Un oso polar hallado muerto cerca de Utqiagvik, en el norte de Alaska, es el primer caso conocido de un ejemplar de su especie afectado por el virus de la gripe aviar que circula entre las poblaciones de animales en todo el mundo.
La División de Salud Ambiental de Alaska confirmó que las muestras de tejido recogidas de un oso polar (Ursus maritimus) en setiembre mostraban la presencia de la cepa EA H5N1 del virus de la gripe aviar.
“Este es el primer caso de gripe aviar documentado en un oso polar en cualquier parte”, dijo el veterinario estatal Bob Gerlach al diario Alaska Beacon.
Gerlach añadió que, normalmente, los osos polares comen las focas que apresan en el mar, pero es probable que ese oso haya ingerido restos de aves muertas.
“Si un ave muere por esta enfermedad, y especialmente si los restos se mantienen en un ambiente frío, el virus puede mantenerse por un tiempo en ese ambiente”, agregó el funcionario.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la gripe aviar es una enfermedad infecciosa que principalmente afecta a las aves y que es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae.
Algunas cepas de la gripe aviar altamente patógenas tienen la capacidad de infectar a los seres humanos, lo cual representa una amenaza para la salud pública.
La manera más común por la que el virus se introduce en un territorio es a través de aves silvestres migratorias y, según la OPS, la globalización de los viajes y el comercio, así como la agilización de los intercambios de personas y productos entre países, permiten una rápida diseminación de las enfermedades infecciosas desde su foco inicial.
El Centro Nacional de Salud de la Vida Silvestre indica que la primera detección de la presencia del virus de la gripe aviar en América del Norte ocurrió en diciembre de 2021 en Terranova y Labrador, Canadá.
Las autoridades sanitarias calculan que los brotes más recientes de la gripe aviar han matado en todo el mundo millones de aves, y miles de mamíferos incluidos osos negros y pardos (Ursus arctos).
EFE