En los libros de texto escolares y liceales son pocos los ejemplos de mujeres dedicadas a la ciencia. Por eso, un grupo de investigadoras y técnicas asociadas en AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Técnicas) se ha propuesto cambiar esa situación con mucha onda y entusiasmo y ha creado un proyecto llamado "No more Matildas"
(https://www.nomorematildas.com/).
Para empezar, crearon un video en el que se preguntan qué hubiera pasado si Einstein hubiera sido mujer. ¿Te lo imaginás?
Este proyecto propone que los libros de texto tengan un anexo, es decir, un agregado, en el que se relata la historia de mujeres científicas que no fueran valoradas.
"El efecto Matilda es el nombre que recibe una discriminación que han sufrido muchas científicas. A lo largo de la historia, a muchas mujeres investigadoras se les negaron sus aportaciones y la autoría de sus descubrimientos fue dada a sus compañeros de investigación. Una injusticia que ha impedido que la historia las recuerde como se merecen y que aparezcan en los libros de texto", dice el proyecto No more Matildas.
En el sitio hay también cuentos infantiles escritos en su mayoría por periodistas y escritoras de España. Uno de ellos relata la vida de la primera mujer de Albert Einstein, Milena Maric, una mujer brillante que no logró desarrollar su carrera como científica. El cuento titulado "La hipotética Matilda Einstein" tiene un prólogo de la periodista española Ángeles Caso.
La historia de Milena Maric
"Lo cierto ?dice Ángeles Caso en el prólogo? es que Matilda Einstein existió. Se llamaba Milena Maric, y fue compañera de estudios de Albert Einstein y su primera esposa. Y, quizá, su colaboradora en la Teoría de la Relatividad. Pero solo quizá: la historia de las mujeres no es fácil de reconstruir.
Empiezo el cuento desde el principio. Milena Maric nació en 1875 en Serbia. Era tan inteligente, tan brillante en ciencias, que le concedieron un permiso especial para estudiar en una escuela que era solo para chicos. Tan inteligente, que sus padres aceptaron enviarla a Zúrich para que hiciese allí medicina.
Pero lo que de verdad le gustaba a Milena eran las materias abstractas en las que ya había destacado, las matemáticas y la física en particular. Así que enseguida abandonó los estudios médicos y consiguió entrar en la Escuela Politécnica de esa ciudad suiza, que era exigente para todos, pero en particular para las mujeres, toda una rareza en aquellos pasillos.
Albert Einstein era uno de sus compañeros. Enseguida se hicieron amigos y luego novios. Pero pronto empezó el final del cuento: cinco años después de haberse conocido, Milena se quedó embarazada de Albert. Ese embarazo a destiempo ?no estaban casados? truncó su carrera. Tuvo que interrumpir sus estudios y volver a casa de sus padres para dar allí a luz a una niña de la que se sabe muy poco, pero que probablemente murió pronto.
Al año siguiente, 1902, se casaron y se instalaron en Berna, donde Albert había encontrado un empleo en la Oficina de Patentes. En 1905 el científico publicó cuatro artículos que empezarían a cambiar el curso de la ciencia y que desembocarían en su famosa Teoría de la Relatividad, publicada en 1915.
En ese momento en el que Albert comenzó a brillar, Milena ya había dado a luz a su segundo hijo, Hans Albert. Después llegaría el tercero, Eduard. La científica de talento se había convertido en una esposa y madre abnegada ?es un decir?, que cuidaba de todo para que su marido pudiera dedicarse al estudio y desarrollar su genio. Además, así se lo exigió él en una especie de contrato privado que redactó poco tiempo antes de que al fin se separasen.
Pero esa idea, trasmitida por los historiadores, biógrafos y periodistas, ha sido puesta en cuestión en los últimos años. Hay testimonios diversos que apuntan a que Milena y Albert trabajaban juntos. Su propio hijo mayor lo contó, y algunas de las cartas entre los dos, en las que Albert habla de ‘nuestro trabajo' parecen también indicarlo. O el hecho de que cuando obtuvo el Premio Nobel en 1922, le enviase a ella todo el dinero, a pesar de que para entonces ya estaban divorciados. Algunos creen que solo lo hizo por generosidad y responsabilidad paternal, pero también cabría suponer que quizá fue su manera de reconocer la colaboración de su ex mujer.
En cualquier caso, no hay manera de probarlo. No existe ningún artículo científico firmado por ella, ni tampoco papeles privados que confirmen su trabajo. Los de Einstein fueron cuidadosamente guardados y conservados. Los de ella, si los hubo, desaparecieron, como tantas veces ha ocurrido con el trabajo de las mujeres.
Y así fue como Milena Maric se convirtió en Matilda Einstein.
Y colorín colorado, esto mismo toda la vida ha pasado".
Buscá otros relatos ilustrados en el proyecto No more Matildas.
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