Las erecciones regulares podrían ser importantes para mantener la función eréctil. Un equipo científico constató en ratones que una mayor frecuencia de erecciones da lugar a más fibroblastos que permiten la erección y, al contrario que una menor repetición, da lugar a una menor cantidad de estas células.
Los detalles se publican en la revista Science, en un artículo que firman científicos del Instituto Karolinska y de la Universidad de Uppsala (Suecia), quienes demuestran que las células del tejido conectivo llamadas fibroblastos tienen una función desconocida hasta ahora y muy importante en la mediación de la erección.
Los fibroblastos son las células más abundantes en el pene de ratones y seres humanos, “pero se han descuidado en la investigación”, afirma Eduardo Guimaraes, investigador del departamento de Biología Celular y Molecular del Instituto Karolinska y autor del artículo.
“Ahora podemos demostrar, utilizando un método muy preciso llamado optogenética, que tienen un papel muy importante en la regulación del flujo sanguíneo en el pene, que es lo que hace que este esté erecto”, mencionó.
El estudio demuestra que los fibroblastos intervienen en la erección captando el neurotransmisor noradrenalina, que provoca el ensanchamiento de los vasos sanguíneos del pene. La eficacia de este proceso depende del número de fibroblastos, informa un comunicado del Karolinska.
Los investigadores también pudieron mostrar que el número de fibroblastos del pene depende de la frecuencia de las erecciones. Cuanto más frecuentes, más fibroblastos y viceversa; una menor frecuencia de erecciones reduce el número de fibroblastos.
“En realidad no es tan extraño, si te esfuerzas mucho, tu cuerpo se adapta”, afirma por su parte el director del estudio Christian Göritz, quien pone como ejemplo el ejercicio: “Si corres con regularidad, con el tiempo te resultará más fácil respirar mientras corres”.
En cuanto a las conclusiones que pueden extraerse para los humanos, Göritz afirma que en este caso hay similitudes significativas.
Los mecanismos básicos de la erección son muy similares en todos los mamíferos en cuanto a anatomía, estructura celular, etcétera. Sin embargo, la regulación eficaz del flujo sanguíneo es probablemente aún más importante para la reproducción humana.
¿Entrenar para contrarrestar la impotencia?
Los científicos constataron, además, que los ratones más viejos tenían menos fibroblastos en el pene, lo que también se reflejaba en un menor flujo sanguíneo.
La capacidad de conseguir una erección disminuye con la edad también en humanos, lo que podría deberse en parte a un menor número de fibroblastos en el pene.
Por ello, los investigadores creen que sería posible entrenar la capacidad de erección para contrarrestar la impotencia, del mismo modo que se entrena la fuerza o la forma física en el gimnasio.
“Esto no es algo que hayamos demostrado en nuestro estudio, por lo que es un poco especulativo, pero una interpretación razonable es que resulta más fácil si se tienen erecciones regulares”, afirma Göritz.
El equipo espera que los nuevos conocimientos sobre el papel de los fibroblastos en la erección puedan conducir también a nuevos tratamientos para la disfunción eréctil.
EFE