Suiza es uno de los países pioneros y con legislaciones más avanzadas en materia de eutanasia y suicidio asistido. En cuanto a este último , el año pasado unas 1.300 personas dejaron el mundo mediante esa vía, según los registros de dos grandes compañías que cubren el sector: Exit y Dignitas.
El método que estas empresas usan actualmente consiste en la ingestión de pentobarbital sódico líquido. Tras consumir el fármaco, la persona se duerme antes de cinco minutos y cae en un coma profundo al que le sigue la muerte.
Ahora, una nueva compañía llamada Sarco entra al mercado de la muerte asistida con un enfoque diferente, que propone un deceso apacible y sin necesidad de sustancias controladas.
El Dr. Philip Nitschke, fundador de Exit International (empresa sin relación con la ya mencionada Exit), registrada en Australia, explicó en un reportaje con el medio suizo Swiss Info algunos pormenores de su método.
El Sarco Suicide Pod (SSP) “es una cápsula impresa en 3-D, activada desde el interior por la persona que tiene la intención de morir. La máquina se puede trasladar a cualquier lugar para la muerte. Puede ser en un entorno idílico al aire libre o en las instalaciones de una organización de suicidio asistido, por ejemplo”, dijo el profesional.
“La persona entrará en la cápsula y se acostará. Es muy cómoda. Se le harán una serie de preguntas y cuando haya respondido, podrá presionar cuando lo desee el botón que activa el mecanismo”, añadió.
La cápsula está colocada sobre un equipo que, una vez accionado, inunda el interior con nitrógeno, reduciendo rápidamente el nivel de oxígeno, que pasa del 21% al 1% en unos 30 segundos.
“La persona se sentirá un poco desorientada y puede experimentar un poco eufórica antes de perder el conocimiento. La muerte se produce por hipoxia e hipocapnia, privación de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente. No hay pánico, no hay sensación de asfixia.”, expresó Nitschke, quien enfatizó que en un entorno donde el oxígeno es inferior al 1 por ciento, después de perder el conocimiento, la muerte ocurriría en cuestión de entre 5 y 10 minutos.
Tras un año de trámites y revisiones, el SSP recibió la aprobación legal en Suiza, país donde el dispositivo podría estar disponible durante 2022.
Hasta el momento se fabricaron dos prototipos de la cápsula. Un tercero ya concebido para su uso está en etapa de impresión en Países Bajos.