A tres años de haber comenzado sus estudios en la Universidad de Harvard gracias a una beca, Milagros Costabel, la joven coloniense de 22 años que es ciega de nacimiento y cuya historia de resiliencia ha trascendido fronteras, hizo un repaso por todo lo que ha vivido desde que fue admitida en el prestigioso instituto estadounidense, en donde estudia Ciencias Políticas con una opción secundaria en Derechos Humanos y Migraciones.
“Hoy entregué mi último trabajo del semestre. Parece que fue ayer cuando les conté que había quedado en Harvard, cuando les mostré esta carta que cambió mi vida. Estoy casi a un año de graduarme y no puedo parar de pensar en cuánto cambié”, escribió en Twitter junto a una foto de ella y una captura de pantalla del correo electrónico que recibió en diciembre de 2020 por parte de Harvard en el que le anunciaban que había sido admitida.
Costabel recordó que pasó de estar trabajando en su casa a estudiar en un país que, admite, nunca estuvo en su “radar”.
“Hablo inglés a tiempo completo, hasta en mis sueños, y aunque me acostumbré a la comida de Estados Unidos (hasta el punto de extrañarla cuando estoy lejos) sueño con los sánguches de miga a diario”, admitió.
Relató también que, cada vez que vuelve a Uruguay, nota que su hermano “parece que crece sin parar”. Y que sus perros la siguen reconociendo, “como si no hubiese estado meses lejos”. “Y el calor de mi familia y amigos siempre es igual”, describió.
“Este semestre no vuelvo, así que estoy guardando todo eso en mi mente”, acotó.
Recordó, a su vez, que cuando llegó a Harvard usaba bastón. “La verdad, los primeros meses fueron terribles, me perdía a cada rato y me costaba sentirme cómoda en un lugar tan grande; tan complejo”, admitió.
Todo cambió cuando “llegó Indio”, su perro guía.
“Nunca me imaginé tener un perro guía. Para mí era algo de las películas, y ahora no puedo imaginar mi vida sin uno. Ir a Chile sola, viajar para hablar en la ONU en Nueva York, y mudarnos en unos días a Praga: nada de eso sería posible sin él”, expresó.
Asimismo, contó que algunos días cuando escucha las clases que toma recuerda a su “yo de hace 10 años en el liceo”. “Me cuesta conectar eso con mi yo de ahora”, manifestó, y agregó: “A veces leo sobre Harvard y pienso: ‘Sería fantástico estar ahí’. Después me acuerdo de que lo estoy. Me vuela la cabeza eso aún hoy”.
La joven recordó que en este tiempo se perdió en países que no eran el suyo, aprendió “que la cultura de Estados Unidos va más allá que las películas”, salió de su “zona de confort 1.000 veces”. “La pasé mal, pero también sentí tocar el cielo cuando las cosas iban bien. Y aprendí, aprendí como nunca”, manifestó.
“Ahora que el final del camino está más cerca que del principio, no puedo dejar de imaginarme a mis padres el año que viene cuando (ojalá) vengan a mi graduación y vivan un poco del surrealismo que vivo a diario”, confesó.
A continuación, calificó lo que está viviendo de “una locura” que no le pertenece solo a ella. “Todo esto es por mis padres, que me dieron un millón de oportunidades, incluso cuando ellos no las tenían, y por mi familia y amigos, que me apoyan aún a miles de kilómetros de distancia o me acompañan desde acá”, puntualizó.
Al final, anunció que se le viene “un verano distinto”. “Tengo curiosidad y mucho miedo, pero sé que va a valer la pena”, terminó y agradeció a sus más de 13 mil seguidores por leer sus posteos.