Por primera vez en el país, en el Centro Hospitalario Pereira Rossell, se realizó una intervención de alta complejidad a un recién nacido, a través de una vía de abordaje laparoscópica.
Según explicó Andrés Broggi, integrante de la Sociedad Uruguaya de Cirugía Pediátrica (SUCIPE) y del Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ), se trató de una inédita operación a un niño de una semana de vida, que tenía una malformación en la parte inicial del tubo digestivo (duodeno) que le impedía el pasaje del alimento del estómago al intestino, donde la única manera de resolverlo era de forma quirúrgica.
Broggi contó que este tipo de intervenciones se realizaron siempre por vía convencional a través de una incisión clásica, pero ahora realizaron la primera en el país por vía laparoscópica, es decir, realizando tres incisiones pequeñas, una de 5mm en el ombligo para introducir una cámara y otras dos de 3 mm para introducir instrumentos, trabajando en el área problema.
“Se trabaja en un área muy pequeña dentro del abdomen, de aproximadamente 3 por 3 centímetros”, expresó Broggi. A pesar de que la cirugía laparoscópica en recién nacidos comenzó hace poco mas de 20 años en el mundo, en Uruguay nunca se había realizado una cirugía de esta complejidad.
Según coinciden los expertos, la laparoscopía presenta muchas ventajas y es por esa razón que están intentando hacer cada vez más procedimientos por esta vía, en vez de la vía convencional. Al cambiar la vía de abordaje clásica de una incisión de 5 cm. aproximadamente, a la vía mínimamente invasiva, se obtienen múltiples beneficios, fundamentalmente a nivel del dolor en el intraoperatorio y sobretodo en el postoperatorio. Esta vía de abordaje sumado a las nuevas técnicas de analgesia que están realizando nuestros anestesistas, se reflejan en un mejor postoperatorio, con menor necesidad de analgésicos mayores que repercuten en la recuperación y normal función digestiva.
A través de la laparoscopía se evitan las complicaciones por la incisión, como infección de la herida, que se abran los puntos o hernias, además de mejorar la estética ya que la cicatriz que queda tras la laparoscopía, prácticamente no se nota”, afirmó Broggi.
Para el cirujano pediátrico esas son “ventajas importantes”, teniendo en cuenta que cuando se hace una incisión convencional, se produce una agresión parietal y eso genera a nivel metabólico una respuesta inflamatoria a ese trauma, que al hacerlo por esta vía mínimamente invasiva disminuye considerablemente todas esas alteraciones”.
A su vez, la laparoscopía permite tener una visión mucho mejor y mayor de la zona donde se está interviniendo, ya que la imagen que capta la cámara se proyecta sobre un monitor. Además evita la pérdida de calor del neonato durante la cirugía, que es fundamental evitar en estos niños.
Por su parte, el Profesor de la Clínica de Cirugía Pediátrica, Gabriel Giannini, explicó que la cirugía pediátrica en Uruguay abarca desde la etapa fetal, hasta los 14 años de vida, por lo que se ven enfrentados a pacientes de muy diferentes características como puede ser un prematuro de 500 gramos o un niño de más de 100 kilos.
“Eso genera la necesidad de una formación integral y además, el cirujano pediátrico no trabaja solo, sino que trabaja en equipo, en forma consensuada, y siempre en conjunto con el pediatra y el anestesiólogo”, cuenta Giannini y explica que la cirugía que se propone para cada paciente, “siempre debe apuntar a ser lo más segura posible, y tratar de evitar todo tipo de secuela”.
En ese sentido, asegura que la cirugía mínimamente invasiva, como la toracoscópica o la laparoscópica logra muchos de esos puntos que son deseables para la cirugía pediátrica y para todas las cirugías en general. “Este tipo de cirugías han tenido un avance grande a nivel mundial, regional y también local. Nosotros nos hemos ido preparando y perfeccionando a fin de lograr que su uso se extienda a todas las patologías quirúrgicas del niño.