Una mayor exposición a los espacios verdes en las zonas residenciales urbanas podría ralentizar el envejecimiento biológico, según un nuevo estudio realizado durante 20 años en cuatro ciudades estadounidenses.

La investigación que publica Science Advances está encabezada por la Universidad del Noroeste (EE. UU.), con la colaboración de los centro españoles Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la Universidad Pompeu Fabra y el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp).

Los resultados indican que vivir en las ciudades cerca de espacios verdes puede estar asociado a una mejor salud, y que las disparidades socioeconómicas en el envejecimiento podrían deberse, en parte, a un acceso desigual a los espacios verdes por parte de las comunidades desfavorecidas.

Diversos estudios han hallado vínculos entre la exposición a los espacios verdes y la metilación del ADN, pero no está claro qué podrían significar estas modificaciones epigenéticas para el envejecimiento biológico ni cómo pueden diferir en función de dimensiones sociales como la raza y el nivel socioeconómico.

La metilación es un proceso que dirige cuándo y cómo son activados y desactivados los genes que controlan el desarrollo del organismo y que pueden verse afectados por causas ambientales.

Para ahondar en este aspecto, el equipo recurrió a la epigenética, cuyo objetivo es identificar las modificaciones del ADN causadas por factores ambientales y de comportamiento.

Los investigadores examinaron datos sobre metilación del ADN, espacios verdes y datos demográficos de una cohorte de 924 participantes, de ellos 376 de raza negra y 548 de raza blanca, residentes en Birmingham, Chicago, Minneapolis y Oakland, entre 1985 y 2006.

En el estudio se compararon los biomarcadores de envejecimiento basados en la metilación del ADN con la densidad de vegetación obtenida por satélite y la ubicación de los parques cerca de las residencias de los participantes.

Descubrieron que una mayor exposición a espacios verdes residenciales se asociaba a un envejecimiento epigenético más lento, pero solo entre los participantes de raza blanca.

Los de raza negra estaban menos expuestos a los espacios verdes por término medio, y los participantes de nivel socioeconómico más bajo presentaban fuertes asociaciones entre la exposición a los espacios verdes y el envejecimiento, resumen la publicación.

Estos resultados, según los autores, implican que los grupos desfavorecidos podrían obtener más beneficios para la salud de un mayor acceso a los espacios verdes, pero se necesita más investigación para identificar los factores de salud responsables de este efecto y otros determinantes sociales en juego.

“Nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones para combinar la intervención en salud pública y la planificación urbana con el fin de ampliar la infraestructura verde y maximizar su utilización, lo que puede estar asociado a una mejora de la esperanza de vida”, escriben los autores.

Para el investigador Mario Fontán Vela, del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, que no participó en la investigación, se trata de un “interesante estudio”, aunque los resultados “podrían no ser extrapolables al contexto español”, al haber sido realizado en Estados Unidos, que tiene un diseño urbano con una historia y evolución diferentes.

Fontán, citado por el Science Media Centre, que ofrece fuentes científicas expertas, destaca que los resultados observan que la asociación entre una mayor exposición al verdor y un menor grado de envejecimiento se da más entre mujeres, personas blancas y personas de barrios con más carencias, lo que tiene implicaciones en el diseño de políticas públicas que busquen reducir las desigualdades en salud.

EFE