Uno de cada cinco menores de 2 años sufre desnutrición crónica en Ecuador, una cifra que llega a tres de cada diez en el entorno rural y comunidades indígenas, alertó Unicef este viernes durante una rueda de prensa en Quito.
“Son niños aparentemente sanos en comunidades en las que el 30 y 40 % de ellos tienen desnutrición crónica infantil. Es un problema de normalización y es común que no se identifique como prioridad”, aseveró el director global de Nutrición y Desarrollo Infantil de este organismo de Naciones Unidas, el español Víctor Aguayo, en su visita al país andino.
No obstante, Aguayo aseguró que, pese a la normalización de este problema entre los sectores más vulnerables de la sociedad, “es responsabilidad del Gobierno, no de Unicef” prevenir y minimizar el impacto de la malnutrición infantil, si bien manifestó que el apoyo y acompañamiento de organismos internacionales es necesario.
En este sentido, el especialista mundial de Unicef se mostró esperanzado de que el Gobierno esté “haciendo de este problema una prioridad de Estado”.
Aguayo apuntó que entre la población infantil ecuatoriana cerca del 20 % de niños y niñas no crecen con los nutrientes ni el acceso a agua potable suficientes durante los mil primeros días de vida, que, según incidió, son clave en el desarrollo físico y psicológico de los infantes.
Junto a Guatemala, Ecuador es de los países latinoamericanos con mayor incidencia de desnutrición infantil.
Sin embargo, Aguayo señaló que América Latina es la región que más ha avanzado en los últimos años en materia de salud alimentaria con respecto a otros rincones del mundo, y declaró que a nivel regional la desnutrición crónica infantil se sitúa en el 10 %.
La desnutrición infantil a nivel mundial
Aguayo, quien posee una larga trayectoria en temas de nutrición tras haber abordado esta realidad en Latinoamérica, África subsahariana y el sur de Asia, incidió en que en sus treinta años de experiencia la reducción de la desnutrición en el mundo ha sido del 45 %, con una cifra actual de 110 millones de niños y niñas en esta situación a nivel global.
Ante estas cifras, el director de Nutrición y Desarrollo Infantil de Unicef expresó que “hay razones para la esperanza”, pese a que reconoció que se debe seguir trabajando con políticas públicas y proyectos para lograr "que la lucha contra esto sea una historia de éxito”.
Y recordó que, además de la desnutrición crónica, la obesidad y el sobrepeso en menores en edad escolar también comienza a despuntar como una urgencia a tratar, que, de nuevo, afecta de manera desproporcionada a sectores vulnerables.
En esta línea, sentenció que “los más pequeños, los más pobres y los más excluidos” son quienes más expuestos están a padecer de mala salud alimentaria.
Aguayo concluyó que atajar la malnutrición en todas sus variantes “tiene que ser una prioridad que trascienda colores o ideales políticos” porque “el desarrollo de la infancia es el desarrollo del país”.
EFE