Investigadores  estadounidenses constataron que sus compatriotas mayores de 65 años que solían levantarse temprano (antes de las 7 a.m.), y que entonces se mantenían activos a lo largo del día, tuvieron un mejor rendimiento en pruebas de la memoria y el pensamiento que sus pares con unas rutinas diarias menos "robustas". También era menos probable que tuvieran unos síntomas de depresión significativos.

Los hallazgos no prueban que un estilo de vida activo prevenga el deterioro mental o la depresión, señalaron los expertos.

Pero según las investigaciones, es probable que la relación vaya en ambas direcciones, apuntó el autor principal, Stephen Smagula, profesor asistente de psiquiatría de la Universidad de Pittsburgh.

Es decir, las personas mayores que están deprimidas o presentan deterioros en la memoria y el pensamiento son más propensas a tener unos hábitos de sueño erráticos y tienden a salir menos al mundo. Pero, al mismo tiempo, fijar un horario de sueño regular y mantener el cuerpo y la mente activos durante el día son hábitos saludables.

"Sabemos que la actividad es el pilar de la salud", aseguró Smagula. Por ejemplo, si está confinado en cama con una lesión, esta inactividad solo empeora el sufrimiento.

Nadie dice que los adultos mayores tengan que correr sin parar. "Actividad" es un término amplio, aclaró Smagula, e incluye a la estimulación física, mental y social. Hacer los recados, dar una caminata, jugar con los nietos y pasar tiempo con los amigos cuentan.

Los nuevos hallazgos, que se publicaron en una edición reciente en línea de la revista JAMA Psychiatry, se basan en un estudio federal nacionalmente representativo sobre la salud. Incluyó a 1,800 adultos, con una mediana de edad de 73 años, que usaron monitores de muñeca de forma continua durante una semana para medir qué tanto se movían. También completaron unos cuestionarios que evalúan los síntomas de depresión y la cognición (las capacidades de memoria y pensamiento).

El equipo de Smagula deseaba ver si había unos patrones típicos de actividad diaria que fueran comunes entre los adultos mayores de EE. UU., y si estos patrones se relacionaban con su salud cognitiva y mental.

Los investigadores encontraron que, de hecho, había cuatro patrones de actividad. El mayor grupo, que incluyó a un 38 por ciento de los adultos mayores, tenía lo que los investigadores denominaron un patrón de levantarse temprano/robusto: se levantaban antes de las 7 a.m. y se mantenían activos durante un periodo de 15 horas cada día.

El segundo grupo más grande (casi un 33 por ciento de los participantes) fue similar, pero estas personas se levantaban un poco más tarde, o se acostaban a una hora más temprana de noche. Entonces, su periodo de actividad era más corto, de unas 13 horas al día.

Resulta que a estos adultos mayores les iba menos bien que al grupo de levantarse temprano/robusto, y tenían un riesgo más alto de mostrar un deterioro cognitivo leve: en total, un 12 por ciento, frente a un 7 por ciento de los que se levantaban temprano.

Y luego estaban los dos últimos grupos, que conformaban más o menos un 30 por ciento de todos los participantes. Sus rutinas diarias eran menos regulares (lo que Smagula describió como una "pérdida del ritmo de actividad"), y en un grupo, las personas se acostaban más tarde.

Los adultos mayores de esos grupos tuvieron las tasas más altas de deterioro cognitivo leve, de un 18 a un 21 por ciento. También era más probable que presentaran unas puntuaciones de depresión "clínicamente significativas", que iban de un 7.5 a un 9 por ciento, frente a un 3.5 por ciento del grupo que se levantaba pronto y permanecía activo de forma constante.

Los investigadores pudieron tomar en cuenta algunos factores adicionales, por ejemplo la edad, la raza y el nivel educativo de los participantes. Y los patrones de actividad diaria seguían vinculados con la salud cognitiva y mental.

Pero esto es solo una correlación, y no una prueba de causalidad, apuntó el Dr. Ian Neel, un geriatra de UC San Diego Health de la Universidad de California, que no participó en el estudio.

Aun así, apuntó Neel, está claro que los adultos mayores se benefician de mantenerse activos e implicados en el mundo.

"La actividad física es algo que con frecuencia receto a mis pacientes", dijo el profesional en declaraciones recogidas por la reportera especializada Amy Norton, publicado por HealthDy News.

Encontrar una actividad de la que disfrutemos y quizá un amigo que quiera acompañarnos es clave, anotó. Neel también concurrió en que la actividad no solo significa ejercicio, sino también interactuar con otras personas y encontrar formas de desafiar a la mente.

La estimulación mental, anotó el experto, no se limita a hacer Sudokus. Las conversaciones también son importantes.

Los adultos mayores que son sedentarios deberían tener unas expectativas realistas, recomendaron ambos expertos: intente caminar 10 minutos y aumentar de forma gradual hasta 30 minutos, por ejemplo.

Fijar un horario de sueño también es importante. Tras la jubilación, comentó Neel, los adultos mayores deben seguir levantándose temprano, y crear una rutina que dé estructura a sus días.

Decir estas cosas puede ser más fácil que hacerlas. Por ejemplo, las personas con síntomas de depresión tal vez deban comenzar por acudir a un proveedor de la salud mental, aconsejó.

De nuevo, unos pasos pequeños son mejores que no dar ningún paso, enfatizó Smagula.

"Si está deprimido, no puede simplemente salir de la tristeza caminando: pero puede salir caminando por la puerta", enfatizó.