Por Diego Castro
El fin de semana del 21 y 22 de abril de 2001 nacía oficialmente Agarrate Catalina. Aunque hay discrepancias dentro del mismo colectivo respecto al día exacto, Yamandú Cardozo, alma mater del conjunto, reafirma que fue ese fin de semana.
Ese año y el siguiente participaron en el encuentro de murga joven. Para el carnaval 2003, Daecpu facilitó el ingreso de los ganadores de ese encuentro y la Catalina, que ya estaba pensando en dar el salto, aprovechó la oportunidad.
“La vuelta nos salía gratis en el remoto caso de que la murga clasificara a la Liguilla”, recuerda Yamandú Cardozo. Y la murga dio el batacazo y se metió en la Liguilla. Obtuvo el 11.° premio a 55 puntos de la ganadora, Diablos Verdes.
Al año siguiente pasó algo similar: terminó décima, pero volvió a meterse en la Liguilla, evitando así la tan temida prueba de admisión.
Llega el 2005
El espectáculo del 2005 de Agarrate Catalina se llamaba Los Sueños y tenía tres bloques bien definidos: La Pesadilla, donde Martín Cardozo realizaba una gran imitación de José Mujica, Los Sueños Rotos, mejor conocido como Los Jóvenes Blancos —cuplé que quedó en el recuerdo—, y El Sueño Americano, con una importante crítica social.
La canción final estaba dedicada al sueño de la generación de los padres de los integrantes de la murga, justo en el año que por primera vez el Frente Amplio asumía el gobierno. La despedida estaba dedicada a los sueños imposibles.
“Ese año tuvimos la suerte de pararnos en un lugar generacional nuevo”, afirma Cardozo en diálogo con Montevideo Portal. “No nos quedaba bien el discurso de decir que éramos nosotros los que habíamos luchado, cuando hacía tres años que estábamos en la calle”, recuerda, explicando el motivo del homenaje a sus padres.

La murga en su primera gira por Buenos Aires, tras el primer premio de 2005. Foto cedida a Montevideo Portal
Cosas que pasaban en otro carnaval
Ese año se hablaba de muchas murgas para ganar el concurso, pero casi nadie hablaba de Agarrate Catalina que, al comienzo de ese carnaval, era una murga joven que había caído muy simpática en las huestes de Momo.
“En la calle la murga empieza a andar muy bien. Salíamos mucho con el cuplé de los Jóvenes Blancos, pero cuando hicimos por primera vez la imitación del Pepe Mujica, fue inolvidable”, dice Cardozo.
“La gente trataba a Martín (Cardozo) como si fuera una estampita viviente del Pepe Mujica”, recuerda. Sin embargo, no fue lo único que pasó. Según él, a la murga le pasaban cosas de otras épocas, de otros carnavales.
“La gente nos seguía de tablado en tablado, cosas que pasaban con la Falta, con Araca, con Los Gaby’s, no con una murga que recién arrancaba”, dice Cardozo.

La murga aprontándose para salir a hacer tablados: Foto cedida a Montevideo Portal
“No se hablaba de la posibilidad de que la murga ganara, pero en la calle se sentía que estaba pasando algo. Pasamos de hacer 40 tablados en 2004 a hacer 130 en ese carnaval”, detalla.
“Llegamos a hacer ocho tablados en una noche. El Sporting probó hacer tablado al mediodía y nos llevó. Después abrimos y cerramos una noche de tablado; todas esas cosas que, reitero, pasaban en otros carnavales”, señala.
Las llegadas tarde fueron otro tema, porque el aumento de 90 tablados de un carnaval a otro tuvo sus repercusiones. En ese sentido, el líder del conjunto cuenta que el hecho de tener un plantel largo les permitía a muchos de los integrantes descansar en algún que otro tablado, haciendo rotación.
En los últimos días de tablados, la gente empezó a mostrar el deseo de que la murga ganara y se lo manifestaban a los integrantes de la Catalina. “Nos decían: 'ustedes tendrían que ganar, pero saben que es imposible'”, dice Cardozo, mientras recuerda que los componentes tenían la misma sensación que la gente.
Los fallos
La murga se había preparado para ese carnaval en el club Ossolana, a pocas cuadras de Batlle y Ordóñez y José Pedro Varela. Allí, para la noche de los fallos, habían organizado un baile de disfraces para la murga, sin saber la noche que les esperaba.
“El Tanito, que era el cantinero, había comprado 30 hamburguesas para nosotros y algunas cervezas”, recuerda Cardozo. Pero claro, varios componentes de la murga que estaban llegando al club notaron que en las paradas de ómnibus de la zona estaba bajando mucha gente. “Parecía cuando vas al estadio”, asegura.
“No entendíamos nada. Cuando quisimos acordar teníamos a cientos de personas dentro del club y, obviamente, ni las hamburguesas ni la cerveza alcanzaron para nada”, cuenta.
“Nosotros pensamos que iba a ser una noche de fallos como la del año anterior, que no había ido nadie, pero nos encontramos con esa enorme sorpresa”, rememora.

Los Jovenes Blancos fue uno de los mejores cuplés del carnaval 2005. Foto cedida a Montevideo Portal
A contar los puntos
La noche de los fallos para el carnavalero es el summun de nervios y ansiedad. Ese año el club Ossolana desbordaba de gente y era casi imposible escuchar los puntajes. Por eso Yamandú Cardozo se fue junto a su hermano, Tabaré, y Maximiliano Pérez, hoy en Asaltantes con Patente, a escuchar el fallo adentro de un auto, en la radio, más concretamente en CX 42.
“Yo no entendía nada. Cada dos minutos le preguntaba al Maxi cómo íbamos y él me decía: dos arriba, uno abajo, volvimos a subir. Y así estuvimos hasta que dijeron que habíamos ganado”, afirma.
“Era todo muy surreal”, dice Yamandú, recordando el momento en que ganaron. “A mí me sacaron del auto para hacerme una nota, creo que fue Fernando Tetes, y después vi una foto mía haciendo otra nota, con las manos en la cara, sin poder creer lo que estábamos viviendo”, remata.
La definición de la categoría fue apretadísima. En tres puntos había cinco murgas: la Catalina con 197, A Contramano con 196, Contrafarsa y Diablos Verdes con 195 y La Soñada con 194. En esa locura hubo confusiones varias.
Una fue de Rafael Cotelo, que después de los fallos estaba convencido de que la murga había empatado el primer premio con Diablos Verdes. En esa época Cotelo trabajaba en una veterinaria y al día siguiente de los fallos, cuando salía de trabajar, quería saludar a Eduardo Díaz, componente de los Diablos.
“El Negro (Eduardo Díaz) me había vendido todos los artefactos de luz para mi casa, 15 días antes, con un buen descuento”, recuerda el mismo Cotelo, que además afirma que es hincha de Cerro, igual que él.
“Yo estaba convencido. Salía del laburo a saludarlo y me convencieron mis compañeros de trabajo… Con una pobre conexión a internet, me mostraron justamente la página de Montevideo Portal, que decía que habíamos ganado solos”, dice Cotelo.
Veinte años después
“Mirándolo en retrospectiva, me parece que todo eso le pasó a otra persona”, recuerda Yamandú Cardozo, quien se sincera: “A esa altura, con el carnaval 2005 casi terminado, estábamos pensando qué íbamos a hacer el año siguiente”.
“Eso sí, hay momentos en los que pienso en esa época y me traslado de vuelta al auto con Tabaré y Maxi, escuchando esos fallos”, admite Cardozo.
Por otra parte, afirma que ese primer premio les sacó una presión enorme. Este concepto lo tiró el menor de los Cardozo, Martín, en una reunión pocos días después de aquella consagración. “Hay murgas que van pasando los años, no ganan y se obsesionan con ganar. Eso a nosotros no nos pasó porque ese primer premio vino muy rápido”, dice Cardozo.
Y agrega: “También pensamos que todo lo que nos había pasado ese año difícilmente se iba a repetir y ahí decidimos que Tabaré (Cardozo) saliera en la murga al año siguiente y que Martín Duarte, que fue el director, pasara al coro. Martín le dio el sombrero a Tabaré como en un pasaje de mando”.
La murga volvió a ganar el año siguiente y repitió tres veces más, en 2008, 2011 y 2020, pero sin duda el mojón más grande fue ese 2005, cuando la Catalina pasó de ser una murguita que llegaba del Encuentro de Murga Joven, para transformarse en uno de los conjuntos más admirados y respetados del carnaval montevideano.
Durante ese carnaval, y dentro de las cosas increíbles que le pasaron a la murga, Martín Cardozo tuvo un accidente y debió ausentarse unos días de los tablados.
“Fue tremendo porque quedó colgado de una reja y terminó en la emergencia. Se había abierto todo el brazo”, recuerda Cardozo. “Le dieron no se qué cantidad de puntos y en la murga lo jodíamos y le decíamos que nos guardara esos puntos para la Liguilla”, dice entre risas.
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