Las bebidas "diet" son a veces recomendadas a las personas con diabetes, o al menos ese es el caso de la Asociación Americana de Diabetes. Sin embargo, el riesgo acecha bajo esas etiquetas que prometen "cero calorías", ya que el uso prolongado de edulcorantes ha sido asociado a un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Eunice Zhang, docente de Medicina Preventiva en la estadounidense Universidad de Michigan, hace referencia a varios estudios que coinciden en que los endulzantes no nutritivos como el aspartamo o la sacarina, pueden alterar los procesos metabólicos saludables en diversas formas, especialmente en los intestinos.
Estos edulcorantes "no se descomponen en azúcares naturales durante la digestión y tienen diferentes subproductos que no son transformados en calorías", explica en un artículo publicado por The Conversation.
Esa característica debería convertirlos en una opción más saludable para los diabéticos, pero no es exactamente así. Según la autora, varias investigaciones demostraron que la sacarina altera la flora intestinal, el aspartamo disminuye la actividad de una enzima que protege contra la diabetes tipo 2, y la sucralosa entorpece la labor de la amígdala, una región cerebral asociada con la percepción de los sabores.
Zhang entiende que estos resultados invitan a repensar los beneficios que las bebidas dietéticas pueden aportar a la salud.
"Como doctora en Medicina Interna especializada en prevención general y salud pública, me gustaría decir a mis pacientes cuáles son los verdaderos riesgos y beneficios en el caso de que beban refrescos dietéticos en vez de agua", expresa.
Además, aspira a que las bebidas endulzadas con estas sustancias se apliquen las mismas cargas impositivas que en algunos países -como Reino Unido- se han aplicado a los refrescos con azúcar, con el cometido de desalentar su consumo.