¿Muertes por latas de refresco sucias de orina de rata? Una longeva leyenda web

Artículo publicado originalmente en marzo de 2017

El mensaje puede haberte llegado por correo (muchas veces, especialmente a tu antiguo Hotmail), luego lo viste en foros, te lo comentaron en chat, y en tiempos de la web 2.0 te lo puedes haber cruzado en diversos muros de Facebook. Y obviamente, WhatsApp no ha sido inmune a semejante contaminación.

Se trata de una de las leyendas urbanas más persistentes de la red, y pese a ser desmentida por todos los medios y vías posibles, siempre regresa. Según informa el periódico matritense El País, circula en las redes al menos desde 1998.

Si bien las versiones pueden variar en distintos países y momentos, la estructura del mensaje es básicamente la misma y advierte de la misma situación: personas muertas por leptospirosis, enfermedad que contrajeron al ingerir bebidas enlatadas. La cadena detalla que el microorganismo causante de este mal llega hasta los envases debido a la orina de roedores, presentes en los depósitos de mercaderías.

En 2009, el Centro Nacional para Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos tuvo que desmentir la información, sobre todo porque una de las versiones que circulaba se mencionaba que este centro estaba investigando el caso. Aun así, este bulo sigue compartiéndose. Miguel Aballe, presidente de la Asociación de Latas de Bebidas, integrada por fabricantes de estos envases de España y Portugal, comenta al mencionado periódico que tienen noticia de él casi cada año, en cuanto llega el buen tiempo.

Como las buenas leyendas urbanas, esta mezcla mentira con verdad: la leptospirosis existe y se puede transmitir por contacto con la orina y las heces de las ratas, si están infectadas. Es potencialmente letal, pero se puede tratar con antibióticos.

Sin embargo, las latas de refrescos no son los vehículos en los que suele viajar esta bacteria. La doctora española Carmen Dastis, autora de un estudio acerca de la presencia de este germen en los arrozales andaluces, aclara que "el contagio normalmente se da en lugares donde hay aguas".

Por ello, se trata de una dolencia que puede afectar sobre todo a gente que trabaja en el campo y a veterinarios. También a quienes practiquen deportes de agua o incluso la pesca. La forma de contagio más habitual es mediante el contacto de agua infectada con alguna herida. A su vez, el agua se infecta por la orina de pequeños mamíferos, de perros y de cerdos.

Dastis no conoce ningún caso de contagio por latas, al igual que el doctor Agustín Muñoz Sanz, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario de Badajoz y también coautor de otro estudio sobre la leptospirosis, que considera el mito más que improbable. "Incluso aunque las ratas hubieran orinado en las latas, una vez la lata se seca, la bacteria no puede sobrevivir", afirma. Además, la temperatura de los refrigeradores y de las máquinas expendedoras reduce aún más esa de por sí remota posibilidad apunta el facultativo.

Aballe recuerda que las latas se esterilizan antes y después de llenarse, y que además los paquetes se suelen cubrir con plástico antes de distribuirse. Además de eso, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya publicó un estudio en 2002 en el que apuntaba que la limpieza de las latas era mejorable, pero "no hay nada en el exterior de estas latas que pueda hacernos enfermar". No había contaminación fecal de mamíferos, insectos o aves en la muestra que tomaron.

Pero, aunque no haya riesgo de contagiarse por leptospirosis, ¿vale la pena limpiar las latas antes de beber? Tanto Dastis como Muñoz Sanz creen que sí: "Mejor beber en un vaso -apunta Muñoz Sanz-, pero el vaso también tiene que estar limpio". Eso sí, "no hace falta desinfectar las latas, con limpiarlas un poco vale". Aballe aconseja: "Si hay dudas, límpielo, tal y como haría con un vaso o con un cubierto".
"No es un problema de salud pública", puntualiza Muñoz Sanz, recordando que las versiones de este embuste suelen mencionar falsas advertencias de organizaciones vinculadas a la salud. Aballe agrega que en ningún lugar del mundo se ha sabido de ningún caso real, a pesar de que se consumen 300.000 millones de latas en todo el planeta.

Muñoz Sanz añade una comparación para quien todavía desconfíe: "¿Verdad que no nos preocupamos por los pasamanos de las escaleras mecánicas de los centros comerciales, donde están todos los virus de la gripe y los adenovirus, los que causan infecciones como la conjuntivitis y la gastroenteritis?".