Camilo tiene 11 años y vive en un barrio privado. El lugar está cercado por un muro altísimo que mantiene a sus habitantes alejados de los vecinos que viven del otro lado. Pero el niño escucha que hay otros chicos jugando al fútbol más allá del muro, y aunque su madre se lo prohíbe, intenta contactar con ellos. Si lo logra, él y sus dos hermanos tendrán que guardar muy bien el secreto.
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Justo presentás el libro en un momento en el que está en boga el debate sobre la desigualdad social. ¿Cómo ves que se refleja en lo que escribís?
Estamos viviendo en una sociedad que tiende a encerrarse en sí misma, ya sea con muros o con el egoísmo de uno, en el sentido de que vivimos pared con pared con el vecino y no sabemos ni siquiera su nombre. Tratamos de solidarizarnos cada vez menos con el otro porque tenemos una especie de miedo que lo único a lo que lleva es a que haya un odio camuflado entre las diferentes clases sociales, entre el que tiene y el que no tiene y cada vez se tiende a dividir más. Por eso la magia del fútbol un poco conserva eso de mezclar las clases. En el fútbol se une el rico, el pobre, el culto y el analfabeto y todos alientan a la misma camiseta. Es una de las islas que quedan en esta sociedad que cada vez tiende a dividirse más.
¿Los niños son más empáticos? ¿Son más receptivos a unir lo que los adultos separan?
Sin duda. El niño obra en base al espejo que tiene en la casa y en los referentes. El niño está ahí para ser educado, es una esponja, si le llenás la cabeza con cosas malas cuando sea grande va a tener una visión bastante negativa del mundo. Sin embargo, si le aportás cosas buenas es como formatear un disco, va a crecer de otra manera.
Yo ahora estoy de técnico en 6ta. División, con chicos de 15 años, que necesitan un respiro porque vienen presionados desde la casa porque quieren huir para entender que no son ellos los responsables de salvar a su familia con su fútbol. Es un poco el aire que uno respira en su hogar. Si en el hogar lo único que hacemos es cargarles una mochila de ese tipo en un futuro va a manejar otros valores.
Lamentablemente en el fútbol infantil sucede que se crean niños "adultos" con la responsabilidad de sacar adelante a su familia, aunque no tengan la fortaleza mental ni la edad para hacerlo.
Es que la contra que tiene el fútbol es que, a diferencia de una carrera, en una carrera sabés que si salvás las materias más tarde o más temprano te vas a recibir. En el fútbol podés "salvar cada materia" con creces y la mejor nota, pero eso no va a indicar que llegues a ser un futbolista profesional. A veces no llega el mejor, es así el fútbol. No entiendo precisamente cuando se deja de alentar a los niños a hacer otra cosa además de jugar al fútbol.
Como ex jugador del club, ¿cómo ves este momento histórico de Plaza Colonia, el hecho de que el pequeño se haya hecho grande?
Es un gran ejemplo. Es algo que sirve mucho para los equipos grandes. Porque los equipos grandes hace mucho tiempo que no hacen las cosas del todo bien y hay mucho interés de por medio que lleva a que las inferiores por ahí no sean tan tomadas en cuenta porque hay mucho empresario dando vuelta. Plaza demostró que apartándose un poco de eso también se pueden obtener buenos resultados. Un equipo sano, humilde y trabajador logró consagrarse campeón, cosa que por ahí otros equipos que manejan un poderío económico mucho mayor que Plaza no lo lograron. Como hincha me emociona porque es como que el débil le terminó ganando al poderoso.
¿Forma parte esa experiencia en el grupo de elementos que inspiraron El muro?
Cada vez veo más egoísmo en la sociedad y una demagogia muy grande. De la boca para afuera uno dice una cosa y no mira lo que le pasa en su entorno. Acá se desnudan las dos clases sociales, las dos son imperfectas y tienen errores, las dos tienen gente buena y mala. El fútbol obra como agente sanador.
El muro se presenta el próximo 4 de junio, a las 18 h, en el Salón Rojo de la IM, en el marco de la Feria del Libro Infantil Juvenil. En la cita estarán Daniel Baldi y el ilustrador Gerardo Fernández Santos.
Montevideo Portal | Lorena Zeballos
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