“No dejás atrás a tu perro”: Natalie y Hopy vinieron de Israel dispuestas a ayudar a todos

Vinculado a los canes casi desde su nacimiento, Andrés Peirano abandonó una promisoria carrera en la Fuerza Aérea luego de que sus experiencias en Congo le llevaran a volcarse por completo a su vocación por los perros.

Tal como lo relatara en diálogo con Montevideo Portal, el contacto con la violencia y la indefensión de los más débiles le llevó a concebir un proyecto único: entrenar perros callejeros como sistema de alerta temprana y protección de mujeres y niños. Estos animales podrían prestar un valioso servicio en lugares -como el mencionado país africano- donde la población civil está a menudo indefensa ante el accionar de grupos armados.

En la actualidad, Peirano ejerce como entrenador y da cursos de capacitación en la materia. También realiza tareas de apoyo emocional mediante perros entrenados, dirigidos a confortar a personas que han pasado por experiencias traumáticas, como el caso de quienes se ven afectados por inundaciones, algo tristemente frecuente en nuestro país.

En su nuevo artículo, Peirano cuenta la historia de una abnegada entrenadora y su noble compañera de cuatro patas.

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En febrero de 2011 Natalie Granek dejaba Uruguay rumbo a Israel con el objetivo de cumplir un sueño, estudiar en el instituto My Dog de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Aquel día de febrero hace ocho años Natalie partía sola dejando aquí a su familia y amigos, pero con un objetivo claro: convertirse en técnica en terapias asistidas con perros. Pasó el primer año estudiando adiestramiento canino en el instituto My Dog para llegar a la especialidad de terapias asistidas con perros, y fue en esa etapa cuando Hopy llegó a su vida.
Hopy es una perra labradora que nació en Israel el 20 de diciembre de 2013. En adelante, no solo compartirían el segundo año de estudios y el semestre de prácticas en el instituto, sino cada día de su vida. Juntas superaron el desafío y se apoyaron mutuamente para lograrlo.

El destino puso fecha de vencimiento y Natalie, luego de cuatro años en Israel, volvía a Uruguay. "No era opción no traerla" nos dice. Muchas personas trataron de convencerla de dejarla allí en Israel bajo el cuidado de alguna familia, pero ella resalta el "no dejar atrás a tu perro".

"Si querés te lo llevas hasta el fin del mundo, no hay razón para desprenderte de tu perro ante una mudanza, inclusive cuando te mudas al otro lado de un océano", asegura.

Así, un mes y medio antes del viaje, la adiestradora comenzó a preparar a su compañera para un viaje que puede llegar a superar las 24 horas entre vuelos y esperas.

Luego de hacer el esfuerzo de pagar un pasaje muy caro con el objetivo de reducir al mínimo las esperas y escalas, Hopy y Natalie llegaban a Montevideo en febrero de 2015. En el Aeropuerto de Carrasco la esperaban sus padres con un apretado abrazo y un plato de agua para su compañera de cuatro patas, que durmió todo el día luego de la travesía.

En Uruguay la adiestradora se encontró con un muro a la hora de lograr la inserción laboral. En otros países es común que los equipos médicos multidisciplinarios que brindan asistencia a humanos con un abanico muy amplio de problemáticas, cuenten con binomios humano-perro, especialmente preparados en terapias asistidas con perros, Sn embargo, aquí no sucede lo mismo. "No saben el impacto real que puede tener este trabajo", lamenta Natalie.

Esto no detuvo al tándem de adiestradora y can, y de forma particular ayudaron a varios niños en nuestro país con diferentes problemáticas.

Mientras tanto, Natalie conoce APA "El refugio" donde pasaría dos años como voluntaria asistiendo a perros abandonados y callejeros, y donde hoy compartimos la función de colaborar a la hora de ayudar a los perros a solucionar problemáticas que harían imposible una adopción.

Con la intención de continuar profesionalizándose y siempre con la idea de incluir al perro en el tratamiento de humanos, Natalie está a punto de recibirse como psicomotricista en la Universidad Católica. Con Hopy realizaron el curso de Intervenciones Asistidas con Perros que brinda IAPUY en nuestro país.

Más allá de los problemas de inserción laboral y de la cruel realidad que vive nuestro país cuando hablamos de perros callejeros y abandonos, los que tenemos experiencia internacional en ambiente canino conocemos lo que Natalie define como: "Cultura de aceptación del perro" y sentimos el duro cambio al llegar a nuestro país. Aquí uno no puede convivir con su perro en el día a día, ya sea un perro entrenado o una simple mascota, no nos es posible realizar actividades normales con un perro, como viajar en ómnibus o visitar un centro comercial. La adiestradora resalta que en Israel inclusive existen empresas que permiten que sus empleados lleven a sus perros al trabajo.

Esto no es un detalle menor, ya que además de fortalecer el vínculo con el perro, es parte fundamental de la construcción de este. No podemos esperar que nuestro perro se desempeñe de forma normal en la interacción social, tanto con personas como con otros perros o con el propio entorno, si no permitimos que participe en actividades sociales con normalidad. En ese sentido, lo que se hace aquí es marginalizar al perro de tal manera que los problemas de conducta caninos con los que me enfrento diariamente alcanzan niveles que son inconcebibles en otras latitudes.

Hopy hoy convive con otros dos perros junto a Natalie. Sigue siendo la perra expresiva y comunicativa que siempre fue, super mimosa, glotona y juguetona. Siguen tan unidas como siempre y son un ejemplo a seguir a la hora de entender qué significa compartir la vida con un perro.

Si quieren saber más sobre el trabajo de Natalie y Hopy pueden hacerlo viendo este video

Actividad

Si te interesa el mundo canino, no te pierdas esta interesante charla a cargo de Andrés Peirano

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