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Facundo Ponce de León acaba de publicar su primer libro, “Daniele Finzi Pasca. Teatro de la caricia”, una recopilación de conversaciones con uno de los referentes en el mundo de la clownería. El libro, ordenado de manera circular, y que culmina en el mismo lugar en el que empezó, relata, a través de diálogos intercalados con textos de Finzi Pasca, la peripecia de vida del protagonista, su concepción del arte de la clownería y su relación con el mundo.
El protagonista, clown, y no payaso, fundó el “Teatro Sunil” en 1983, y trabajó ininterrumpidamente en ese fascinante mundo hasta el día de hoy. Colaboró, entre otros, con el Cirque Eloize y el Cirque du Soleil, escribió innumerables obras y teorizó sobre el arte del circo. En el medio, viajó por América, cuidó enfermos en la India y conoció a la Madre Teresa.
Dice Facundo Ponce de León que conoció al protagonista de su libro en 1993. “Un domingo fui con mi padre al Teatro La Gaviota a ver Ícaro. Me lo había recomendado una amiga. Me gustó tanto la obra que me quedé a saludar a Daniele. Yo tenía 15 años y él 31. Por ese entonces yo estudiaba teatro en el liceo e hice varios talleres de clownería con Daniele, María, Marco, Antonio y Nicola, todos miembros del Teatro Sunil. Desde entonces somos amigos. Al principio por carta y fax, luego por mail y Skype”.
A partir de esa amistad, surgió la posibilidad de escribir un libro. Sin embargo, no fue una idea del autor, sino de la esposa de Finzi Pasca. Tantas conversaciones merecían un lugar en el mundo. “El libro es una idea de Julie Hamelin, esposa de Daniele. Se le ocurrió que grabáramos nuestras conversaciones para generar a partir de ellas un libro que cuente su concepción artística. En mayo de 2007 me fui una semana a Magadino, un pequeño balneario de la Suiza italiana. A las 6 de la mañana desayunábamos, preparaba el mate (él también toma) y ponía REC. Al mediodía cortábamos y casi siempre nos íbamos a almorzar a lo de Hugo Gargiulo (uruguayo también) y María Bonzanigo, que estaban a pocos pasos de la casa. En la tarde retomábamos la charla aunque no siempre las grababa. De los encuentros y las grabaciones de esa semana surgió el libro”, explica.
Ponce de León cuenta que no fue él quién eligió a su personaje, sino que fue al revés. En ese sentido, “sólo respondí que sí porque me parecía un desafío y un regalo de la vida poder escribirlo. Nunca les pregunté por qué a mí”.
Pese a que todos tenemos en la mente esa imagen del clown, quizás no lo podemos asociar a algo “propio” de nuestra cultura. Sin embargo, el autor señala que “la clownería es un terreno cercano al ser humano, sea uruguayo, australiano o chino, y no es algo que haya que entender sino más bien que descubrir. Debemos distinguir clowns de payasos. Éstos últimos son los de nariz roja, zapatos grandes y hacedores de gags que nos hacen reír. Los clowns no tienen por qué tener esas características. Su tarea está más vinculada a la poesía y la antropología. Son personas preocupadas por descubrir, a través del arte, las claves de la vida humana. Generalmente saben contar historias y la narración es uno de los terrenos donde más tratamos de conocernos a nosotros mismos. Un clown es alguien que tiene la capacidad de contarnos peripecias que parecen que fueron escritas para uno y que esconden pistas para seguir buscando. Esas historias a veces son diálogos, a veces son imágenes, a veces son silencios y a veces son simplemente un gesto”.
Pero el trabajo de Facundo Ponce de León y el mundo de los Clowns no termina con este libro. Actualmente, prepara una tesis doctoral en la que vincula la filosofía política con la historia del clown. ¿Hay una línea entre Maquiavelo y Daniele Finzi Pasca, entre el mundo del clown y el de la política? El autor no duda, y dice que sí. “Creo que hay varias líneas que pasan entre Maquiavelo y Daniele Finzi Pasca. Concentrémonos en la principal. La política es la actividad humana que se encarga de planificar y ordenar la vida en comunidad. La clownería, el circo, el arte en general, es la actividad humana que se encarga de mostrar, descubrir o sugerir un sentido vital. Todo artista es alguien que anda en busca del sentido. La vinculación entre la política y el arte es la pregunta por la relación entre nuestra vida en comunidad (que tiene que ser ordenada para que funcione) y nuestra vida interior y personal (que tiene que tener algún sentido para que sea plena). Creo que los clowns se mueven de una manera muy interesante entre estos terrenos. Históricamente tienen la capacidad de ir a la feria a cautivar al pueblo y la misma noche ir al castillo a contarle historias a reyes y cortesanos. Son historias contadas en público pero llenas de sentido íntimo, solitario. (De hecho los clowns son muchas veces solitarios, Daniele sería una excepción en este caso). Tratando de resumirlo más: los políticos crean o coartan condiciones públicas para que los clowns puedan contarnos sus historias y llenar de sentido la vida de cada uno. Investigar esta relación es moverse entre Maquiavelo y Daniele. La intuición es que la autoridad está en los Clowns”.
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Teatrodelacariciacap1.pdf -
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