Por The New York Times | Katherine Rosman and Ken Belson
Durante un ensayo del espectáculo de medio tiempo del Supertazón en 2020, un alto ejecutivo de la NFL discutió con una mujer, la cual afirmó que el hombre después la empujó. Tras investigar el incidente, la liga retiró al hombre de su rol como supervisor del espectáculo y le ordenó tomar un curso de manejo de la ira. Sin embargo, sigue siendo un alto ejecutivo.
Lo que sucedió exactamente entre la mujer, que formaba parte de la producción del espectáculo, y el hombre, Mark Quenzel, vicepresidente sénior y director de contenido, sigue en disputa, y la liga insiste en que Quenzel no la empujó.
Sin embargo, el incidente fue apenas uno de los muchos citados por más de 30 mujeres que conversaron con The New York Times sobre sus experiencias laborales en la NFL. Describieron una cultura corporativa profundamente arraigada que desmoralizó a algunas empleadas, llevó a otras a renunciar por frustración y dejó a muchas sintiéndose marginadas.
Las mujeres afirmaron que esta cultura ha persistido a pesar de la promesa del comisionado de la NFL, Roger Goodell —realizada tras la difusión en 2014 de un video que mostraba al corredor Ray Rice golpeando a su prometida— de que la liga adoptaría una postura más estricta sobre la violencia doméstica y la agresión sexual y contrataría más mujeres ejecutivas.
Solo en la última semana, el exentrenador de los Delfines de Miami, Brian Flores, quien es negro e hispano, demandó a la liga por discriminación racial en sus prácticas de contratación y dos exempleados de los recién rebautizados Commanders de Washington le dijeron al Congreso que el dueño del equipo, Daniel Snyder, había puesto su mano en el muslo de una empleada en una cena del personal y había organizado un evento laboral donde los ejecutivos del equipo contrataron prostitutas.
La liga dijo que la demanda de Flores “no tenía fundamento” y que estaba investigando las acusaciones de acoso contra Snyder, quien las calificó de “mentiras”.
Algunas de las mujeres entrevistadas por el Times hablaron bajo condición de anonimato porque dijeron que estaban sujetas a acuerdos de confidencialidad o temían que sus carreras fueran saboteadas si hacían declaraciones públicas.
La NFL emplea a unas 1100 personas, el 37 por ciento de ellas son mujeres y el 30 por ciento, personas de color, según el portavoz de la liga Brian McCarthy. Al igual que otras corporaciones, la liga ha incrementado sus esfuerzos en diversificar sus contrataciones. También ha implementado medidas diseñadas para mostrar apoyo a la diversidad de la fuerza laboral.
Sin embargo, la NFL ha retrocedido en sus promesas de ser más transparente.
“Todos amamos el fútbol americano, pero cuando trabajas allí todos los días te das cuenta de que no es un lugar del que te sientas orgullosa”, dijo Ramona Washington, una excoordinadora de producción de NFL Network, quien es afroestadounidense. En 2018, tras cuatro años, dijo, renunció indignada luego de que su informe sobre el prejuicio existente entre los gerentes no llegara a ningún lado.
Los esfuerzos de la NFL por reformar su cultura comenzaron cuando intentó recuperarse de un escándalo que manchó su reputación.
Theresa Locklear, directora de inteligencia y optimización comercial de la liga, no fue capaz de ver el video de Rice golpeando a su prometida el día que se hizo público, en septiembre de 2014.
Locklear piensa que Goodell sintió la gravedad de la situación cuando se reunió con cerca de 50 mujeres que trabajaban en la sede de la NFL. Según Locklear, Goodell reiteró su compromiso de abordar la violencia doméstica pero no ofreció muchas medidas específicas porque, dijo, la liga todavía estaba trabajando en las posibles soluciones.
“Recuerdo haber salido de allí pensando que nada había cambiado”, dijo Locklear. “No hubo ninguna lección”.
Tras el video de Rice, la NFL aceleró el desarrollo de un programa de capacitación sobre violencia doméstica y abuso sexual para jugadores, entrenadores y personal.
La liga lanzó el programa a finales de 2014. Sin embargo, las sesiones tuvieron un comienzo incómodo cuando Dwight Hollier, un exapoyador profesional que trabajaba en el departamento de enlace con el jugador, se presentó diciendo: “Solía ganarme la vida golpeando personas”.
A través de McCarthy, Hollier dijo que su intención había sido intentar contrastar su antiguo rol como apoyador con su nueva carrera como consejero profesional autorizado. Pero Locklear y otras mujeres presentes en las sesiones sintieron que el comentario había sido insensible, considerando el contexto.
Para Locklear, el seminario “fue el principio del fin para mí”, dijo. “No se sentía como si nos estuvieran protegiendo. Se sintió como que la liga estaba cubriéndose las espaldas”.
Impulsada por la crisis de Rice y una encuesta anual de ligas deportivas que criticó a la NFL por la falta de diversidad de género en su personal, la liga aceleró la contratación y el ascenso de mujeres y personas de color.
Como resultado, la cantidad de mujeres en el rango de vicepresidentes o superior aumentó de 21 en 2014 a 31 en 2015, mientras que la cantidad de personas de color en ese nivel creció de 14 a 21 durante el mismo periodo.
Dasha Smith, vicepresidenta ejecutiva, dijo que el 56 por ciento de las personas contratadas en 2021 en las oficinas de la liga fueron mujeres y el 44 por ciento fueron personas de color. Agregó que la liga analiza los ascensos para evitar prejuicios y monitorea la igualdad salarial.
“Por supuesto, siempre podemos mejorar y lograr que las personas se sientan cómodas expresando sus preocupaciones”, dijo Smith.
Pero las mujeres entrevistadas por el Times, de las cuales más de un tercio son mujeres de color, dijeron que expresar sus preocupaciones a los supervisores o a recursos humanos por lo general resultó en que las mujeres fueran convencidas de renunciar. Una mujer negra dijo que tras decirle al departamento de Recursos Humanos que sentía que su supervisor tenía un prejuicio, le ofrecieron un paquete compensatorio de salida.
Renie Anderson, directora de ingresos económicos de la liga, quien ha trabajado en la NFL desde 2006, aseguró que la influencia de las mujeres líderes ha crecido enormemente durante su tiempo allí. Y aunque la industria del deporte por lo general ha estado dominada por hombres, Anderson dijo: “No creo que alguna vez me hayan frenado aquí en la NFL por ser mujer”.
A pesar de las luchas internas, los ejecutivos de la liga buscaron maneras de promover a la NFL como una liga que apoyaba a las mujeres. Organizaron la primera cumbre femenina de la NFL pocos días antes del Supertazón en 2016.
En noviembre de 2018, se hizo público un video que mostraba al corredor de Kansas City Kareem Hunt empujando a una mujer y luego pateándola cuando estaba en el suelo. La mujer agredida no presentó cargos.
Alissa Leeds, analista de informes de medios digitales, estaba trabajando el día que TMZ publicó la historia. “Estábamos conmocionados viendo el video”, dijo.
Leeds esperaba que las autoridades de la liga abordaran rápidamente el video con los empleados, pero pasaron las horas y nada sucedió. Leeds, quien estuvo expuesta a la violencia doméstica cuando era niña, escribió un correo electrónico en el que le preguntó a uno de sus superiores si la liga planeaba ayudar a los empleados afectados por la demostración de violencia.
A la mañana siguiente, Leeds recibió una llamada de Kim McFadden, vicepresidenta de recursos humanos, quien había leído su correo electrónico. Según Leeds, McFadden le dijo que Hunt era “simplemente un tipo haciendo estupideces”. Sus acciones, agregó McFadden, “no eran tan malas como las de Ray Rice”.
A través de McCarthy, McFadden negó haber hecho esas declaraciones.
Leeds dejó la liga en agosto de 2019.
“No era mi brújula moral”, dijo.
Hunt fue suspendido por ocho juegos en marzo de 2019, un mes después de haber firmado con los Browns de Cleveland.
En la primavera de 2019, la NFL organizó un panel para la Red Interactiva de Mujeres interna de la liga, lo que generó nuevas críticas debido a las personas que participaron y lo que dijeron.
El panel estuvo encabezado por Jane Skinner Goodell, la esposa del comisionado y expresentadora de Fox News, e incluyó a Charlotte Jones, vicepresidenta ejecutiva de los Vaqueros de Dallas e hija del dueño del equipo, Jerry Jones.
Skinner Goodell les pidió a las mujeres de su panel que ofrecieran consejos a las empleadas de la NFL que intentaban transitar los cambios culturales provocados por el movimiento #MeToo. Jones comenzó diciendo que los hombres estaban siendo mancillados injustamente.
Según un video obtenido por el Times, Jones dijo que había “caballeros increíbles” en la organización de los Vaqueros que “tenían miedo de estar solos en una reunión con otra mujer y eso nos perjudica”.
“De hecho, en este momento siento mucha compasión por los hombres”, dijo Jones.
Algunas mujeres notaron la disonancia de que familiares de dos de los hombres más poderosos de la liga las asesoraran sobre el avance laboral.
McCarthy dijo que la liga había recibido una “retroalimentación muy positiva” sobre el evento.
Al año siguiente sucedió el incidente en el que Quenzel, el vicepresidente sénior, discutió con una mujer que ayudaba a organizar el espectáculo de medio tiempo del Supertazón en Miami Gardens, Florida.
Posteriormente, la mujer contactó a la liga y dijo que Quenzel la había empujado, según un exempleado de la NFL con conocimiento de la situación, quien habló bajo condición de anonimato por temor a represalias de la liga.
La NFL extrajo imágenes de video capturadas por las cámaras de seguridad, según la persona. También comentó que, tras revisarlas, la liga eliminó a Quenzel de la supervisión del espectáculo de medio tiempo del Supertazón y le ordenó asistir al curso de manejo de la ira.
“Es absolutamente falso que Quenzel haya empujado a la mujer”, dijo McCarthy en nombre de Quenzel y la liga. El portavoz se negó a hablar más sobre el incidente, no permitió que Quenzel estuviera disponible ni respondió preguntas sobre el cambio en las responsabilidades de Quenzel o el curso de manejo de la ira.
La liga se ha abstenido de compartir las conclusiones de otras investigaciones sobre el trato a las mujeres en el lugar de trabajo. Tras la publicación en 2020 de reportes sobre el acoso sexual a mujeres en la franquicia de Washington, la liga asumió la supervisión de una investigación que estaba siendo realizada por un abogado externo.
Un comité del Congreso reveló la semana pasada que la NFL había llegado a un acuerdo con la franquicia que prohibía la divulgación de información confidencial obtenida del equipo como parte de la investigación, sin el consentimiento del equipo.
Para Leeds, la falta de transparencia fue otro recordatorio de las inconsistencias entre las declaraciones públicas de la NFL y las desigualdades en la liga. “Todo está justificado en nombre del fútbol americano”, dijo. Alissa Leeds, analista de informes de medios digitales que dejó la NFL en 2019 indignada por la respuesta interna a las notorias acusaciones de violencia doméstica contra sus jugadores. (Monique Jaques/The New York Times) Alissa Leeds, analista de informes de medios digitales que dejó la NFL en 2019 indignada por la respuesta interna a las notorias acusaciones de violencia doméstica contra sus jugadores. (Monique Jaques/The New York Times)