Mucho se discute sobre el lenguaje inclusivo en el mundo, ya sea desde la política, la academia o las organizaciones sociales. Es un tema que genera posiciones a veces extremas y reacciones similares.
La lengua en disputa, de Ediciones Godot, trata sobre ello con el tono calmo y analítico que merece; es el resultado de un debate que tuvo lugar en el marco de la octava Feria de Editores en Argentina bajo el mismo nombre.
El intercambio se dio entre la ensayista Beatriz Sarlo y el lingüista Santiago Kalinowski. La intención fue replicar una lógica de debate tradicional, en la que los invitados conocieran de antemano los ejes sobre los cuales se iba a discutir para poder preparar sus argumentos.
En pocas páginas se estructuran las principales objeciones o beneficios del uso del lenguaje inclusivo. El registro oral del libro permite que los argumentos se intercalen con sencillez, sin perder su profundidad.
Por ejemplo, ambos debaten sobre varias de las cuestiones que han hecho del lenguaje inclusivo un terreno tan encarnizado. ¿Al modificarse la lengua se modifica la realidad? Por lo tanto, ¿ser más inclusivos en el lenguaje abre una puerta de que esa inclusión se traslade a lo real? "La realidad no está configurada por la lengua; sin embargo, en cualquier intento de modificar la realidad hay un componente lingüístico clave y central, hoy y siempre", dice Kalinowski, mientras Sarlo cree que "algunos esfuerzos que pueden hacerse con la lengua pueden tener éxito y otros cambios los define el azar". Esta discusión, evidentemente, es más amplia en el libro, aunque no sea -ni pretende serlo- concluyente.
¿El inclusivo pone en riesgo la inteligibilidad del castellano? A Sarlo, por ejemplo, no le molesta el riesgo pero sí la "imposición". "La imposición me resulta un forzamiento y, en el caso de la lengua, un forzamiento fuerte. La lengua va cambiando con otros ritmos", dice. Como ejemplo, menciona que para que "nigger" fuera impronunciable en Estados Unidos debió ocurrir la guerra de secesión y el movimiento negro por la conquista de derechos. "Se precisó una fuerza política, ideológica y de movimiento", dice.
Para Kalinowski, "la lucha del inclusivo es una lucha realmente en serio, que se mide en mujeres muertas", y que esa es su pelea. "El objetivo del inclusivo no es volverse gramática, no es volverse lengua", dice. Y reconoce que en la lengua "siempre se intenta que para el hablante haya un esfuerzo menor de articulación".
Pero, dice sin embargo, no es ese el objetivo del inclusivo, sino que "busca crear en el auditorio la conciencia de una injusticia". "Y lo logra", acota. "Logra la reacción del que ve amenazado su privilegio, que es una reacción muy violenta en general", dice el lingüista. Y concluye que a su juicio "no hay un problema de inteligibilidad".
Estos son solo algunos de los temas tocados en el libro, en el que se discute también el uso del neutro en el lenguaje y otros aspectos vinculados al feminismo y machismo. Son parte de una discusión que, como la lengua, sigue cambiando.
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