Rodion Trystan se quedó sin un ojo en el frente de Ucrania con 23 años. Rápidamente se dio cuenta de que esta herida de guerra afectaría a todos los aspectos de su vida, también a sus relaciones íntimas.
Aunque ha tenido varias novias desde que quedó herido en los combates contra los separatistas prorrusos en 2015, también ha vivido experiencias desastrosas, como cuando una mujer, que había conocido a través de una aplicación, le dio la espalda y se fue al ver su rostro.
El programa de reinserción a la vida civil para los combatientes no incluye este tema, lamenta Trystan.
“El problema es que no hablamos para nada de sexo”, explica a la AFP.
Para remediar esta situación, Trystan ha decidido formar parte de un proyecto realizado por una organización de excombatientes para romper el tabú del sexo y las relaciones después de haber sufrido una herida de guerra.
“Es un tema completamente tabú en Ucrania”, destaca Galyna Alomova, portavoz del centro para excombatientes VeteranHub en Kiev.
El proyecto, llamado “Resex”, incluye manuales para hombres y mujeres, una página internet y una campaña de promoción en video. Ha sido financiado por donantes, entre ellos Suiza.
Los investigadores han contactado con 29 excombatientes heridos, de entre 18 y 55 años, y 10 de sus parejas.
“Lo esencial es el amor”
“Nos hemos concentrado en el impacto físico. Hemos preguntado a personas amputadas, que sufrieron traumatismos muy visibles”, insiste Alomova.
Las parejas respondieron de forma muy dispar, algunas se mostraron “muy reservadas” sobre la cuestión de la sexualidad, afirma Bogdana Levytska, que gestiona el proyecto.
Para desmitificar el tema, también se han hecho carteles representando preguntas y respuestas sobre la sexualidad.
“¿Se puede tener una vida sexual plena tras una herida?”, pregunta uno de ellos. “Sí, puedes tenerlo todo: una vida sexual, pasión, ternura y amor. Lo esencial es el amor”, reza la respuesta en el cartel.
Según Alomova, el proyecto está dirigido no sólo a los soldados heridos, sino que también quiere acabar con los estereotipos sobre el ejército.
Los militares suelen estar representados en Ucrania como figuras severas y austeras, “dioses muy poderosos pero muy estrictos y que no tienen vida sexual”, resume.
Los libros abordan de forma directa el síndrome de estrés postraumático, el placer del sexo y la masturbación.
“Tras una herida, todavía se puede excitar y ser excitado... satisfacer y ser satisfecho... más de una vez”, explica un video.
Aceptación
El proyecto, sin embargo, no abarca todas las heridas ni todos los tipos de parejas. No hay ningún representante LGTB ni ninguna mujer herida fue interrogada.
“Las mujeres heridas que conocemos no estaban en un estado emocional propicio para la comunicación, sus heridas eran demasiado recientes”, argumenta Levytska.
También hay poca información sobre las lesiones genitales, porque “casi no hay estadísticas de ello”. “En general, cuando una persona está herida a nivel de los órganos genitales, muere”, añade Levytska.
El excombatiente Rodion Trystan, que ahora tiene 32 años, trabaja actualmente en una línea telefónica de ayuda para VeteranHub y ha aceptado aparecer en la cama con una mujer en un video del proyecto.
Para él, explica, el principal problema no es la mecánica del sexo, sino el hecho de conocer a alguien que no acepta su herida.
“Soy funcional, tengo piernas, tengo brazos, sólo tengo problemas estéticos y problemas de vista”, insiste. “A veces mi prótesis se cae”, apostilla.
En su caso se trata de una cuestión de “aceptación”: “las parejas deben aceptar mi estatuto, mis problemas estéticos”, cuenta el excombatiente, que dice haber tenido ocho novias desde su herida.
Anna Malpas / AFP