Paco y Cristo, dos entrañables amigos, llevan más de setenta años acompañándose en este camino llamado vida. Compartieron fútbol, baile, barrio... Y ahora se encuentran frente a la cruda realidad, y trepidante al mismo tiempo, de entender que mucho de lo que vivieron ya no volverá.
Julio Calcagno encarna a uno de los personajes. Después de décadas arriba de las tablas, al fin encontró un texto que con poco diga mucho. Porque a veces, "lo más sencillo es lo más difícil".
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¿Qué lo conmueve de Aeroplanos?
Me conmueve todo. En este momento es muy difícil encontrar textos de esa naturaleza, que apuntan a la emoción, a la esperanza, más allá de que se hable de cosas duras, de la vida. El público se siente reflejado en estos personajes viejos que se conocen hace 70 años.
¿Qué tiene de especial esta obra?
Yo no critico otras formas de hacer teatro, pero me afilio a este tipo de teatro sencillo, sin artificio ni de texto ni de puesta en escena. Son dos actores, las luces y un texto brillante. Yo pienso que Gorostiza cuando la escribió no creo que se haya dado cuenta de que creó una joyita. Cumple con el requisito más importante: entretener y apuntar a valores espirituales. Valores que lamentablemente hoy se perdieron.
Forma parte de un teatro minimalista, donde pesa más el texto que el contexto. ¿Se disfruta?
Yo estoy un poco limitado porque no aceptaría hacer otro tipo de teatro que apuesta más a lo visual y deja de lado otras cosas simplemente porque no tiene nada para decir. Estando arriba de este escenario hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de hacer un espectáculo. La recepción de la gente es lo más importante y con esta obra la gente se siente emocionada y agradecida con lo que le brindamos y contra eso no hay nada. A veces lo más sencillo es lo más difícil.
¿En qué momento lo encuentra esta obra?
Estoy pensando en retirarme porque estoy un poco cansado, pero cuando me alcanzaron este título me dio una fuerza muy grande. El teatro es un arte que debería ser obligatorio en la enseñanza, donde aprender a amarlo está amenazado con todo lo que se ve en la televisión. Son los tiempos que corren, yo estoy cansado de pelear contra esa realidad. Creo que el teatro está aportando una valoración muy grande de la vida y de nuestro paso por este mundo. Estar arriba del escenario en este momento de la vida es un premio.
¿Está pensando en retirarse por algo en especial?
Estoy cansado físicamente y cansado de no encontrar textos profundos y poderosos como el de Aeroplanos, con un mensaje humanístico. El teatro tiene que hacer pensar. Una persona que entra al teatro o va al cine tiene que salir reflexionando en lo que vio, además de haberse entretenido.
Entonces con más razón, pensando en este camino recorrido, usted es un confeso aficionado al boxeo. ¿Qué peleas tuvo que librar como actor?
El boxeo es polémico. Yo nací en un barrio donde se practicaba mucho el boxeo y es un oficio. Aunque te parezca mentira. Y es un arte. El arte de pegar y el arte de no dejarse pegar, así de sencillo. Y en teatro siempre busqué una obra que yo pudiera apuntar a los sentimientos de las personas. La valentía de enfrentarse a la vida y ayudar al otro, la valentía de pensar en la actualidad de tu país, la valentía de hacer algo por el otro y no quedarte sentado en tu casa mirando la televisión.
*Aeroplanos se presenta hasta final de julio en la Sala Dos del Teatro Alianza. Las funciones serán los sábados a las 21:00 horas y domingos a las 19:30 horas. Hay 2x1 con el Club El País y el Club Católico.
Montevideo Portal | Lorena Zeballos
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