El músico, periodista y productor Andrés Torrón debió desplegar más personalidades que Norman Bates para dar luz a Mediocampo (Estuario Editora), el libro basado en el ya legendario disco de Jaime Roos. En él está la voz del adolescente fan que descubrió esa música, pero también la del periodista entrevistador y la del analista musical.
De la mezcla hábilmente hilada de esas tres voces sale un libro entretenido y revelador, que combina lo emotivo con lo analítico y tiene el lujo adicional de contar con la voz guía de Jaime Roos, que va ilustrando el contexto y la propia escucha del álbum.
No es la primera vez que Torrón escribe sobre Mediocampo, disco esencial del canon de la música uruguaya. Ya lo había hecho en 111 discos, libro que ameritó que el propio Jaime Roos lo contactara por mail para felicitarlo. Allí nació una relación que se afianzó cuando Jaime lo contrató para escribir las reseñas de parte de su discografía reeditada, y pasó a tercera base cuando le abrió las puertas de su casa en La Floresta para compartir varias charlas, que son las que ayudaron a dar forma a este libro.
Para Torrón, escuchar Mediocampo con Jaime Roos fue como "una fiesta", como "un sueño". No solo por su condición de admirador, sino porque el músico le fue mostrando pistas secretas en las canciones, puertas que le habían pasado inadvertidas y que, por suerte, Torrón comparte con el lector. Poner el disco durante o después de la lectura del libro es, en cierto modo, como escucharlo por primera vez.
Nada ni nadie iba a impedir que el autor presentara su libro en Durazno y Convención, obviamente. Por suerte allí se encuentra el agradable Teatro Ducón y no una iglesia evangelista o un cine porno, lo que hará que la velada sea confortable e ideal. La cita es el miércoles 6 de noviembre a las 19:30, con Christian Font como maestro de ceremonias. Sobre el libro y disco homónimos charlamos con Andrés Torrón a la hora más lenta (léase la frase con voz gruesa).
¿Por qué Mediocampo y no otro disco, cuando en el libro queda claro que lo ponés a la par de otros?
Es uno de mis discos favoritos, tanto de Jaime Roos como de la música uruguaya en general, pero aparte es el disco que viví en tiempo real. Tengo muchas vivencias asociadas y es muy importante para mí, mientras los otros álbumes de Jaime después los aprecié más. En el momento, mi entrada a Jaime y la música uruguaya fue Mediocampo.
¿Dónde lo ubicás en el panteón de discos de Jaime?
Para mí está en el Top 3 con Aquello y Siempre son las cuatro, esa trilogía involuntaria, y además a los tres los pongo en el Top 10 de la música uruguaya sin dudas. Mediocampo confirma lo que ya venía haciendo Jaime; es un disco muy luminoso que define una época, que es hijo de su época -el momento de la recuperación democrática- pero además la trasciende.
¿Por qué elementos decís que define una época?
Por su sonido, sus influencias; es casi la única vez que la música de Jaime está permeada por las influencias del momento (capaz que también en 7 y 3). Está muy permeado por la new wave y los sonidos de la época. También por lo luminoso de sus letras y su música, y por su falta de prejuicios en hacer temas pop y rock.
¿Por eso en el libro lo llamás "pop sin pedir disculpas"?
Claro, porque es una época de la música uruguaya y del Uruguay donde se da una apertura que no es solo política. Es cultural, social y de cabeza. La canción ya no tenía necesariamente que ser de protesta, o la música uruguaya debía expresarse usando solamente cosas, ritmos y géneros de Uruguay y de la región. Hacer rock ya no era imperialista, como llegaron a decir incluso críticas sobre el propio Mediocampo.
En el libro el propio Jaime reconoce que su disco retrata al Uruguay pero idealizándolo o reinventándolo desde el exilio. ¿Por qué creés que resonó tanto en la gente, teniendo en cuenta que no es una visión completamente realista?
Es que en esos tres discos que mencionamos, Jaime encontró una fibra uruguaya o una veta que no se sabía que existía. La murga hasta ese momento no era considerada parte de la identidad uruguaya. Con "Los Olímpicos" (Aquello), "Adiós juventud" (Siempre son las cuatro) y "Los futuros murguistas", que está en Mediocampo, comenzó a hacer una murga canción que no existía. Esa parte mitificada muchos de los uruguayos la tomamos como propia, como parte de la identidad. Él lo vio en el aire de alguna manera y lo llevó a papel y música.
El disco, aunque luminoso, fue compuesto en un período personal medio oscuro, lejos de Uruguay y sin un peso. ¿Por qué esa luminosidad?
Es una paradoja. Él había vuelto a Uruguay luego de ocho años en Europa, pensando que iba a ser definitivo. Le empieza a ir bien acá y cuando está en eso la dictadura lo prohíbe, lo invita a irse. Se tiene que volver a Europa obligadamente y habiendo quemado todas las naves. Es un momento súper oscuro y él hasta vive una depresión. Es curioso eso, no sé si es la esperanza por volver, la cola que llevaba por lo bien que había pasado, pero surgen esas canciones en ese contexto. Es raro.
En el libro él menciona los términos rock explícito y rock implícito. ¿Cómo se aplican a Mediocampo?
Él dice que en Mediocampo hizo por primera vez en su carrera rock explícito, que viene a ser rock sin ninguna influencia uruguaya. Hay canciones anteriores que mezclan rock con candombe o milonga, pero acá hay dos ejemplos, como Luces en el Calabró y Una vez más, en que no están. Rock implícito es lo otro. Jaime siempre ha dicho, y estoy de acuerdo, que él hace rock uruguayo. En algún momento él dijo: "Soy el único que hace rock uruguayo".
Y lo dice en el momento en que salía la movida del rock post dictadura...
Claro, es que la frase nace en esa polémica, porque Jaime hacía un rock mirado desde este lado del mundo, con influencias de esta parte del mundo, a diferencia, supuestamente, de los otros que surgieron en ese momento, como Los Estómagos, etcétera. Yo personalmente no creo que Jaime era el único pero sí que la definición de rock uruguayo le cae perfecta. Yo a él siempre lo vi como un rockero. Además, él vivió el punk en el 78 estando en Londres y después vivió en tiempo real la new wave.
¿Pero vos notás las influencias del punk en Jaime Roos?
Lo noto más en cosas de actitud que musicales. La canción "Tal vez Cheché" me parece súper punk y en realidad no tiene ni una guitarra distorsionada.
Vos mismo decís que sin embargo él no queda asociado a la movida de rock uruguayo. ¿Por qué te parece que queda por fuera?
Ahí hay como una miopía en ver como rock solo algunas cosas. O en fijarse más en lo exterior o las actitudes que en la música. Eso pasó no solo con Jaime Roos; pasó con Fernando Cabrera, que hacía una música pop rock entonces, y con el Cuarteto de Nos y Mandrake Wolf, que eran más rockeros. Tenía que ver con que la movida se vio como algo derivado del punk, en la que tenías que tener cierta actitud y comportarte de una determinada manera en el escenario.
Y sus letras tenían poco que ver con el pesimismo de esa generación. ¿Pudo eso haberle jugado en contra?
Puede ser. Lo que yo viví siendo adolescente, y lo veo ahora, es que eran compartimentos muy cerrados. No había una interacción, algo que se da más ahora. Yo escuchaba más The Police y Talking Heads que los Sex Pistols o Bauhaus, y me parecía que Cabrera, Darnauchans o Jaime Roos tenían más que ver con eso que otras bandas. Para mí, eso era parte del rock.
Pero vos, sin embargo, te sentías igualmente movido por las dos cosas, lo que no le pasó a mucha gente...
Por supuesto. Me sentía muy identificado con la movida del rock post dictadura, y con amigos de la época curtimos las dos cosas, pero yo veía que el grueso del público no compartía mi misma visión. Yo fui a la presentación del disco Graffiti y fue un hito en mi vida ver a Los Tontos, Los Estómagos o Los Traidores por primera vez, pero podía al mismo tiempo escuchar a Jaime Roos y para mí era medio parte de lo mismo. Propuestas distintas pero con una visión cultural parecida. En los hechos no quedó así y así no lo vivió la mayor parte de la gente.
Además, Jaime Roos nunca fue considerado rockero, pero tampoco fue considerado parte del movimiento del canto popular; era visto como medio raro. En Mediocampo, creo que se dio que la prensa del canto popular lo ignoró y la prensa más dedicada al rock también, por eso no hay muchas reseñas del disco. En esa época tan compartimentada, lo de Jaime entró como en una tierra de nadie. Él tenía una actitud muy independiente y por fuera de toda movida política, que en ese momento era muy importante.
En el libro queda claro que si bien Jaime ya había metido algunos hits y que Mediocampo fue disco platino, su objetivo en la época -según él mismo- era no morirse de hambre. Todo explota al año siguiente con Brindis por Pierrot, que en realidad es un compilado. ¿Por qué esas canciones demoran en pegar?
Ese es un compilado especial porque tiene dos canciones nuevas y una de ellas es "Brindis por Pierrot". Por "Adiós Juventud" había tenido cierta popularidad y con Mediocampo la mantuvo o aumentó un poco. Pero un disco de platino en esa época eran 6.000 ejemplares vendidos, no es mucho. Los temas que fueron hit de Mediocampo lo fueron por estar incluidos en Brindis por Pierrot. Y es que si vos escuchás los discos de Jaime -los de estudio- tienen por lo general una murga. El resto de los temas son raros, súper dark. Pero Brindis por Pierrot juntó todos los temas más murgueros y que tenían eso de la identidad uruguaya.
A veces se lo critica por su abundancia de compilados, pero si uno tiene en cuenta eso y mira la discografía, parece más una exigencia de la gente... ¿Lo ves así?
Yo creo eso también. No es que él quiera sacarlos, sino que se da que tiene un hit en cada disco y que las demás canciones a veces son raras para el público mayoritario. La prueba está que si te ponés a ver, el 80% de temas de Jaime tienen que ver con candombe rock o candombe beat, y muy pocos fueron un hit.
Un "regalo" que tiene el libro es la colección de fotos que Mario Marotta sacó para el álbum, con muchas inéditas. ¿Cómo llegaste a ellas?
Se dio una circunstancia muy particular. En un principio había pensado en poner dos o tres fotos y el librillo del disco. Jaime tenía tres o cuatro fotos de Marotta, y Mario salió con la sorpresa de que tenía los originales de las sesiones del disco y algunos descartes. El libro le gustó pila y las ofreció generosamente. Lo increíble es que parece que las fotos cuentan en imágenes cosas que están en el libro, pero las eligió Mario con Jaime, fue algo paralelo.
Para Jaime Roos, ¿Mediocampo tiene la importancia que tiene para vos?
En su momento ese disco a él no le cambió la vida para nada, más comparado con Brindis por Pierrot que fue cuádruple platino, una locura. Él sentía que estaba haciendo buena música pero que era un disco más en ese momento tan fermental. Ahora creo que sí lo ve como uno de sus discos más importantes.
Martín Otheguy