La pipa de la paz, protagonizada por Betiana Blum y Sergio Surraco es una divertida y emotiva comedia, cuyo libro es de la dramaturga argentina Alicia Muñoz.
Se trata de una obra de gran nivel narrativo y dramático donde se desnuda el alma de cada uno de estos seres tan reales, tan de hoy, tan característicos, que irradian humor, ternura, artes de manipulación y diversas formas de amar.
Felisa (Betiana Blum) es una adulta mayor que vive en soledad, en la antigua casa que compartió con Vicente, su esposo, fallecido hace seis años.
Su única compañía son las cenizas que conserva en una especie de altar pagano y con las que dialoga constantemente.
Está enemistada con Marina y Griselda, sus dos hijas mujeres, y mantiene contacto telefónico con Dani (Sergio Surraco), el único vástago varón que, tal vez por sensibilidad o culpa, atiende sus demandas y escucha sus quejas.
El problema es que él vive en Nueva York, donde trabaja para las Naciones Unidas, como mediador de un conflicto bélico en África y formó su propia familia al casarse con Carol.
El conflicto estallará cuando la madre, llamada telefónica mediante, le transmita preocupación y logre que él, de manera inmediata, regrese a Buenos Aires, creyendo que la señora tiene alguna enfermedad seria y requiere atención especial.
El esmero de ese muchacho por recomponer el vínculo familiar con sus hermanas pondrá en juego su paciencia y tolerancia porque como dice la protagonista: “A un perro viejo no se le cambia la cucha”.
La Pipa de la paz va el próximo sábado de noviembre a las 20 horas en el Teatro Stella (Mercedes 1805).
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