Este nuevo acuerdo se une a las 100 millones de dosis que la Universidad de Oxford está desarrollando con la empresa AstraZeneca.
La efectividad de estas vacunas experimentales es aún desconocida, pero se confía en su desarrollo para poder recuperar la normalidad en la sociedad.
La vacuna que investigan BioNtech y Pfizer se basa en inyectar el código genético del coronavirus, mientras que la que está desarrollando Valneva utiliza una versión inactiva de la COVID-19.
La que se está estudiando en Oxford parte de un virus genéticamenete modificado.
La jefa del comité de trabajo para la búsqueda de una vacuna en el Gobierno británico, Kate Bingham, aseguró hoy que el hecho de que haya tantos candidatos "prometedores" demuestra el "increíble ritmo al que se está trabajando".
Sin embargo, apuntó que no hay que ser demasiado optimista ni confiarse, ya que, pese a que se están investigando más de 20 vacunas, ninguna de ellas ha dado muestras de poder proteger contra la infección.
"Puede que nunca consigamos una vacuna e, incluso si la conseguimos, tenemos que estar preparados para que no prevenga de contagiarse del virus, sino de solo reducir los síntomas", añadió Bingham.
Además, el Gobierno británico tiene en marcha un programa voluntario de vacunas con el que estima que medio millón de personas se presenten para tomar parte en los ensayos de estos tratamientos.
Con información de EFE
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