Este 8 de marzo la ONU estableció el tema “Igualdad de género hoy, para un mañana sostenible”. Con el fin de “avanzar hacia el logro del desarrollo sostenible, responder a la crisis climática a la que nos enfrentamos, la gestión y la reducción del riesgo de desastres y el fortalecimiento de la resiliencia de todas las mujeres, sin dejar a nadie atrás”.
Sin embargo, este 2022 para las mujeres inició “haciendo frente a graves desigualdades”.
Según el organismo internacional, la igualdad de género y la construcción de la paz “van de la mano”. Y que, los índices de igualdad de género es el “mejor predictor de nivel de fragilidad de un país”.
En el último año se intensificó todo tipo de violencia con mujeres y niñas, sobre todo en los hogares, según la ONU. El acoso sexual y la violencia hacia las mujeres “sigue ocurriendo en la calle, en los espacios públicos y en las redes sociales”. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un promedio de al menos 12 mujeres muere diariamente por ser mujer. Agregan también que 1 de cada 3 mujeres padeció violencia física y/o sexual en una relación íntima a lo largo de su vida.
A su vez, la pandemia tuvo un fuerte impacto en la situación laboral de las mujeres: redujo su participación en el mercado de la región. Según datos de la OIT, en 2021 más de 13 millones de mujeres quedaron desempleadas en América Latina y el Caribe. Siendo este un “retroceso de 18 años en avances logrados por las mujeres”, comprueban datos de CEPAL de 2021.
Al cierre de 2020, alrededor de 118 millones de mujeres latinoamericanas estaban en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019, según la CEPAL. Esto vislumbra que casi un tercio de las mujeres de la región depende de otros para su subsistencia, lo que según la ONU “las hace vulnerables desde el punto de vista económico y dependientes de los perceptores de ingresos, que por lo general son los hombres”.
Asimismo, las cifran dictan que, entre los hogares más pobres, los “monomarentales están sobrerrepresentados y suelen ser mujeres que fueron madres adolescentes, con un acceso limitado a la educación y la formación y en general con empleos precarios y en la informalidad”.
El informe de la OIT también estableció que las mujeres rurales viven situaciones de “extrema precariedad laboral y aislamiento”. En 2019, el 85,7% de los trabajadores ocupados en el sector agrícola eran informales, mientras en el sector no agrícola la tasa de informalidad era del 65,8%. En cuanto a las mujeres, la proporción de informalidad “es mayor a la de los hombres, destacándose que en sector agrícola la tasa ha alcanzado el 91,6%”.
En los hogares de la región, las mujeres “todavía dedican más del triple de tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres”. Según la ONU, en el caso de mujeres con menos ingresos, el número es mayor.
América Latina y el Caribe sigue siendo la región del mundo “más peligrosa” para las mujeres defensoras de derechos humanos y medio ambiente, sentenció la ONU. “Estas mujeres, muchas de ellas indígenas, enfrentan enormes riesgos para defender algo que necesitamos y nos beneficia a todas y todos”, agregó.
Asimismo, la ONU también reconoció que la participación de mujeres en la política “ha mejorado un poco”, pero que la exclusión no acabó.
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