El matemático Eduardo Cuitiño es un apasionado por los misterios. Su naturaleza inquisitiva ya quedó suficientemente demostrada en sus exploraciones literarias de algunos enigmas locales e internacionales. Ha escrito sobre la identidad de Jack el Destripador, el tesoro de las Masilotti, la nacionalidad de Carlos Gardel o la estancia La Aurora, entre otros temas que han encendido la curiosidad humana durante años.
Cuitiño busca aplicar siempre la lógica y la deducción (ayudado por la chispa de la imaginación) para dar con una respuesta razonable a sus preguntas. ¿Creen que sus soluciones son poco probables? No si aplicamos la máxima de Sherlock Holmes, para quien "cuando se descarta lo imposible, lo que queda, aunque sea improbable, debe ser la verdad".
Su más reciente libro es Misterios del mar (Fin de Siglo, 2018), en el que explora varios enigmas históricos y algunos recientes, desde los fuegos de San Telmo al trágico fin de Solís, del volcán submarino del Arroyo Solís a "la casa de la viuda" en Punta del Diablo.
Por ejemplo, hay muchas hipótesis sobre el origen del nombre Montevideo, nuestra capital. En su libro, Cuitiño las repasa pero ofrece también una nueva teoría.
"¿De dónde surge ese misterioso nombre?", se pregunta Cuitiño en comunicación con Montevideo Portal. De la mano del matemático y escritor -o más bien de su puño y letra- echamos una ojeada a algunas de las teorías en esta nota.
Teorías místicas
La teoría de Madre Esmeralda: "monte vi deus, sobre el monte he visto a Dios"
Esmeralda Gutiérrez, nacida sobre la falda del Cerro de Montevideo en abril de 1924 y más conocida como Madre Esmeralda, fue una famosa "mensajera divina" que anunciaba a Uruguay como la nueva Tierra Santa, a Montevideo como la nueva Jerusalén y profetizaba al Cerro como el nuevo Monte de Sión. Es decir, afirmaba que la segunda llegada de Cristo a la Tierra debería esperarse en Uruguay, más precisamente sobre el Cerro de Montevideo, el cual según ella, esconde un código oculto: "Monte vi deus", sobre el monte vi a Dios.
(Los seguidores de Madre Esmeralda cambiaban las letras de su nombre y leían "Es la madre").
Teorías idiomáticas
La más antigua y tradicional difundida desde la escuela: "Monte vide eu". Que serían las palabras proferidas por el vigía de alguna antigua expedición al divisar desde lo alto de la cofa mastelera al cerro de la futura capital del Uruguay. Que en una mezcla extraña de portugués, italiano y español significaría: "Yo ví un monte" o "véase un monte".
Una variante más culta es "Montem video", con un marinero que hablaba en latín, aunque es sabido que los expedicionarios eran casi mercenarios sacados de la cárcel con educación nula. Además, en los descubrimientos nunca se usó bautizar por el grito de un vigía los puntos divisados: puerto veo, cabo veo, isla veo, etcétera. Lo tradicional era usar el santoral.
La teoría indígena
Hay quienes afirmaron que en lengua charrúa era llamado Monte "Oviti", que significaría cerro puntiagudo. Lo cual es extraño pues esa no era justamente su forma.
El primer nombre que figuró en un mapa: "pináculo detentio"
Mal traducido desde el latín como pináculo de la tentación, en el mapa de Martín Waldseemuller (1507) se lee sobre nuestro cerro "pinachullo detentio", es decir, pináculo de la detención. Es muy razonable que los primeros marinos que visitaron estas tierras no solo usaran la bahía natural para proteger las embarcaciones y buscar agua dulce, sino que se vieran además tentados en observar el paisaje desde lo alto del cerro.
Teorías del código oculto: MONTE VI D.E.O. monte sexto dirección este-oeste
También muy enseñada en las escuelas de nuestro país. El primer cerro podría ser el de las Ánimas, luego el San Antonio, el del Toro, el Pan de Azúcar, el de los Burros... y el sexto... el de Montevideo en sentido este-oeste, indicando el ordinal sexto en dirección este oeste, generando la palabra «video».
Sin embargo sería un complejo sistema de navegación, imposible de aplicar en viajes nocturnos y que obligaría a transitar muy cerca de la peligrosa costa.
El enigmático "vidi"
En realidad, la clave para el nombre de nuestro cerro y el futuro nombre de la capital de nuestro país la esconde el vocablo "vidi".
Fue justamente "Monte vidi" como llamó la expedición de Magallanes a nuestro querido Cerro de Montevideo.
Esas fueron las enigmáticas palabras anotadas en el «derrotero» del viaje de Magallanes compuesto por D. Francisco Albo, contramaestre de nave «Trinidad», dada a "una montaña hecha como un sombrero" divisada en los primeros días de 1520, a poco de entrar en el estuario del río de la Plata.
¿Qué significaba aquél vocablo "vidi" que terminó derivando en el nombre del cerro y de nuestra futura capital? Es uno de los misterios del mar que llevaremos por siempre los uruguayos. Un nombre único, nada habitual en los descubrimientos.
En el derrotero de Francisco Albo se cita al Cabo Santa María, que viene a ser la actual Punta del Este, pues así había sido bautizado por la anterior expedición de Solís, al pasar por allí el 2 de febrero de 1516 (día de la purificación o de Nuestra Señora de la Candelaria, cuadragésimo día posterior al nacimiento de Jesús). También le llamaron San Sebastián de Cádiz a la isla de Lobos, y Nuestra Señora de la Candelaria a la bahía de Maldonado. Es decir, lo habitual era usar el santoral, o alguna referencia religiosa.
El historiador Buenaventura Caviglia propuso en 1925 que el término VIDI podía significar el ordinal sexto (VI) seguido de la letra inicial de la palabra destas y luego la correspondiente a la denominación Indias, para terminar llamando al cerro VIDI, como el sexto de estas Indias. Esta versión está muy ligada a la de Monte VI D. E. O. (sexto dirección este-oeste).
Rolando Laguarda Trías señaló que la pauta la da la expresión «VIDI»; habría sido encontrada en 1520 por gente de la expedición de Magallanes: V (espucci) i (nvenit) di (501), es decir "Vespucio lo descubrió en 501". Dando lugar a que Américo Vespucio había llegado a estas aguas mucho antes, en el año 1501.
Una nueva teoría: una teoría numérica
El enigmático vocablo «vidi» del derrotero de Francisco Albo fue el germen sobre el cual derivó el nombre de la capital del Uruguay.
Vidi es la clave enigmática que esconde el intrigante secreto de la capital del Uruguay.
Este tipo de denominación es muy extraño, y no apareció ni antes ni después en los mapas españoles de esta u otras expediciones. ¿Por qué? ¿Qué significa? ¿Qué significó? ¿Qué podría esconder?
Para tratar de llegar a una respuesta antes que nada debemos tener en claro en qué situación se bautizó así nuestro Cerro.
Cuando se asignó el verdadero nombre Vidi, la tripulación de Magallanes estaba eufórica, con la algarabía de que habían encontrado el pasaje hacia el océano Pacífico. De ser así, el puerto de Montevideo hubiera sido de vital importancia estratégica. Hete aquí la clave para el origen del vocablo «Montevideo».
¿Qué significa VIDI en números romanos?
Todas las letras corresponderían a números. La V es 5, la I es 1, la D es 500. Podría ser entendido como 51-501. Podría tratarse de una coordenada en forma decimal: 51,501°. Se puede tratar de un juego que intenta esconder un número.
Los marinos de la época tenían muy buenos métodos para calcular la latitud, pero no ocurría lo mismo con la otra coordenada, la longitud.
La longitud actualmente se mide a partir del cero del meridiano que pasa por Greenwich, sobre el observatorio de Londres. Pero en el siglo XVI, ¿cómo medían la longitud?
Para navegar se requiere conocer la latitud y la longitud. Los pilotos de la expedición calculaban muy bien la latitud a partir de la posición del sol con el sextante. El derrotero de Albo no es un cuento, es un listado matemático de cálculos muy precisos. Sin embargo, la longitud era un tesoro complejo y muy difícil de calcular con la tecnología de la época ya que se necesitaba un cronómetro.
Si realmente habían ubicado la conexión a las Indias por occidente a través del Río de la Plata, el puerto de Montevideo hubiera sido de vital importancia para el futuro de la Corona española. Conocer, entonces, de forma precisa sus coordenadas hubiera sido fundamental, muy especialmente su longitud. Hubiera sido muy interesante crear un código que no fuera de fácil lectura para un profano, pero sí para un experto marinero.
Mediante Google Earth observamos que el cerro de Montevideo tiene una longitud de 56°, si se toma el cero sobre el meridiano que pasa por Greenwich... ¿Pero dónde tomarían el cero los marinos que trabajaban para la Corona española?: sobre el meridiano que pasa por el puerto de Palos en Cádiz (Sanlúcar de Barrameda).
La longitud de Cádiz está sobre los 6° o 5° de Greenwich. Entonces, tomando el meridiano cero sobre Cádiz, y considerando la falta de precisión de la tecnología de la época, entre Cádiz y Montevideo hay 51° o 50°. Se parece -y mucho- al VIDI en números romanos: 51-501. Una estimación razonable para la tecnología y la calidad de los mapas de la época.
Por Eduardo Cuitiño