Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Descanso diurno

Prescolares: dormir siestas podría estimular el aprendizaje

Así lo sugiere un pequeño estudio llevado a cabo con niños de guarderías en Sídney, Australia.

01.04.2022 16:22

Lectura: 5'

2022-04-01T16:22:00-03:00
Compartir en

Muchos padres de niños en edad preescolar insisten en que las siestas son esenciales para recargar a sus pequeños durante el día y mejorar su estado de ánimo.

Resulta que el sueño diurno también podría mejorar sus habilidades tempranas de alfabetización.

La nueva investigación de expertos de Australia e Inglaterra sugiere que las siestas ayudan a los niños en edad preescolar a vincular las letras con los sonidos, una clave para el éxito posterior en la lectura.

"Pienso que ofrecimos algunas evidencias iniciales, pero también al combinarlo con la literatura y otros estudios que observan cosas similares, podemos decir que las siestas sí parecen ayudar con el aprendizaje", comentó la autora del estudio, Hua-Chen Wang, profesora del Centro de Lectura de la Universidad de Macquarie, en Sídney.

El nuevo estudio incluyó a 32 niños de 3 a 5 años de guarderías de Sídney. Aunque los niños hacían la siesta con regularidad, no recibían enseñanza formal de los nombres o los sonidos de las letras en los centros.

Durante siete sesiones a lo largo de dos a cuatro semanas, se evaluó a los niños para establecer su conocimiento sobre el sonido de las letras, y luego se proveyó un entrenamiento formal tanto con como sin siestas.

Las pruebas incluyeron la correspondencia entre las letras y los sonidos, como por ejemplo: "¿Qué sonido hace la letra C?".

Los niños que hicieron siestas tuvieron un mejor rendimiento cuando se les pidió identificar unas palabras desconocidas que contenían los sonidos que habían aprendido. Pero las siestas no parecieron afectar el aprendizaje explícito, por ejemplo producir o reconocer sonidos de letras que no habían aprendido antes.

"Encontramos que si habían hecho siestas después de aprender la correspondencia entre las letras y los sonidos, rendían mejor al recordar esa información y usar esa información para reconocer palabras", apuntó Wang en declaraciones citadas por la reportera especializada Cara Murez, en un artículo que publica HealthDay News.

Anotaron que los padres con frecuencia les dicen a los investigadores que sus hijos parecían haber aprendido una nueva habilidad de lectura, pero que entonces no lo recuerdan la próxima vez que intentan utilizarla. Este nuevo estudio observó tanto la lectura como la memoria.

El estudio se basa en las evidencias de que el sueño nocturno ayuda a la consolidación de la memoria en los adultos. Una teoría sostiene que cuando las personas aprenden algo nuevo, la información se codifica y almacena en el cerebro de forma temporal. Con el tiempo, los recuerdos se consolidan y se convierten en parte de la memoria a largo plazo de una persona, dijo Wang. El sueño ayuda a que esta transición suceda.

Como las sesiones de estudio sucedieron en la guardería, los investigadores no monitorizaron las medidas fisiológicas del sueño, por ejemplo el movimiento ocular rápido.

Aprender la correspondencia entre las letras y los sonidos comienza en el momento del nacimiento, mediante la exposición a las palabras a través de los sonidos que los bebés escuchan de quienes los rodean, comentó el Dr. Dipesh Navsaria, un vocero de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) que revisó los hallazgos.

Si los niños se exponen a las palabras impresas a través de libros o en el ambiente, por ejemplo en el supermercado, conectan las letras impresas con los sonidos más o menos a los 3 años, apuntó.

"Este es en realidad un momento crucial en el desarrollo de la alfabetización, porque cuando los niños de repente lo reconocen, esto los impulsa a una dirección distinta de comenzar a conectar estos sonidos con las letras impresas, y comienzan a hacer el difícil trabajo de descodificar el texto y adquirir fluidez en los próximos años", apuntó Navsaria, profesor asociado de pediatría, desarrollo humano y estudios familiares de la Universidad de Wisconsin-Madison.

Los datos anteriores sobre la importancia del sueño para la consolidación de la memoria y las habilidades es el motivo, por ejemplo, de que los expertos insten a los estudiantes universitarios a no quedarse despiertos estudiando toda la noche, observó.

"[Pero] que tengamos estos datos sobre los adultos no significa que se generalicen a los niños, y en particular a los niños pequeños", aclaró Navsaria. "Y solo porque tenga este significado respecto al aprendizaje de, por ejemplo, hechos o conceptos amplios, no necesariamente significa que se corresponda con todo lo demás. Así que creo que es valioso hacer un estudio que plantee esa pregunta específica".

Una exposición temprana a las palabras a través de los libros no solo tiene beneficios para la alfabetización, sino también para construir vínculos a medida que los padres y los niños interactúan, enfatizó Navsaria.

Wang, la investigadora, afirmó que los preescolares podrían potencialmente utilizar los nuevos hallazgos cuando programen las actividades en las aulas. Cuando los maestros tienen nueva información que impartir, podrían planificar hacerlo cerca de la hora de la siesta de los niños, cuando quizá tenga el mayor beneficio.

"Podrían hacer que el aprendizaje de la nueva información suceda a una hora temprana de la mañana y luego hacer un pequeño repaso antes de la siesta, o pueden intentarlo justo antes de la hora de la siesta, y esto podría hacer que la información se absorba un poco mejor", añadió Wang.

Los hallazgos se publicaron en la edición del 29 de marzo de la revista Child Development.