Las mujeres que han sufrido abusos sexuales durante la niñez han desarrollado diferentes trayectorias de cortisol, es decir, que los niveles alcanzan su punto máximo a una edad más temprana que otras mujeres, según ha revelado un estudio de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos).
El artículo, que se ha publicado en la revista 'Psychoneuroendocrinology', ha examinado cómo la producción de la hormona del estrés cortisol es diferente en estas mujeres, que también tienen niveles máximos de cortisol más bajos que las personas que no han sufrido abusos sexuales.
"Investigaciones anteriores han demostrado que el abuso sexual infantil está relacionado con muchos problemas de salud que se mantienen en la edad adulta. Pero todavía tenemos que entender cómo la adversidad de la vida temprana se incrusta o no en la vida de las personas. Cuando entendamos esto, podremos hacer más para promover la salud entre las personas que han sufrido abuso", ha comentado el investigador John Felt.
En este sentido, estudios previos han demostrado que los niveles de cortisol en el cuerpo de las personas cambian a lo largo de sus vidas. Por lo general, el cortisol es bajo en los niños, aumenta hasta la edad adulta temprana y luego disminuye gradualmente en la vejez. Sin embargo, un trauma como el abuso puede afectar las trayectorias de cortisol de las personas a lo largo de su vida.
Así pues, los investigadores consideran que esta línea de investigación eventualmente contribuirá a comprender por qué algunas personas son resistentes al abuso mientras que otras experimentan resultados negativos para la salud.
"Muchas personas que sufren abusos muestran una increíble capacidad de recuperación mental y física. En el futuro, esperamos descubrir los secretos de la resiliencia para que podamos desarrollar intervenciones que encaminen a las personas hacia una buena salud después de sufrir un trauma o abuso", ha asegurado Felt.
Europa Press