En los últimos días, dos mujeres de Río de Janeiro se convirtieron en noticia por la originalidad de su residencia.

Madre e hija, de 64 y 31 años respectivamente, residen dese hace aproximadamente tres meses en un local de la cadena McDonald’s en la calle Ataulfo de Paiva, en el barrio carioca de Leblon.

Junto a las cinco maletas en las que guardan sus efectos personales, ambas pasan el día entero dentro del restaurante, donde consumen —y pagan— sus comidas diarias. Solo abandonan el local a la hora del cierre, en la madrugada, pero no van muy lejos: duermen en la puerta, y en cuanto abre en la mañana vuelven a entrar.

Según consigna el portal noticioso G1, ambas mujeres poseen un vasto historial de incumplimientos de pago. En los años 2018, 2019 y 2021 fueron expulsadas de hoteles en la zona de Copacabana por no pagar el alojamiento. Por la misma razón, anteriormente habían sido desalojadas de un apartamento en la ciudad de Porto Alegre.

También fueron denunciadas por el Ministerio Público de Rio Grande do Sul en 2018, por insultos raciales y condenadas a un año de prisión en régimen abierto, sentencia que fue reemplazada por servicio comunitario.

Entrevistadas por TV Globo, las mujeres —que prefirieron no divulgar sus nombres— explicaron que están buscando un apartamento para alquilar, y que no entienden por qué su situación se transformó en un fenómeno viral.

“Todo esto me parece ridículo, no puedo entender cómo se generó esta especie de bola de nieve”, dijo la madre.

“Si se tratara de personas de piel oscura, con poca ropa, con poco equipaje, no habría despertado la misma curiosidad”, añadió la hija.

Durante el reportaje, ambas aseguraron que reciben apoyo económico del padre de la joven, quien vive en Inglaterra.

La semana pasada, luego de que el caso se viralizara, trabajadores sociales del programa Leblon Presente contactaron a las mujeres y le hicieron una oferta de alojamiento, pero ambas la rechazaron.

Asimismo, desde la Secretaría de Asistencia Social Municipal de Río de Janeiro se informó al citado medio que los días 10 y 16 de marzo ambas fueron visitadas por “un equipo de abordaje especializado” que les ofreció ayuda, pero no quisieron recibirla.

En el mismo sentido, trabajadores y vecinos de la zona se han ofrecido a asistirlas, pero ellas prefirieron seguir con su estilo de vida.

La sexagenaria contó que ambas son oriundas de Rio Grande do Sul y viven hace ocho años en la capital carioca. Refirió que en su juventud formaba parte de una comunidad surfista, que abandonó cuando decidió ser madre. Aseguró que está casada hace 34 años con el padre de su hija, quien les envía sustento desde el extranjero.

Por su parte, la joven expresó que considera que la envidia generó curiosidad sobre ellas, elogió a los empleados del restaurante y se refirió a ellos como “amigos”. Dijo también que se encuentra estudiando para aplicar a un empleo público, pero que de momento no hay plazas abiertas en lo que busca.

La seccional 14ª de Río de Janeiro, con jurisdicción en el lugar, informó que no recibió ninguna denuncia contra las mujeres ni reclamos por su pernoctación en la vía pública.

La firma Mc McDonald’s no hizo ningún comentario sobre la situación.