La aparición del nuevo coronavirus y su diseminación por todo el planeta, produjo una esperable reacción en la gente: el miedo. Esta emoción, en alianza con las ingente cantidad de desinformación que circula en las redes, llevó a millones de personas en todo el mundo a probar todo tipo de presuntos tratamientos, terapias y panaceas, en algunos casos con resultados muy lamentables.
Claro ejemplo de ello fue el uso de dióxido de cloro, una sustancia desinfectante (una lavandina) que no tiene ningún uso médico, pero que desde hace años es recomendada por especuladores inescrupulosos. En abril pasado, Donald Trump recomendó inyectarse dicha sustancia para combatir el virus. Luego, ante las reacciones de la comunidad científica en todo el mundo, arrió velas y dijo que tal declaración había sido pronunciada a modo de sarcasmo.
Ironía o no, el daño estaba hecho. En los días siguientes, en Nueva York se registraron al menos cien casos de intoxicación por consumo de desinfectante.
Más cerca de nosotros, el presidente brasileño Jair Bolsonaro se transformó en un ferviente defensor de la hidroxicloroquina. A diferencia del cloro, este sí es un medicamento -usado contra el lupus y la artritis- cuya utilidad contra la covid fue descartada luego de varios estudios. Consumirlo para combatir la covid es perfectamente inútil, y expone innecesariamente al paciente a unos efectos secundarios considerables.
Como efecto colateral, pacientes cuyas patología sí requerían el consumo de ese fármaco vieron en riesgo el acceso a este debido al inesperado incremento de la demanda.
Similar situación se da con la Ivermectina, un antiparasitario de uso veterinario que se prescribe también a humanos en casos de sarna. Varias farmacias de Montevideo agitaron su stock durante las últimas semanas. Esta situación -inédita, dada la baja incidencia de la sarna en la población de la ciudad- resulto llamativa para los empresarios del sector.
El semanario Búsqueda consultó a 16 farmacias ubicadas en Pocitos, Punta Carretas, Cordón, Tres Cruces y La Blanqueada, el aumento en la demanda por el medicamento creció en las últimas semanas y está agotado en al menos 8 locales.
"El uso de esta droga para tratar el Covid no está comprobado; puede tener efectos secundarios y no demostró que puede bajar la efectividad. Las personas no la deben usar", aseguró Julio Pontet, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), en declaraciones al citado medio.
Sin embargo, su consumo para evitar la covid -que también se registra en otros países, como EEUU, se sigue produciendo, alentado por publicaciones irresponsables en redes sociales. Problema que se agrava cuando autoridades sanitarias lo recomiendan, algo que sucedió en Perú y Bolivia, y que -curiosamente- dificulta los ensayos clínicos acerca del propio fármaco.
Desde el citado medio se consultó sobre el tema al ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, quien fue enfático al respecto. "El medicamento está aprobado para lo que está aprobado. Tiene que haber una prescripción médica", recordando que El MSP solo legitima su uso para las enfermedades comprendidas en el prospecto y recomienda no "caer" en la automedicación.
En cuanto al origen de sus uso como posible tratamiento para a covid, Pontet considera que nace de la errónea interpretación de un estudio de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés), publicado el año pasado, que decía que la droga "podría servir" para disminuir la carga viral de Covid-19. Pero tenía algunas particularidades. Entre ellas, por ejemplo, se destacaba que había sido utilizada con una dosis entre tres y 10 veces más grande que la que se indica para tratar la sarna. "No fue un estudio clínico en humanos, fue una demostración en laboratorio. Lo que hicieron fue demostrar que a escala de laboratorio tiene un efecto antiviral, pero de ahí a pensar que se puede usar libremente es un problema. Ahí tomó fama internacional", explicó el profesional.
Desde una de las farmacias consultadas por Búsqueda, se ofreció una explicación breve y gráfica del fenómeno: la incertidumbre ante "enemigo invisible", razón por la que "hay gente desesperada", dispuesta a probarlo todo.
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