ivanhoe
Infierno en la torre
El golpe
Doce del patíbulo
Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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