Una neozelandesa generó un debate virtual luego de reportar un reciente trastorno de salud y el modo en que lo resolvió.
En declaraciones a una publicación local, Beth Brash contó que se le atascó un pequeño hueso de pollo en la garganta y que el médico que la trató le prescribió una terapia singular: la ingesta continuada de Coca-Cola.
Brash dijo que todo comenzó cuando visitó su restaurante favorito de Wellington y probó un nuevo plato de pollo. En su relato, la mujer admitió que el personal del local le advirtió que el plato en cuestión contenía huesos del animal, pero —tratándose de pollo y no un pescado espinoso— decidió igualmente probarlo.
Durante la ingesta sintió una especie de cosquilleo en la garganta, causado por —según supo después— un fragmento de hueso de ave.
Aunque alarmada por la sensación en su garganta, Brash decidió no hacer una escena en el restaurante e incluso sobrellevó el dolor durante todo el fin de semana, suponiendo que acabaría por remitir por sí solo. Como eso no sucedió, fue a la sala de emergencias a primera hora del lunes y allí descubrieron lo que sucedía. Con calma, el otorrinolaringólogo que la atendió aseguró que no había motivo para preocuparse.
Aliviada por las palabras del profesional, Brash temió que la remoción del hueso requiriera un tratamiento invasivo, quizá cirugía, pero la prescripción del galeno la dejó zurumbática: cuatro latas de Coca-Cola común. Eso, explico el médico, bastaría para disolver la pieza ósea.
El remedio la sorprendió, pero fue al supermercado y compró las latas. Para su sorpresa, comenzó a sentirse mejor en la mañana del martes, y para el miércoles todo había vuelto a la normalidad.
“Lo que me resultó interesante fue esa corrosividad, ese Drano humano capaz de limpiar el cuerpo por dentro”, dijo Brash, mencionando una popular marca de disolvente.
El doctor Bryan Betty, presidente de General Practice New Zealand, fue consultado al respecto por la misma publicación. Si bien se mostró cauto en sus declaraciones, admitió que el heterodoxo tratamiento podría dar resultado.
Betty reconoció que nunca se había encontrado con tal remedio recetado por un médico, pero agregó que es un hecho conocido que la Coca-Cola es una bebida ácida que incluso puede descomponer el esmalte dental. Y si bien no es exactamente el tipo de tratamiento que recetaría un médico, si con él se puede evitar un procedimiento invasivo, vale la pena intentarlo.
“Si evitó la cirugía, una endoscopía o un procedimiento adicional, obviamente hizo su trabajo, así que se podría decir que ofreció un consejo razonable”, señaló Betty.
Más tarde, Beth Brash realizó un experimento, dejando huesos de pollo en Coca-Cola durante unos días y observando cómo se descomponían.
Más allá de esa experiencia doméstica, un estudio llevado a cabo en Reino Unido sugiere que ese refresco podría ayudar a desalojar huesos de la garganta de las personas haciendo que se desintegren.
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