Por The New York Times | Emily Anthes
Cuando las escuelas en Marietta, Georgia, abrieron sus puertas el 3 de agosto, la variante delta sumamente contagiosa arrasaba en todo el sur y los niños no se estaban librando.
Para el 20 de agosto, 51 estudiantes del pequeño distrito escolar de la ciudad habían dado positivo por coronavirus. Unos 1000 estudiantes más habían sido clasificados como contactos cercanos y tenían que estar en cuarenta durante 7-10 días.
“Esos son muchos días de escuela, sobre todo para niños que se están recuperando de 18 meses de pandemia durante los cuales no tuvieron clases o fueron virtuales”, dijo Grant Rivera, superintendente del sistema escolar de la ciudad de Marietta.
La semana pasada, el distrito cambió de táctica. Los estudiantes que son identificados como contactos cercanos pueden seguir asistiendo a la escuela siempre y cuando no presenten síntomas y den negativo por el virus todos los días durante siete días.
Cada vez más escuelas están optando por realizar pruebas con el propósito de que los niños se mantengan en clases y no se vea afectada la vida laboral de los padres. El enfoque, que requiere de una considerable inversión en recursos y se conoce como “pruebas para permanecer” o cuarentena modificada, permite a los estudiantes que han sido expuestos al virus permanecer en la escuela siempre y cuando se realicen pruebas frecuentes de COVID, las que por lo general la escuela proporciona, y se apeguen a otras medidas preventivas.
Los expertos concuerdan en que los niños que están infectados del virus deben aislarse en casa, pero la cuestión de qué hacer con los compañeros del salón representa un dilema.
Permitir que los niños que han sido expuestos al virus permanezcan en la escuela sí constituye un riesgo de transmisión posible y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) dicen que “no se cuenta con suficiente evidencia” para respaldar ese enfoque. Más bien recomiendan que los contactos cercanos que no tengan el esquema de vacunación completo se pongan en cuarentena por hasta 14 días. (Los contactos cercanos vacunados pueden permanecer en el salón mientras sean asintomáticos y usen un cubrebocas, según las recomendaciones escolares de dicha agencia).
“Por el momento no recomendamos ni respaldamos el enfoque de pruebas para permanecer”, dijeron los CDC en una declaración a The New York Times. Luego añadieron: “Sin embargo, estamos trabajando con múltiples jurisdicciones que han optado por estos enfoques a fin de recabar más información”.
Con los enfoques de los CDC, en algunas instancias, sobre todo en los salones donde hay alumnos no vacunados, sin cubrebocas y sin sana distancia, un solo caso de COVID puede sacar a más de una docena de estudiantes de la escuela. Los lineamientos para escuelas de la ciudad de Nueva York son aún más rigurosos, pues estipulan que todos los estudiantes que no estén vacunados deben ponerse en cuarentena por 7-10 días si uno de sus compañeros de clase se contagia del virus.
El ciclo escolar apenas está empezando y algunos distritos de Florida, Luisiana, Misuri y otros estados con numerosos contagios ya han tenido que poner en cuarentena a cientos o incluso miles de estudiantes. A mediados de agosto, Misisipi tenía casi 30.000 estudiantes en cuarentena, según los datos comunicados al estado.
Un estudio nuevo, publicado la semana pasada en The Lancet, sugiere que el enfoque de pruebas para permanecer puede ser seguro. El ensayo controlado aleatorio incluyó a más de 150 escuelas en el Reino Unido y descubrió que las tasas de casos no eran significativamente más altas en las escuelas que permitían que los contactos cercanos de estudiantes o miembros del personal infectados permanecieran en clase con pruebas diarias que en las escuelas que exigían cuarentenas en casa.
Los investigadores descubrieron que aproximadamente el 2 por ciento de los contactos cercanos en la escuela dieron positivo por el virus, lo que significa que las escuelas dejaban fuera de clase a 49 alumnos no infectados cada vez que un alumno daba positivo.
“Cuando pones eso dentro del contexto más amplio de qué es lo que estamos haciendo en la sociedad, yo creo que es penalizar mucho a los jóvenes”, opinó Bernadette Young, experta en enfermedades infecciosas en la Universidad de Oxford y autora principal del estudio.
Este verano, Reino Unido anunció que los niños identificados como contactos cercanos ya no necesitan ponerse en cuarentena, aunque sí se pidió que se hicieran la prueba del virus.
Ahora que las autoridades escolares emprenden un tercer año lectivo con pandemia, muchos afirman que ha llegado el momento de adoptar un enfoque nuevo.
“La filosofía de esto es: ¿cómo podemos mantener a los niños sanos en la escuela y a los enfermos en casa?”, dijo Isaac Seevers, el superintendente de las escuelas de la ciudad de Lebanon en Ohio, las cuales se están preparando para comenzar el programa de prueba para permanecer. “Creo que hay un verdadero optimismo de que esto cambie la forma en que aprenderemos a vivir con el COVID”.
Verificando las pruebas
Melissa True Gibbs, madre de dos adolescentes en Sandy, Utah, prefiere no pensar en el otoño pasado. “Fue infernal”, afirma.
En agosto, su hija futbolista, Lydia, y su hijo amante del teatro, Brody, se encaminaron al bachillerato Alta.
Para finales de septiembre, con los casos de COVID en repunte, la escuela cerró sus puertas y cambió al aprendizaje a distancia. Dos semanas más tarde, se pasó a un esquema híbrido —en el que los estudiantes acudían a la escuela algunos días y estudiaban otros desde casa— y luego se volvió a la modalidad presencial y después a la híbrida y luego a la completamente en línea cuando el número de casos volvió a aumentar.
“Mis hijos son bastante resilientes”, comentó True Gibbs. “Pero, hombre, esa primera mitad del año, vi que sucedían cosas con mis hijos que me asustaron. No estaban emocionalmente bien, no estaban mentalmente bien, estaban batallando”.
Muchas otras escuelas en Utah estaban teniendo experiencias parecidas. Así que, conforme se acercaba el invierno, las autoridades idearon el protocolo de pruebas para permanecer. Las escuelas pequeñas que tuvieran 15 casos, o las más grandes con una tasa de contagio del 1 por ciento, podían ya sea cambiar al aprendizaje a distancia o bien tener un evento masivo de pruebas de COVID. Los estudiantes que dieran negativo podían regresar a las aulas, mientras que los que estuvieran infectados, o quienes no se hicieran la prueba, tendrían que quedarse en casa.
Trece escuelas, entre ellas el bachillerato Alta, realizaron pruebas masivas de detección a principios de este año. Solo el 0,7 por ciento de los 13.809 estudiantes dieron positivo, según informaron los investigadores en mayo.
“Eso nos hizo sentir muy seguros de que continuar con la enseñanza presencial en estas escuelas fue la decisión correcta”, expresó Adam Hersh, experto en enfermedades infecciosas pediátricas en la Universidad de Utah y coautor del artículo.
Los investigadores descubrieron que el programa ahorró más de 100.000 días de clases presenciales el pasado invierno. Algunos estados, como Illinois, Kansas, California y Massachusetts, han establecido sus propios protocolos de cuarentena modificados, al igual que algunos distritos locales. Más de 2000 escuelas de Massachusetts están utilizando el procedimiento estatal, que permite a los contactos cercanos permanecer en la escuela siempre y cuando que sean asintomáticos, lleven un cubrebocas y den negativo en las pruebas del virus todos los días durante los siete días posteriores a la exposición. .
En el condado de Bay, Míchigan, ya se han identificado a más de 300 estudiantes como contactos cercanos, dijo Joel Strasz, la autoridad sanitaria del condado.
“Exigimos que la prueba se realice in situ antes del ingreso a la escuela”, dijo Strasz sobre el protocolo de prueba de permanencia. “Es bastante manejable si solo tienes que hacer la prueba a cinco o diez niños. Pero cuando tienes que hacérsela a cerca de cien, entonces puede ser un reto, y tuvimos que esforzarnos por conseguir recursos para las escuelas”.
Los expertos señalan que los programas de pruebas para permanecer son más viables cuando se combinan con otras medidas de seguridad, como el uso de cubrebocas. Utah, que exigió el uso de cubrebocas en las escuelas el año pasado, ha prohibido tales mandatos este año y algunos distritos han decidido no hacer ninguna prueba en absoluto a menos que alcancen el umbral del brote, detalló Kendra Babitz, directora de pruebas COVID del estado.
Las pruebas consistentes son una estrategia “realmente importante” para apoyar el aprendizaje en persona, dijo Hersh. “Pero es un reto desde el punto de vista operativo. Así que en la medida en que podamos reducir la frecuencia con la que tenemos que preocuparnos por las exposiciones de contacto cercano, y todo lo que conlleva, vamos a crear entornos de aprendizaje mucho más viables”.
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