Contenido creado por Gonzalo Charquero
Portal Extremo

Los caminos de la vida

Cada ruta, una conquista: la adrenalina y las lecciones de conocer el continente en moto

“Me gustan los caminos complicados, los que te hacen sentir que cada obstáculo valió la pena”, dice Nuria Fló.

01.04.2025 15:16

Lectura: 8'

2025-04-01T15:16:00-03:00
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Por Portal Extremo

La moto, más que un medio de transporte, se convirtió en una brújula para Nuria Fló, quien llevó adelante un proceso de enamorarse de su birrodado con la idea de viajar. 

Nunca acató órdenes e hizo de la rebeldía su bandera. Empezó de cero hasta lograr viajar sola por varias partes de América sola. Conoció no solo a nuevos paisajes, sino una vida rica en historias, desafíos y conexiones. En esta entrevista, ella repasa su historia.

¿Qué cambió en vos y qué queda de esa Nuria de antes de andar en moto?

De niña nunca me gustó que me dijeran qué hacer. Me llevaba y me llevo bastante mal con la autoridad. Creo que, justamente por ser rebelde, la moto apareció en mi vida, y lo que cambio fue casi todo.

Hoy las motos son mi mundo: cambiaron mis proyectos, apareció en mí un deseo de compartir historias. Andar en moto me dio confianza, me conectó con la naturaleza, me rodeó de una comunidad increíble y, sobre todo, me dio un lugar en el mundo. Me hizo más austera. Me di cuenta de que no necesito mucho para ser feliz: mi carpa, mi casco, mi moto, y mi parrilla. La moto me hizo más salvaje de lo que ya era. Siempre fui un poco Tarzán, y esto intensificó ese lado mío.

¿Qué fue lo que despertó en vos el deseo de montar en moto? ¿Hubo algún instante decisivo que marcara ese comienzo?

El deseo de andar en moto nació mirando los videos de Miquel Silvestre en YouTube. No podía parar de verlos, y en un momento me dije: “Quiero probar esto”. La primera vez que manejé una moto con éxito fue con una Honda v-men 125. Ya sabía manejar autos, así que le agarré la mano bastante rápido. Decidí sacar la libreta y me compré mi primera moto, una Navi. Luego pasé a una Superlight 200, con la que hice mi primer viaje al Bolsón. Desde ahí, cada cambio de moto fue un nuevo desafío y un paso más en mi camino: una 250 Adventure con la que llegué a Ushuaia y ahora mi 390 Adventure.

¿Cómo fue tu primera experiencia al lanzarte a la ruta sola? ¿Sentiste miedo, emoción o algo diferente?

Me había mudado a Maldonado, así que mi primer viaje fue de Montevideo hasta Las Flores, en mi Navi. Me acuerdo del miedo que sentí al salir sola a la ruta. Los autos me pasaban al costado y me temblaba todo. No sabía si ir por la banquina o pegarme al borde de la ruta. Imaginate: la Navi iba a 80 km/h con suerte y para mí era como volar. Fue una mezcla de adrenalina, emoción y una gran lección de confianza. Después de ese viaje, cada ruta fue una conquista más.

¿Cómo lo llevas el hecho de ser mujer al lanzarte a viajes o destinos con caminos inhóspitos?

Pienso que, así como un hombre no está pensando en que es hombre mientras vive, y en este caso mientras viaja, yo no estoy pensando en que soy mujer. Eso no significa que no sea consciente y que no haya vivido situaciones complicadas. Sé que físicamente las mujeres podemos ser más vulnerables o enfrentar otro tipo de violencia.

Es cierto que el esfuerzo que tenemos que hacer es mayor y eso para mí tiene un mérito extra, las motos son pesadas, y muchas de nosotras muy pequeñas, y hacerse un lugar en el ambiente puede ser más complejo. Eso tiene un gran valor. Mi cabeza está en cosas prácticas: algún trámite complicado en otro país o problemas con las tarjetas, o ciertos conocimientos de la moto que aún debo aprender para poder resolver sola. Cosas que tienen más que ver con lo resolutivo

Te describís como una piloto en construcción. ¿Qué habilidades o conocimientos has tenido que adquirir para manejar una moto y lanzarte a planificar viajes?

Totalmente, soy una piloto en construcción y creo que siempre lo voy a ser. Hace poco empecé a hacer caminos de tierra y, aunque mejoré, todavía hay terrenos que me desafían enormemente. Veo el barro a lo lejos y ya sé que me voy a caer. La arena sigue siendo también una némesis. Tuve que aprender muchas cosas: levantar la moto después de una caída, ajustar la cadena, hacerle el cambio de aceite. Aún me falta aprender a cambiar una cámara, desarmar una rueda y entender la parte eléctrica. Viajando, también aprendí a llevar solo lo necesario: descartar lo que ocupa espacio y no se usa, porque al final, todo peso extra se siente en el camino.

¿Qué tipo de lugares o rutas disfrutas recorrer más? ¿A dónde te llevó esta pasión por las motos? ¿Tienes algún destino soñado en mente?

Mi sueño ahora es recorrer Latinoamérica, llegar a México y después Alaska. Luego Europa, África… el mundo entero. Me gustan los caminos complicados, los que te hacen sentir que cada obstáculo valió la pena. Si encima vienen con paisajes espectaculares, mejor. Recuerdo mi momento más feliz en la moto: llegar hasta Valle Hermoso, en plena cordillera de los Andes. Había nevado muchísimo, el camino estaba complicado y en algunos tramos hasta me tuvieron que ayudar. Pero llegar ahí, después de haber peleado con cada metro de ruta, fue una de las experiencias más increíbles de mi vida.

¿Has tenido algún desafío o anécdota inesperada en tus primeros viajes?

Sin duda, el desafío más grande fue seguir adelante después de cada caída. Mi altura no me ayuda, y mi moto es alta. Tengo que volverme mejor piloto sí o sí, lo deseo. Mi primer viaje al Bolsón terminó con mi primera caída fuerte. En la ruta, había un montículo de ripio, la rueda patinó y terminé en el piso con la moto encima. Me lastimé la cadera, la moto se dobló, y todavía ni había llegado a Argentina. Pero, a pesar del dolor, me dije: “Quiero seguir. Esto es así. Va a ser caída tras caída, y de cada una voy a aprender”. Otro desafío fue el viento patagónico. En ripio, con ráfagas de 80 km/h, y encima sin haber chequeado el pronóstico. Fue durísimo, pero otra lección aprendida

¿Qué crees que hace que viajar en moto sea tan especial en comparación con otros medios de transporte?

No quiero repetir lo que todos dicen, pero es inevitable: en la moto, sos parte del paisaje. Sentís los olores, los cambios de temperatura, escuchás el río cuando pasás cerca, ves un pájaro y lo seguís con la mirada sin una ventana de por medio. La lluvia, el frío, el viento en la cara… Todo es parte del viaje.

Y después de un día duro de manejo, cuando armás la carpa, encendés un fuego y te acomodás bien abrigada, sentís que te lo ganaste. La moto es libertad. Es hermandad.

En esos momentos tan íntimos de soledad en la ruta, ¿en qué pensás? ¿Te descubrís desde otro lado? ¿Hablás con la moto?

Cuando manejo, no soy de pensar demasiado. Estoy en el presente, disfrutando lo que veo. Escucho música y bailo en la moto, mucho. Pero, a veces, los pensamientos llegan solos. Recuerdo a quienes perdí, pienso en quién fui y en quién soy ahora. No suelo hacer reflexiones profundas, pero de repente, en plena ruta, me cae alguna gran verdad.

Después de tantos kilómetros recorridos, la moto deja de ser un objeto y pasa a ser algo más. ¿Qué lugar tiene hoy en tu vida?

Totalmente. No es casualidad que los motociclistas les pongamos nombre a nuestras motos. Es una forma de personificarlas, de darles un lugar en nuestra vida, de humanizarlas. Siempre que vendí mis motos, sentí que no solo se iba la moto, sino todos los recuerdos que había construido con ella. Hoy, mi moto es mi mejor amiga. Mi compañera. Mi pareja. Le digo buenas noches, le agradezco cuando pasamos caminos difíciles. Le pido que no me deje tirada. Si eso es estar loca, bienvenido sea.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a otras mujeres que quieren comenzar a andar en moto o viajar como vos?

Les diría que me llamen, que salgamos a rodar juntas, que nos hagamos amigas. Que se animen. Que sí, es un ambiente mayormente de varones, pero que cada vez somos más y hay hombres increíbles, solidarios, amigos de verdad. Que no tengan miedo. Que la prudencia no significa que la moto sea peligrosa. Y, sobre todo, que, si necesitan consejos, apoyo o simplemente una compañera de ruta, acá estoy.



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21/02/2025 05:24:57
SI,NO ES PROCESAR POR PROCESAR,UN CHIVO EXPIATORIO. QUIEREN PROCESAR HASTA EL ENCARGADO DEL HOTEL Y EMPLEADOS DEL PISO. NO ES ASI. NADIE LE OBLIGO A CONSUMIR QEPD
Continúa
+2 -1 1
20/02/2025 21:09:24
El CONSUMO de drogas....NUNCA TERMINA como cuando empieza....
Continúa
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