Martha Sepúlveda se convirtió en el tema de conversación de miles de colombianos luego de que el pasado fin de semana la televisora Caracol -una de las más populares del país- emitiera un extenso y emotivo reportaje sobre su caso.
Durante la entrevista, la mujer come, bebe cerveza y ríe con alegría y buen humor junto a su hijo Federico y el equipo periodístico que la interroga.
“Soy de buenas, tengo buena suerte. Y, como le digo, estoy más tranquila desde que me autorizaron el procedimiento: me río más, duermo más tranquila”, explica.
Si bien su energía y buen aspecto no lo sugieren, Sepúlveda padece desde hace casi tres años Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una dolencia que la incapacitó hasta el punto de dejarla casi postrada.
A pesar de los estragos de la enfermedad, que se volvieron insoportables a finales de 2020 cuando sus piernas dejaron de responderle ya, Martha confiesa divertida que el primero de enero pasado celebró a rabiar sus 51 años de vida con una buena paliza de cerveza
“Una caja de costeñitas que, creo, trae como 36. Dígalo sin pena”, la anima Federico. “Sí, unas 35, 40, pues”, agrega la mujer, con buen humor.
El 23 de julio pasado la Corte Constitucional de Colombia amplió el derecho a la muerte digna para pacientes no terminales como ella y apenas cuatro días después de esa sentencia histórica, el 27 de julio, ella solicitó el procedimiento a su prestador de salud.
El 6 de agosto ya tenía luz verde para la eutanasia y lo que siguió fue definir la fecha, que será el domingo 10 de octubre. Martha es católica, apostólica y romana. Y, sin embargo, no ve una contradicción entre la eutanasia y ese mandato del mundo cristiano que reza que el único dueño de la vida es Dios.
“Si es desde el plano espiritual, yo estoy totalmente tranquila. Soy una persona católica, me considero muy creyente de Dios, pero, repito, Dios no me quiere ver sufrir a mí y yo creo que a nadie. Ningún padre quiere ver sufrir a sus hijos”, sostiene.
Para ella la vida no tiene sentido si el dolor aturde tanto. Eso les ha dicho a algunos sacerdotes con los que ha conversado. Esta semana uno de ellos la confesó, pero no pudo aplicarle los santos óleos.
“Obvio que si no estuviera con este diagnóstico, pues si me fuera a morir el 10 no estaría tranquila, pero ya una con una Esclerosis Lateral en el estado que la tengo ya lo mejor que me puede pasar es descansar. Y para mí la muerte es un descanso”, cuenta.
Durante el reportaje, dice que saber que el próximo domingo va a morir le da “mucha tranquilidad”. Y que fue “muy feliz” en su vida.