Por The New York Times | Amy Qin and Chris Buckley
La doctora Shi, tercera por la izquierda en la primera fila, con su compañero virólogo Wang Linfa, cuarto por la izquierda, y sus colegas del Instituto de Virología de Wuhan en un restaurante de Wuhan el 15 de enero de 2020. El brote acababa de surgir y el equipo se esforzaba por comprender el nuevo virus. (Cortesía of Wang Linfa vía The New York Times) , que mató a más de 700 personas en todo el mundo. En 2011, hizo un gran avance cuando encontró murciélagos en una cueva del suroeste de China que portaban coronavirus similares al virus que causa el SARS.
“En todo el trabajo que hacemos, si se puede prevenir aunque sea una vez el brote de una enfermedad, entonces lo que hemos hecho será muy significativo”, dijo a CCTV, la emisora estatal china, en 2017.
Pero algunos de sus descubrimientos más notables han suscitado desde entonces el mayor escrutinio. En los últimos años, Shi empezó a experimentar con coronavirus de murciélagos modificándolos genéticamente para ver cómo se comportan.
En 2017, ella y sus colegas del laboratorio de Wuhan publicaron un artículo sobre un experimento en el que crearon nuevos coronavirus de murciélago híbridos mezclando y combinando partes de varios existentes —incluyendo al menos uno que era casi transmisible a los humanos— para estudiar su capacidad de infectar y replicarse en células humanas.
Los defensores de este tipo de investigación dicen que ayuda a la sociedad a prepararse para futuros brotes. Los críticos afirman que los riesgos de crear nuevos patógenos peligrosos pueden superar los posibles beneficios.
El panorama se ha complicado con nuevas preguntas sobre si la financiación del gobierno estadounidense que se destinó al trabajo de Shi apoyó la controvertida investigación de ganancia de función. El instituto de Wuhan recibió alrededor de 600.000 dólares en subvenciones del gobierno de Estados Unidos, a través de una organización sin ánimo de lucro llamada EcoHealth Alliance. Los Institutos Nacionales de la Salud dijeron que no habían aprobado la financiación para que la organización sin ánimo de lucro llevara a cabo una investigación de ganancia de función sobre los coronavirus que los hubiera hecho más infecciosos o letales.
Shi, en una respuesta por correo electrónico a las preguntas, argumentó que sus experimentos difieren del trabajo de ganancia de función porque no se propuso hacer un virus más peligroso, sino entender cómo podría saltar a través de las especies.
“Mi laboratorio nunca ha llevado a cabo ni ha colaborado en la realización de experimentos de ganancia de función que aumenten la virulencia de los virus”, dijo.
‘Especulación basada en la más absoluta desconfianza’
La preocupación se ha centrado no solo en los experimentos que realizó Shi, sino también en las condiciones en las que los llevó a cabo.
Algunos de los experimentos de Shi sobre los virus de los murciélagos se realizaron en laboratorios de nivel de bioseguridad 2, donde la seguridad es menor que en otros laboratorios del instituto. Esto ha suscitado dudas sobre si un patógeno peligroso podría haberse escapado.
Ralph Baric, un destacado experto en coronavirus de la Universidad de Carolina del Norte que firmó la carta abierta en Science, dijo que, aunque era probable que el virus tuviera un origen natural, era partidario de que se revisara qué nivel de precauciones de bioseguridad se tomaba al estudiar los coronavirus de los murciélagos en el instituto de Wuhan. Baric llevó a cabo una investigación de ganancia de función aprobada por los Institutos Nacionales de la Salud en su laboratorio de la Universidad de Carolina del Norte, en la que usó información sobre las secuencias genéticas virales proporcionada por Shi.
Shi dijo que los virus de los murciélagos de China podían estudiarse en laboratorios BSL-2 porque no había pruebas de que infectaran directamente a los seres humanos, una opinión apoyada por algunos otros científicos.
También rechazó los informes recientes de que tres investigadores de su instituto habían buscado tratamiento en un hospital en noviembre de 2019 por síntomas similares a los de la gripe, antes de que se informaran los primeros casos de COVID-19.
“El Instituto de Virología de Wuhan no se ha encontrado con esos casos”, escribió. “Si es posible, ¿puedes proporcionar los nombres de los tres para ayudarnos a comprobarlo?”.
En cuanto a las muestras que tenía el laboratorio, Shi ha sostenido que el virus de murciélago más cercano que tenía en su laboratorio, que compartió públicamente, era solo un 96 por ciento idéntico al SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, una gran diferencia según los estándares genómicos. Rechaza las especulaciones de que su laboratorio haya trabajado con otros virus en secreto.
La investigación de Shi sobre un grupo de mineros de la provincia de Yunnan que sufrieron una grave enfermedad respiratoria en 2012 también ha suscitado dudas. Los mineros habían trabajado en la misma cueva en la que el equipo de Shi descubrió más tarde el virus del murciélago que es similar al SARS-CoV-2. Shi dijo que su laboratorio no detectó coronavirus similares al SARS de murciélagos en las muestras de los mineros y que publicaría pronto más detalles en una revista científica; sus críticos dicen que ha ocultado información.
“Este asunto es demasiado importante como para no dar a conocer todo lo que tiene y de forma oportuna y transparente”, dijo Alina Chan, investigadora postdoctoral del Instituto Broad del MIT y de Harvard, que también firmó la carta de Science.
Muchos científicos y funcionarios afirman que China debería compartir los historiales médicos de los empleados y los registros del laboratorio sobre sus experimentos y su base de datos de secuencias virales para evaluar las afirmaciones de Shi.
Shi dijo que ella y el instituto habían sido abiertos con la OMS y con la comunidad científica mundial.
“Esto ya no es una cuestión de ciencia”, dijo por teléfono. “Es una especulación basada en la más absoluta desconfianza”.
‘No tengo nada que temer’
La pandemia era un momento para el que Shi y su equipo se habían preparado durante mucho tiempo. Durante años, ella había advertido de los riesgos de un brote de coronavirus, acumulando una reserva de conocimientos sobre estos patógenos.
En enero del año pasado, mientras Shi y su equipo trabajaban frenéticamente, estaban agotados, pero también entusiasmados, dijo Wang Linfa, virólogo de la Facultad de Medicina Duke-Universidad Nacional de Singapur que estaba en Wuhan con Shi en ese momento.
“Toda la experiencia, los reactivos y las muestras de murciélagos que había en el congelador se usaban por fin de forma significativa a nivel mundial”, dijo Wang, colaborador y amigo de Shi desde hace 17 años.
Shi publicó algunos de los primeros trabajos más importantes sobre el SARS-CoV-2 y la COVID-19, en los que se han basado los científicos de todo el mundo.
Pero pronto se empezaron a escuchar especulaciones sobre Shi y su laboratorio. Shi, conocida entre sus amigos por su franqueza, estaba desconcertada y enfadada, y a veces lo dejaba ver.
En una entrevista con la revista Science el pasado mes de julio, dijo que Trump le debía una disculpa por afirmar que el virus procedía de su laboratorio. En las redes sociales, dijo que la gente que planteaba cuestiones similares debería “cerrar sus apestosas bocas”.
Shi dijo que lo que consideraba la politización de la cuestión le había quitado todo el entusiasmo por investigar los orígenes del virus. En su lugar, se ha centrado en las vacunas para la covid y en las características del nuevo virus, y con el tiempo, dijo, se ha calmado.
“Estoy segura de que no hice nada malo”, escribió. “Así que no tengo nada que temer”.
James Gorman, Amy Chang Chien y Liu Yi colaboraron con reportería e investigación.
Amy Qin es una corresponsal internacional que cubre la intersección de cultura, política y sociedad en China. @amyyqin
Chris Buckley es el corresponsal jefe para China y ha vivido la mayor parte de los últimos 30 años en China después de haberse criado en Sídney, Australia. Antes de unirse al Times en 2012 fue corresponsal en Pekín para Reuters. @ChuBailiang
James Gorman, Amy Chang Chien y Liu Yi colaboraron con reportería e investigación. Bats SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) Science and Technology Research Wuhan Institute of Virology (China) Tedros Adhanom Ghebreyesus Wang Linfa Fauci, Anthony S Disease Rates Shi Zhengli