Una mujer congolesa de 50 años que vivía como refugiada en Estados Unidos murió después de negarse a someterse a una cirugía para extirpar un feto calcificado de su abdomen.
El extraño caso del “bebé de piedra” ocurrió hace casi diez años, pero sus pormenores recién fueron detallados en un artículo publicado la semana pasada en la revista científica BMC Women’s Health. El feto calcificado fue descubierto cuando la mujer ingresó en un hospital con dolor abdominal y molestias.
De acuerdo con dicho artículo, en África la mujer había dado a luz a ocho niños por parto normal, pero tres de los bebés habían muerto.
Luego concibió un noveno niño con otro compañero, nueve años antes de trasladarse a Estados Unidos. Ese último embarazo terminó en una muerte fetal que no fue atendida debidamente, por lo que el nonato se transformó “en una gran masa abdominal calcificada”.
El feto muerto estuvo nueve años dentro del cuerpo de la mujer, y le provocó una obstrucción abdominal que le dificultaba enormemente la ingesta de alimentos.
En Estados Unidos, los médicos le practicaron radiografías y descubrieron lo que sucedía. El término técnico para el caso era litopedión, un raro evento médico en el que el feto muere y se calcifica dentro del vientre de la madre.
En el artículo, se detalla que la refugiada no solo padecía el litopedión, sino que presentaba “trauma de por vida” por el maltrato sufrido por médicos en Tanzania en el momento en que ocurrió la muerte fetal. Por esa razón, la mujer pasó nueve años sin buscar ayuda médica.
En Norteamérica, los médicos le sugirieron una cirugía para extraer el cuerpo petrificado. Sin embargo, horrorizada por sus malas experiencias con los galenos, la paciente se negó por completo.
Finalmente, la mujer falleció por desnutrición severa por las dificultades que el litopedión provocaba en su alimentación.