El personaje de Papá Noel merece ser mirado con recelo, o al menos así lo afirman acreditadas opiniones. Por ejemplo, la de Manolito, el tierno y cicatero amigo de Mafalda. Al pequeño almacenero le resultaba digno de desconfianza un ser que, año tras años, regalaba valiosa mercadería a manos llenas y nunca recogía dividendos.
Decepcionante resultó la experiencia señalada por el escritor argentino Alejandro Dolina, quien recordaba que el Papá Noel que se dejaba ver por su casa en la infancia tenía olor a cerveza y se asemejaba demasiado a su tío.
Y eso sin recordar que todo su aspecto y conducta remiten a la patología. Con Santa Claus puede aplicarse el mismo concepto que usara el Joker en una ocasión en la que Batman lo tratara de demente: me lo dice un tipo que sale por las noches a saltar por los tejados vestido de murciélago.
Por tanto, no es de extrañar que un tipo que surca la noche en un trineo volador lanzando sonoras carcajadas y se cuela en las casas con nocturnidad y premeditación, despierte temores. Y bien lo refleja el puñado de fallidos intentos navideños recopilados por The viral Group.