Este jueves a las 19 horas se presenta "Hijos de", de Elena Risso, en la Sala Julio Castro de la Biblioteca Nacional. La presentación estará a cargo de la editora de la revista Galería, Mónica Bottero, el doctor Álvaro Vázquez y la empresaria Claudia Sánchez.
Leé un fragmento de una de las entrevistas que conforma el libro:
RAMIRO,
hijo del líder y fundador
del MLN-T, Raúl Sendic
La modelo Andrea Sheppard abrió la puerta del atelier del diseñador
uruguayo Pablo Suárez. Amablemente, dijo: "ya viene", refiriéndose
a Ramiro Sendic.
La casa está ubicada en la calle Joaquín Nuñez, en el corazón de
Punta Carretas, y tiene características similares a cualquier local de
venta de prendas de alta costura, con salones en los que se exhiben
vestidos de diferentes colores.
Al fondo hay un importante patio con una piscina, donde se ven
dos perros pertenecientes a Suárez. Adentro solo está un bulldog
francés negro, propiedad de Ramiro, a quien define como su "hijo".
Llega y se sienta detrás de un escritorio. Vestido sobriamente
pero con estilo, y con el pelo prolijamente cortado, como luce habitualmente
este productor y empresario, es que aparece el hijo de Raúl
Sendic (1), fundador e histórico líder del Movimiento de Liberación
Nacional-Tupamaros (MLN-T).
A sus 48 años, Ramiro asegura que vivió "varias vidas a la vez".
Porque en casi cinco décadas pasó por distintas situaciones: creció
siendo el hijo de uno de los presos más famosos del país, residió en
México y en Cuba e integró el Movimiento 26 de Marzo (26M). Hasta
que un día, dejó la militancia activa para dedicarse al mundo de la
moda.
Junto a su socio y amigo Pablo Suárez ha formado una de las
duplas más exitosas en el mundo de la moda local. Su presencia en
revistas y en actividades sociales es una constante. Es habitual verlo
en fotografías acompañado de bellas modelos y figuras de la sociedad
uruguaya. Siempre impecable y sonriente, porque si algo lo caracteriza
es su risa fácil y espontánea, incluso cuando habla de temas
que pueden resultarle dolorosos.
Al principio, a algunos podría generarle algún cortocircuito la
historia del hijo del guerrillero devenido en una celebridad en el
mundo de la moda y de la noche. A esta altura, a él poco parece
importarle. Será porque encontró un lugar en el que se supo consolidar,
sin apartarse de las convicciones políticas que conoció desde
niño.
El niño de los seis dedos
El 9 de febrero de 1964, en el Hospital de Paysandú, Nilda Rodríguez
dio a luz a su segundo hijo. Le puso de nombre Ramiro. Dos años
antes, había tenido a Raúl (2).
Cuando le entregaron al bebé, vio que tenía una mano vendada. Es
que al nacer había sido necesario operarlo para quitarle un sexto dedo.
Cuando dejó el hospital, Nilda volvió a la casa de los abuelos de los
niños, con los que residía. Tenía veinte años y hacía ya tiempo que no
convivía con su esposo, Raúl Sendic. Su condición de integrante del
MLN-T lo hacía mantenerse en la clandestinidad.
Nilda tenía 15 años cuando conoció a Sendic. No terminó sus estudios
porque se casó con él, que en esa época era un estudiante de Abogacía
vinculado al Partido Socialista. Mientras él estuvo en la clandestinidad
y luego preso, ella era el sostén económico de la familia en
base a distintos trabajos.
La infancia de Ramiro transcurrió en su mayor parte en Paysandú.
Recuerda que hubo una etapa en la que vivieron "del otro lado de la
frontera de Brasil", aunque no guarda demasiados recuerdos de ella.
De todas maneras, tiene claro que tenían "un mono que robaba los
juguetes".
De chicos no se hablaba demasiado de política en su casa. A su
abuelo no lo tiene muy presente porque murió siendo él muy pequeño.
Sí a su abuela y a su tío el Tata, casado con una hermana de ella.
Con él era con el único que se tocaban algunos temas de actualidad.
El Tata oficiaba de contacto entre Sendic y su familia cuando el dirigente
tupamaro estaba en la clandestinidad.
Cuando niño, en su casa eran "muy pobres". Asegura que se "rebuscaban"
para que no faltara nada, pero que no era sencillo. En una
ciudad como Paysandú todos sabían que eran los hijos de quien eran.
Y para Nilda, el ser la esposa de Sendic significaba una condición que
en vez de abrir puertas ayudaba a cerrarlas.
Como hermano menor que era, a Ramiro le tocaba heredar la ropa
que le iba quedando chica a Raúl. Tal vez por eso, pasaba años vestido
de la misma manera, pues cuando él dejaba de usar las de su talla
porque había crecido, le tocaban las de su hermano mayor. Idénticas,
pero más grandes.
La madre de los niños era "muy exigente" y por eso estaba encima
de ellos en los estudios que cursaban en el Liceo 11 de Paysandú.
Después pasaron al Liceo 1 de la ciudad.
Ramiro guarda buenos recuerdos de aquellas épocas, a pesar de las
dificultades que pasaron. "Vivir en Paysandú fue duro, porque, como
dicen, ‘pueblo chico, infierno grande'. Pero al mismo tiempo, eso te
aislaba de lo que pasaba en Montevideo. Nosotros vivíamos en un
barrio con chiquilines de nuestra edad, entonces en ese sentido teníamos
una infancia casi normal", reflexiona.
Con su hermano Raúl tiene hasta ahora una "relación bárbara". Desde
chico fue así. Se llevan poco más de un año y medio, así que nunca lo
vio como una figura paterna. Sí como un gran estudiante, lo que le
significó a él ir "siempre atrás" en temas académicos.
La familia creció
Ramiro dice que a su padre lo conoció cuando ya estaba detenido
en la cárcel de Punta Carretas. En su memoria guarda alguna "imagen
difusa" de cuando eran más chicos y Sendic iba a visitarlos estando en
la clandestinidad. De esas visitas, en las que caía con algún juguete,
"no se podía decir nada", pues nadie debía enterarse que había estado
ahí.
No tiene recuerdos nítidos de cómo era su padre físicamente fuera
de la cárcel, ya que casi no guarda en su memoria registros de él en
libertad.
Por eso, sus primeras vivencias junto a Sendic están relacionadas
con la cárcel que ahora es un centro comercial ubicado a pocas cuadras
de su lugar de trabajo.
Cuando Ramiro era niño, junto a su hermano y su madre esperaban
las vacaciones o algunos fines de semana para recorrer los más de 370
kilómetros que separan Paysandú de Montevideo, para ver a Sendic.
Cuenta que fue una época compleja por la distancia. Que después,
cuando lo trasladaron a Paso de los Toros, era más fácil visitarlo. Es
estando en esa localidad, rememora, que un día su padre les pidió que
fueran separados. Hubo una razón que lo llevó a tomar esa decisión:
cuando iban juntos, Raúl monopolizaba la conversación y su hermano
menor no hablaba. De esa manera, se aseguraba de poder tener diálogos
con los dos.
Luego de cinco años en Paso de los Toros, Sendic fue trasladado,
junto a otros presos, a distintos puntos del país (3). Pero ahí su familia
estaba fuera del país.
De sus idas a la cárcel, Ramiro recuerda que se pasaban momentos
"súper incómodos" porque los revisaban y había "gente alrededor todo
el tiempo". Además, a su padre podían verlo a una distancia de un
metro, separado por rejas.
Cuando Raúl Sendic fue detenido el 1.° de setiembre de 1972 (4),
recibió un disparo en la cara que le destrozó la mandíbula, lo que le
provocó dificultades para hablar y comer.
"No era fácil entender lo que decía: como consecuencia del balazo
de carabina que había recibido en el rostro cuando fue detenido, le faltaba
parte de la lengua y de la mandíbula; también había perdido sensibilidad
en casi toda la zona. Luego de varias cirugías le habían rehecho la
cara, pero en la cavidad bucal, sobre todo debajo de la lengua, tenía
pólipos y socavones como si sus mucosas fuesen un campo bombardeado.
Cuando él se olía mal sabía que con lavarse la prótesis y las pocas piezas
dentales que le quedaban no alcanzaba, y a falta de espejos buena era
una ayuda externa" (5).
A sus hijos los "prepararon mucho", para que cuando lo vieran no
se sorprendieran con la imagen paterna. Ramiro no sabe si fue porque
siendo niños no daban tanta "trascendencia" a esas cosas, o porque los
prepararon tanto para el encuentro, que este no los impactó como los
adultos esperaban. A pesar de que su padre se tenía que esforzar "mucho
para hablar porque le faltaba un pedazo de la lengua".
Entre risas, Ramiro cuenta que esa es una de las cosas que determinarían
que un psicólogo se hiciera "una fiesta" con él. Porque constituyó
una de las tantas situaciones poco comunes para un niño, que a él le
tocó vivir con total naturalidad y sin rencores.
Como también, por ejemplo, cuando estando su padre preso, ellos
y su madre se enteraron de que Sendic tenía otros hijos. Y fueron todos
juntos a visitarlo el 6 de enero de 1971, para celebrar el Día de Reyes.
"Nilda, que se había planteado la separación [de Sendic] a mediados
de 1965, volverá a ver a Sendic recién en 1970, en la Cárcel de Punta
Carretas y cuando ella concurra a las visitas llevará a los cuatro hijos de
Raúl, los dos de ella y los dos de Violeta [Setelich]. ‘En mi familia me
criticaron por ese gesto'" (6).
"Era todo así", cuenta hoy sonriente Ramiro. "Era una familia a la
que le pasaban demasiadas cosas. Mi vieja tuvo que entrar [a la visita]
con los otros hijos. Ella lo sospechaba, pero se terminó de enterar cuando
él le pidió para verlos a todos, porque los padres presos le hacían regalos
a los hijos", relata.
"Recibí una carta tuya muy grata para el día de mi cumpleaños, sin
fecha [lo que es la ancianidad], y otra cariñosa de Nilda que me tranquilizó
bastante. Te confieso que uno de mis puntos vulnerables es la situación
de mis hijos. Siempre me acuerdo de aquel Día de Reyes en Punta
Carretas cuando se me aparecieron los dos chiquitos de la mano de los
dos grandes. Era el orden surgiendo del caos" (7).
Así que de buenas a primeras, los dos hijos se convirtieron en cinco.
A Raúl y Ramiro Sendic Rodríguez se sumaron Jorge (8) y Alberto
Setelich (se llaman así porque usan el apellido de su madre Violeta).
Después conocieron a Carolina Sendic (hija de Yenny Itté).
Hoy Raúl y Ramiro siguen siendo tan unidos como cuando eran
niños, y ambos tienen una "relación bárbara" con sus hermanos varones,
a pesar de que no comparten el apellido porque así lo decidió en
su momento la madre de ellos. Con Jorge es con quien están más cerca,
pues hace ya tiempo que acompaña a Raúl en la política. Con Carolina,
que vive en París, prácticamente no tienen vínculo.
Ramiro no oculta que Sendic tuvo distintas mujeres durante sus
años al frente del MLN-T. Lo cuenta con normalidad, sin hacer ningún
tipo de juicio de valor. Nilda, Violeta y Yenny fueron las madres de los
hijos de Sendic. Su última compañera fue Xenia Itté, hermana de Yenny.
De acuerdo al testimonio de Ramiro, eran dos hermanas a las que
su padre conoció en Bella Unión.
Notas:
1 Raúl Sendic nació en Flores el 16 de marzo de 1925 y murió en París el 28 de abril
de 1989. Fue uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros
(MLN-T) y lideró esa organización hasta el momento de su muerte. En 1970
resultó detenido y recluido en la cárcel de Punta Carretas, hasta que en setiembre
de 1971 fue uno de los protagonistas de «El abuso», nombre con el que se conoce a
la fuga de 110 presos de ese centro penitenciario. Vivió varios meses en la clandestinidad.
En 1972 volvió a caer preso y continuó detenido hasta la salida de la dictadura,
en 1985. Tuvo cinco hijos: Raúl, Ramiro, Jorge, Alberto y Carolina.
2 Raúl Sendic Rodríguez nació en Paysandú el 29 de agosto de 1962. Se recibió
como genetista en Cuba, pero en Uruguay ha estado volcado a la actividad política.
Fue diputado en el período 2000-2005 por el Movimiento 26 de Marzo, sector
del que se desvinculó años más tarde. En el gobierno del expresidente Tabaré
Vázquez (2000-2005) fue vicepresidente y luego presidente de Ancap, y también
ministro de Industria, Energía y Minería. La administración encabezada por José
Mujica lo nombró presidente de Ancap.
3 Raúl Sendic integró el grupo conocido como «los rehenes», que eran nueve de los
dirigentes más representativos del MLN-T. El resto del grupo lo completaban Eleuterio
Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof, José Mujica, Adolfo Wasem, Julio
Marenales, Henry Engler, Jorge Manera y Jorge Zabalza.
4 Fue durante un tiroteo en la Ciudad Vieja. Sendic estaba acompañado de Xenia
Itté, su compañera en ese entonces, y de Jorge Ramada.
5 Testimonio de Marcelo Estefanell que, en su condición de integrante del MLN-T,
estuvo detenido y compartió reclusión con Raúl Sendic. Marcelo Estefanell. El
hombre numerado. Montevideo: Ediciones Santillana, 2007, pág. 30.
6 Testimonio de Nilda Rodríguez. Samuel Blixen. Sendic. Montevideo: Ediciones
Trilce, 2007, pág. 137.
7 De una carta de Raúl Sendic enviada a su hermana Alba. Raúl Sendic. Cartas
desde la prisión. Montevideo: Letraeñe Ediciones, octava edición, 2007.
8 Jorge Setelich asumió como presidente de AFE en el gobierno del mandatario José
Mujica. Antes fue gerente general y también trabajó con su hermano Raúl.
(c) Elena Risso: "Hijos de", Editorial Fin de Siglo.
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