Por The New York Times | Amelia Nierenberg

La decisión de adelantar y atrasar el reloj dos veces al año es muy debatida. Aquí tienes la situación del debate y lo que podría significar para ti.

El 13 de marzo, la mayoría de las personas en Estados Unidos adelantaron sus relojes una hora para marcar el fin del horario estándar (con mañanas de más luz y tardes más oscuras) y el inicio del llamado horario de verano. En México, las personas harán lo mismo este domingo 3 de abril.

Pero, según las encuestas, a la mayoría de las personas en EE. UU. no les gusta cambiar su reloj dos veces al año y los días después del cambio suelen ser difíciles para la salud pública.

Como resultado, un grupo cada vez mayor de científicos, políticos y líderes empresariales han estado instando al país a dejar de cambiar los horarios y elegir un sistema permanente de horario. De hecho, el Senado de Estados Unidos aprobó en marzo una legislación que, si recibe el respaldo de la Cámara de representantes y del presidente Biden, podría hacer que el horario de verano sea permanente.

El problema con el cambio propuesto es que los científicos creen que es una pésima idea.

A favor de un horario permanente de verano

La afirmación de que mañanas más oscuras y tardes más luminosas serían de beneficio para la salud pública no ha sido bien estudiada, en parte porque es casi imposible realizar experimentos nacionales sobre el tema. Y, de hecho, muchos estudios relacionados son limitados y, a veces, contradictorios.

Sin embargo, un grupo muy ruidoso de líderes empresariales, académicos y senadores de ambos partidos políticos han sugerido que un cambio permanente al horario de verano sería beneficioso para la mayoría de las personas en Estados Unidos.

Marco Rubio, senador republicano por Florida, ha sido uno de los defensores más notables del cambio; argumenta que los estadounidenses no deberían sufrir por la pérdida de sueño ni la molestia ocasionada por cambiar los relojes dos veces al año. Las tardes con más luz, dicen él y otros senadores, harán que las personas sean más productivas, estén más descansadas y felices.

Algunas investigaciones —limitadas pero relacionadas— parecen respaldar esa afirmación. En Dinamarca, un grupo de científicos realizó un estudio en 2017 para analizar una base de datos psiquiátrica con más de 185.000 personas entre 1995 y 2012. Encontraron que la transición del otoño al horario estándar se asoció con un aumento del 11 por ciento en los episodios depresivos, un efecto que tardó 10 semanas en disiparse. El cambio primaveral, por el contrario, no tuvo un efecto similar.

También hay intereses económicos. Algunos cabilderos de las industrias del comercio minorista y del ocio argumentan que más luz en las noches le daría a los consumidores más tiempo para gastar dinero, por ejemplo, en hacer compras o jugar al golf.

Y algunos defensores dicen que un horario permanente de verano también podría ahorrar energía, ya que las personas no tendrán que encender la luz hasta más tarde (aunque la mayor parte de los estudios refutan esa afirmación o solo detectan un efecto menor).

Los que están a favor de la medida también aseguran que con más luz en las tardes habría menos robos y avenidas más seguras para los peatones. Y un horario de verano en general significaría menos accidentes vehiculares con saldo mortal.

“La oscuridad mata; la luz solar salva”, dijo Steve Calandrillo, profesor de derecho en la Universidad de Washington que ha realizado investigaciones económicas sobre el horario de verano. Calandrillo afirma que la hora punta de la tarde ya es peligrosa: las calles están congestionadas, los conductores cansados y es mucho más probable que hayan consumido alcohol.

Pero los caminos oscuros solo son un factor en la seguridad vehicular.

A favor de un horario estándar permanente

Por otro lado, varias coaliciones de científicos, entre las que se cuenta la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, argumentan que el horario estándar, con sus mañanas más alumbradas, está más alineado con la progresión del sol y por lo tanto con el reloj natural del cuerpo. Sin embargo, los estudios a favor de este argumento tampoco prueban una relación de causa efecto.

Los científicos dicen que un cambio permanente al horario de verano podría descompensar los ritmos circadianos de las personas y causar consecuencias de salud involuntarias.

Las mañanas luminosas ayudan a las personas a despertar y estar alertas; las noches oscuras permiten que el cuerpo produzca melatonina, la hormona que desencadena el sueño. Cuando hay demasiada luz por la noche puede ser difícil quedarse dormido. Cuando está muy oscuro por las mañanas, puede ser difícil despertar. Juntas, estas circunstancias podrían conducir a la falta de sueño.

Un estudio de 2019, que examinó cómo la luz afecta a las personas en ambos extremos de un mismo huso horario, reveló que una hora extra de luz natural por las noches condujo a un promedio de 19 minutos menos de sueño. La privación crónica del sueño se ha relacionado con una variedad de condiciones de salud como la obesidad, las enfermedades cardíacas y la diabetes.

Anita Shelgikar, profesora asociada de neurología y directora del programa de becas de medicina del sueño en la Universidad de Michigan, dice que este “desajuste” entre tu reloj biológico y las señales ambientales puede alterar tu ritmo circadiano.

Las señales lumínicas del sol también regulan el metabolismo, la producción de insulina, la presión arterial y las hormonas. Y tu reloj circadiano ayuda a controlar tu sistema inmune, así que la descompensación durante el horario de verano puede debilitar las defensas naturales de tu organismo

“La idea es que estás desequilibrado”, dijo Beth Maslow, profesora de neurología y pediatría y directora de la división del sueño en el Centro Médico Vanderbilt.

Aunque no hay ningún estudio que haya probado que el horario estándar es mejor para la salud, la mayoría de los expertos coinciden en que el desajuste circadiano puede conllevar mayores riesgos de condiciones serias de salud, entre ellas la obesidad, los desórdenes metabólicos, las afecciones cardiovasculares, la depresión e incluso el cáncer.

Para el futuro

El movimiento a favor de un horario permanente de verano está ganando impulso. En EE. UU., más de una decena de estados han aprobado legislaciones que permitiría adoptarlo y están a la espera de la autorización federal. (Hawái, la mayor parte de Arizona y los territorios como Guam, Puerto Rico y las Islas Vírgenes no cambian de hora).

Pero si la historia sirve de ayuda, adoptar un horario permanente y amplio no duraría mucho tiempo. Estados Unidos lo intentó en 1974. Después de un amplio descontento, el país volvió a modificar sus horarios dos veces al año. Rusia también lo intentó hace poco, pero puso fin a la política luego de que se desplomó el apoyo público a la medida.

Por ahora, aquí hay algunos consejos de los expertos para espantar la somnolencia. Daylight Saving Time Sleep Biorhythms Traffic Accidents and Safety Sun Watches and Clocks