La publicación recoge una revisión de hallazgos en esta materia de un total de 69 estudios que pretende informar tanto a los profesionales relacionados con la educación y la infancia como a los poderes públicos de los efectos de aplicar castigos físicos a menores.
Según el análisis, que recoge datos de UNICEF, el 63 por ciento de los menores de todo el mundo de entre 2 y 4 años (unos 250 millones de niños) son sometidos regularmente a algún tipo de castigo físico por sus cuidadores.
Y concluye que el castigo físico puede aumentar los problemas de conducta infantil con el tiempo y no está asociado con la obtención de resultados positivos en el desarrollo del menor.
Además, el castigo físico aumenta el riesgo de tener que recurrir a los servicios de protección infantil y, lo que parece más importante, puede empeorar la conducta del menor en el futuro, por lo que resulta dañino.
Fuente: EFE