La vacuna contra la covid-19 que es desarrollada por científicos de Argentina obtuvo una financiación de 1.100 millones de pesos argentinos (6 millones de dólares), que se aplicará al tramo final de investigación clínica, informaron este lunes fuentes oficiales.
Según indicó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina en un comunicado, los fondos para los estudios clínicos de las fases II y III de la vacuna serán aportados por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) de Argentina.
La vacuna ARVAC Cecilia Grierson es desarrollada en conjunto por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y el laboratorio privado Pablo Cassará.
En octubre pasado se presentaron los resultados parciales de la fase 1 de este desarrollo, “los cuales demostraron que la vacuna es segura y muy inmunogénica”, según el comunicado difundido este lunes.
El próximo paso es la obtención de la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) para el inicio de los ensayos de las fases II y III.
“La vacuna avanza sólidamente y es un orgullo para la ciencia argentina. Disponer de una vacuna nacional diseñada por nuestras científicas y científicos, y producida por una empresa privada representa un caso exitoso de articulación público-privada con impacto en la calidad de vida de las personas”, destacó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina, Daniel Filmus.
Se prevé que los estudios clínicos se harán durante el primer trimestre de 2023. Para ellos se desarrolló una nueva versión de la vacuna que incluye el antígeno en su variante ómicron, lo que permitirá evaluar durante la fase III una versión bivalente de la vacuna ARVAC.
Una vez aprobado su uso, la ARVAC Cecilia Grierson (ARVAC CG) —bautizada con el nombre de la primera médica argentina, que vivió entre 1859 y 1934— se utilizará como refuerzo, y su desarrollo se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, que se utiliza desde hace décadas para fabricar la vacuna contra hepatitis B o contra el virus del papiloma humano (VPH).
Con información de EFE