Uno de los tratamientos de inmunoterapia contra el cáncer es el de inhibidores de puntos de control, pero no todos los pacientes responden bien. Dos nuevos estudios han agregado a la terapia otro tipo de inhibidor, lo que mejora la repuesta de los enfermos.
La revista Science publica dos estudios clínicos en fases iniciales, y realizados de forma separada, en los que esa combinación de terapias se probó en pacientes con cáncer de pulmón y linfoma de Hodgkin.
Las terapias con inhibidores de los puntos de control eliminan las barreras proteínicas en las células T, que impiden al sistema inmunitario reconocer y atacar las células cancerosas del organismo, pero aunque hay varios fármacos aprobados para tratar distintos tipos de cáncer, muchos pacientes no responden o desarrollan resistencia.
Además, los pacientes con cáncer frecuentemente presentan inflamación crónica e inmunosupresión, lo que puede limitar la respuesta al tratamiento con inhibidores de los puntos de control.
Los investigadores comprobaron que añadir a esa terapia otra con inhibidores de cinasas Jano (JAK) —fármacos que tratan la inflamación crónica— mejoraba las respuestas de los pacientes.
Uno de los estudios, encabezado por la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, analizó el resultado en un pequeño grupo de pacientes de cáncer de pulmón no microcítico y el segundo, liderado por el Instituto de Investigación Scripps (EE. UU.), lo hizo con otro aquejado de linfoma de Hodgkin.
En el caso del cáncer de pulmón no microcítico metastásico, el equipo realizó un ensayo clínico en fase II con 21 personas para investigar el uso del inhibidor de JAK1 itacitinib en combinación con el inhibidor de puntos de control anti-PD-1 pembrolizumab.
La administración retardada de itacitinib después del tratamiento con pembrolizumab mejoró la respuesta de la inmunoterapia. La supervivencia media libre de progresión fue de casi dos años, en comparación con los 6,5 a 10,3 meses registrados en otros ensayos solo con inhibidores de los puntos de control.
El otro ensayo clínico en fase I fue con pacientes de linfoma de Hodgkin refractario recurrente que previamente habían recibido inhibidores de los puntos de control, pero no respondieron o mostraron una respuesta mixta.
Los investigadores se centraron en el uso de una combinación de ruxolitinib, un inhibidor de JAK1 y JAK2, y el fármaco anti-PD-1 nivolumab.
La administración de ruxolitinib ocho días antes del inicio de la terapia con nivolumab resultó en una mejor eficacia clínica, resume la publicación.
Entre los 19 participantes, la supervivencia global fue del 87% a los dos años, en comparación con informes previos del 23,8% con solo inhibidores de los puntos de control.
Estos dos ensayos clínicos son “notables porque allanan el camino para una nueva estrategia terapéutica posible”, indicó en un comentario adjunto la editora senior de Science, Priscilla Kelly.
EFE
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