"El narrador actual tiene a su alcance muchas herramientas, y debe usarlas cuando lo cree pertinente" asegura el poeta, ensayista y narrador Agustín Fernández Mallo, (La Coruña, 1967) figura señera de la denominada "Generación Nocilla", que engloba a un heterogéneo grupo de escritores españoles unidos por "una lectura transversal del mundo", que -a modo de cambalache posmoderno- se sirve simultáneamente de la cultura pop, la cotidianidad y la denominada "alta cultura".

Agustín es licenciado en Física -ciencia que a su entender tiene mucho que ver con la poesía- y a su pluma se debe el nacimiento del término "postpoética", que da nombre a su más controvertido ensayo.

Su trilogía denominada "Proyecto Nocilla" lo ha catapultado al éxito de público y crítica, siendo ungido por esta última como el más visible exponente de la "literatura mutante", debido a la pluralidad de registros presentes en el interior de su narrativa (intertexto, cómic, citas).

De visita en Uruguay en el marco del Festival Eñe -evento que congregó a numerosos artistas del ámbito hispanoamericano- Fernández Mallo dialogó con Montevideo Portal acerca de su obra, la literatura en general y el futuro de la misma.

Un golpe de inspiración

Se dice que Isaac Newton halló súbita inspiración científica merced a la caída providencial de una manzana sobre su cabeza. Tras un terrible golpe y una urgente cirugía, Jorge Luis Borges dio en escribir el cuento "El Sur", y se demostró a sí mismo su cordura. A esta inspiración "de golpe y porrazo" no es ajeno Agustín Fernández Mallo, quien comenzó a escribir lo que se convertiría en Nocilla Dream -primer libro de la trilogía- en un hotel de Tailandia, donde convalecía luego de ser arrollado por un motociclista. Interrogado acerca de una eventual similitud de su caso con el también borgeano "Funes el memorioso", el joven escritor gallego reconoce que "nunca lo había pensado así, y me hace mucha gracia la idea, me gusta".

En cuanto al génesis horizontal de su trilogía narrativa, Fernández Mallo puntualiza que "yo siempre he escrito poesía y me considero poeta, y escribo las cosas sin programarlas, como salen, y estando allí en cama me vinieron unas imágenes muy potentes a la cabeza, y entonces comencé a escribirlas, sin saber qué era eso que escribía, y que al final se convertiría en novela" Hasta ese momento, sólo había escrito poesía y ensayo, pero decidió "seguir investigando esa forma" que le llegaba, y se plasmaba como prosa.

"Mientras lo escribía no sabía que formato final tomaría", reconoce, y califica ese período inicial del Proyecto Nocilla como una etapa de "estar tanteando, porque es un híbrido bastante extraño y no sabes de que forma acabará por caer". Una vez decantado por la forma novelística -mutante pero novelística al fin- "escribí las tres seguidas (Nocilla Dream, Nocilla Experience y Nocilla Lab), sin saber siquiera si iba a poder publicar la primera, porque creí que podrían considerarlas obras demasiado extrañas".

La ya mencionada hibridación de géneros, el permanente collage e intertexto, del que participa también la historieta, es un rasgo destacado de la literatura de Fernández Mallo. Sin embargo, esa suerte de barroquismo fragmentado y aluvional, no conspiraría contra el correcto fluir de la novela.

"Sucede que el lector contemporáneo vive en un mundo que ya no es coherente", opina el autor. "En realidad, la novela que sigue el esquema lineal de comienzo nudo y desenlace, hoy en día es novela experimental, porque ya nadie piensa ni vive así". Lejos de ese esquema convencional, para Agustín hoy "lo normal es un tipo de novela que mezcla todo este tipo de ‘inputs' que no llegas a comprender en el espacio y el tiempo, simplemente porque tu vida también es así. Y creo que la prueba de ello está en que los lectores aceptan este tipo de novelas y comprenden su mecánica perfectamente".

Pasta de escritores, crema de la literatura

El nombre Nocilla (marca de una popular merienda consistente en pasta de cacao y avellanas) que Fernández Mallo colocara en la portada de sus libros, hizo carrera hasta definir a su generación. "En España hay una nueva escena literaria, a la que da igual el nombre que se le ponga. Es una movida literaria que se hizo visible a partir de mis libros, pero había gente haciendo cosas muy interesantes en ese sentido desde antes", explica el escritor, admitiendo que el colectivo lleva el nombre de sus novelas "porque el ciclo Nocilla tuvo una repercusión mediática impresionante", al punto de convertir a su autor en el más reseñado en los últimos tiempos en la literatura española.

"Hubo dos periodista culturales que acuñaron el término ‘Generación Nocilla', pero no somos una generación en sentido estricto. No nos reunimos ad hoc para suscribir un manifiesto o algo así. Los primeros sorprendidos fuimos nosotros", subraya. Más allá de similitudes y coincidencias, en el grupo de "nocilleros", cada uno "narra de la manera que le da la gana y lo hace con una estética absolutamente personal y particular".

Libres para crear, los miembros de la Generación Nocilla poseen rasgos en común más allá de la edad y situación geográfica. El principal de ellos lo constituye "una lectura transversal del mundo", que permite "poner en el mismo nivel en la novela la cultura popular con la alta cultura, la teoría del consumo, lo mediático, etc." Para esta nueva de camada de escritores ibéricos, "poder citar un spot publicitario y ponerlo al nivel de una frase del mejor Onetti" no es pecado ni herejía. "Cuando decimos al mismo nivel es algo real, no se trata de la actitud de alguien que está en la alta cultura y se permite hacer una cita de la cultura pop, sino teorizar al mismo nivel una lata de Coca Cola y Ciorán.

Esta subversión literaria no fue bien acogida en principio por los sectores más conservadores del panorama cultural español, "pero luego se dieron cuenta de que esto era imparable", especialmente tras el advenimiento "del éxito de público y el respaldo de no pocos críticos, que le dieron su lugar como una forma de literatura quizá diferente", detalla. "Yo creo que lo que hay que hacer es respetar. Yo respeto totalmente a la literatura que podríamos llamar más convencional, y no escribo contra nadie, ni para derribar nada. Escribo en mi mundo, y al fin y al cabo se trata de mi universo poético", defiende.


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Arte de laboratorio

Licenciado en Física, Fernández Mallo está lejos de plantear o aceptar una dicotomía entre la ciencia y la literatura. Recuerda en ese sentido el caso del uruguayo Rafael Courtoise, cuya poética se sirve de un lenguaje propio de la ciencia, más específicamente de la Química.

"Yo no concibo mi mundo narrativo y poético sin la Física. Ha sido una manera de armar mi mundo y mi poesía", afirma el escritor, en cuya opinión, "en las ciencias hay un poética, y son en verdad la gran metáfora del siglo XXI. La poesía tendrá que pasar por ahí, articular algunas metáforas con ellas", reflexiona, agregando lego que esa cecinada articulación "es algo que llevaba haciendo en poesía mucho tiempo de manera natural, en mi cabeza salía así". Esa misma naturalidad "fue lo mismo que sucedió cuando abordé la escritura de mis novelas: vehicular las metáforas por un mundo al que se es sensible".

Volviendo a la obra de Rafael Courtoisie, Fernández destaca que el poeta uruguayo "tiene un libro llamado ‘Estado Sólido', que para mí es muy importante y lo cito como un referente en mi ensayo ‘Postpoesía'. El libro de Courtoisie "me parece muy interesante y valioso y tiene que ver con esto de lo que hablo, articular una poética a través de la ciencia, entre otros mucho elementos, como la sociedad de consumo, la cotidianeidad, la alta cultura".

Apartándose de las definiciones sobrecargadas, el escritor coruñés puntualiza que "hay que entender una cosa: Yo narro lo que tengo en mi cabeza y mi cabeza es todo eso, ese mundo que incluye a San Juan de la Cruz, Cioran, la Coca Cola, la Física, la TV -que me encanta y me inspira muchísimo- etc." Por el contrario, "si me pusiera a narrar de otra manera, sentiría que estoy mintiendo, forzando una postura de escritor en la que no me divertiría ni me apasionaría. Mi mudo es, pues, esa mezcla, pero ojo: es también la vida de cualquiera".

Defender la poesía

Para Fernández Mallo, estos nuevos abordajes literarios podrían contribuir al "salvataje" de la poesía, genero que en la actualidad no goza de los favores del público lector.

"Hoy no se lee nada de poesía porque la poesía ya no conecta con el pulso de su tiempo, y eso es grave", sentencia. "Es más, si la poesía no hace algo para sintonizar ese pulso, morirá: quedará como un arte antiguo, un exquisitez, una extravagancia, cosa que no debería ser así, pronostica el escritor, añadiendo que "evidentemente estamos trabajando para que eso no ocurra".


Anclado en tierra de nadie

Pasando revista a las letras gallegas de los últimos cien años, destacan a primera vista las figuras de narradores de fuerte raigambre local. Alfonso Castelao, Álvaro Cunqueiro y más recientemente Manuel Rivas, izaron la bandera de una literatura localista, nutrida en la misma tierra a la que refiere. Para Fernández Mallo, esta tradición no constituyó un lastre a la hora de tomar un camino harto diferente, "porque no me siento nada atado a un lugar geográfico por el mero hecho de haber nacido allí. Yo soy de donde he estado bien, y de todo eso gallego he huido, de Galicia me interesan más otras cosas" explica, aclarando quetamoco se trata de un rechazo a su tierra natal ni una antipatía por esa región en particular. "He huido de eso como de cualquier otra atadura geográfica, es algo que no me interesa y me agobia, y cuando veo que una cultura intenta imponerse de una manera clara, trato de escapar".

Merced a esa postura de desarraigo "nunca la cultura gallega me ha influido en ese sentido porque no lo he permitido, pero tampoco me ha influenciado la cultura mediterránea de Mallorca, donde vivo ahora. Paso de identidades referentes a la tierra", enfatiza, no sin reconocer que "hay un cierto realismo mágico gallego que está en mi literatura" -menciona a Cunqueiro y a Torrente Ballester- "y es muy curioso que hasta ahora ningún crítico lo haya señalado hasta ahora".

Ahora y en todas partes

A la hora de señalar los rasgos más importantes del Proyecto Nocilla, su demiurgo subraya su carácter de "historia global y contemporánea" donde se habla de "una historia planetaria de muchos personajes conectados por metáforas lejanas, pero que están allí".

Al decir de la crítica, el ciclo Nocilla ha contribuido a renovar la narrativa en español. Sin embargo, su autor afirma que "es algo ya ocurrido y no me lo planteo", abocado a trabajar en nuevos proyectos. "Estoy trabajando en hacer una remake de "El hacedor" de Borges, que me interesaba mucho", adelanta. La versión "mutante" del libro de Borges conservaría su título original, pero cada una de sus piezas sería sometida a la ya mencionada remake, donde "conservo lo que cada cuento o poema comunica, y lo traigo a lo contemporáneo".

En un mundo signado por nuevas tecnologías y la presencia de autopistas de información, "el narrador contemporáneo tiene a su alcance muchas herramientas, y debe usarlas cuando lo cree pertinente" sostiene Fernández Mallo, explicando que en su proceso creativo "vi que había cosas para las que no me bastaba la palabra, y pasé a otro tipo de formato", mudanza que es "algo natural en las artes plásticas, pero no tanto en literatura".

Fiel a su postura vanguardista, el narrador más citado de la literatura española local dice estar trabajando para que sus próximos libros "tengan videos, imágenes, enlaces, y evidentemente texto".

Montevideo Portal/Gerardo Carrasco

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