João Geraldo Roveri, residente en el municipio de Mirandópolis (San Pablo, Brasil), era conocido por sus vecinos por su trabajo como conductor de un auto de perifoneo. Durante años, Roveri recorrió las calles de la localidad emitiendo por altavoces todo tipo de anuncios.

El empresario falleció el pasado sábado a los 65 años, aquejado de una dolencia cardíaca. Para sorpresa de todos los residentes de Mirandópolis, horas después del deceso de Roveri su voz volvía a sonar a toda potencia por las calles de la ciudad.

“Atención, comunicamos nota de fallecimiento: falleció en esta ciudad quien les habla. Aguardo vuestra presencia en el velorio municipal para nuestros últimos contactos. Por favor, llevar bebidas y bocadillos. Y atención: en caso de que no pueda ir, vendré a buscarlo”, repetía el anuncio.

Según informa el medio local Metrópoles, Roveri grabó ese anuncio en 2015, cuando sin siquiera había sido diagnosticado con el trastorno cardíaco que acabaría por llevarlo a la muerte. En aquel entonces envió el audio a algunos amigos y, bromeando, les dijo que la emisión del aviso sería su última voluntad cuando la parca lo visitara.  Y los amigos cumplieron.