Los adolescentes jóvenes que vapean y fuman cigarrillos podrían estar preparando el terreno para convertirse en fumadores empedernidos en la adolescencia tardía, sugiere un estudio reciente.
Los investigadores lo atribuyeron a lo que llamaron la “hipótesis del afianzamiento”.
“Se ha prestado mucha atención a restringir los cigarrillos electrónicos, para que no sirvan como vía de iniciación en el tabaco”, comentó el autor sénior del estudio, Jeremy Staff, profesor de sociología y criminología de la Universidad Estatal de Pensilvania.
“Nuestros hallazgos resaltan que sopesar sus impactos en los jóvenes que comienzan a fumar a una edad temprana también sigue siendo importante”, agregó el investigador en declaraciones recogidas por HealthDay News.
Asimismo, señalo que “entre los adolescentes que fuman temprano, tanto en Reino Unido como en EE. UU., los que vapeaban antes de los 15 años eran más propensos a ser fumadores, además de fumadores frecuentes de tabaco, cuando llegaban a la adolescencia tardía”.
El estudio no puede probar que fumar cigarrillos y vapear provoque un tabaquismo más empedernido en la adolescencia tardía, solo que parece haber una conexión, anotaron los investigadores.
El uso de los cigarrillos electrónicos entre los adolescentes que ya fuman en la adolescencia genera unos patrones más nocivos de uso de tabaco en un momento posterior de la adolescencia, planteó el investigador principal, Brian Kelly, del departamento de sociología de la Universidad de Purdue, en West Lafayette, Indiana.
“Muchos estudios sobre el vapeo juvenil se enfocan en la importante meta de la prevención del tabaquismo, pero se considera con menos frecuencia a los jóvenes que comienzan a fumar pronto”, apuntó Kelly. “Intervenir el vapeo entre los fumadores tempranos podría ayudar a mejorar los resultados en el uso de tabaco en este grupo de adolescentes con un riesgo alto”.
En el estudio, el equipo de Staff recolectó los datos de casi 1.900 fumadores adolescentes que participaron en el Estudio de la cohorte del milenio de Reino Unido, y en la Evaluación poblacional de tabaco y salud de EE. UU.
Los participantes de estos estudios fueron encuestados sobre su uso de cigarrillos electrónicos y cigarrillos tradicionales, hasta los 17 años.
Entre los fumadores adolescentes británicos, un 57% dijeron que también vapeaban, lo mismo que un 58% de los fumadores de EE. UU. A finales de la adolescencia, los que vapeaban y también fumaban a principios de la adolescencia fueron más propensos a seguir fumando, encontraron los investigadores británicos.
Entre los participantes británicos, un 61% de los vapeadores tempranos fumaban a finales de la adolescencia, en comparación con un 50% de los que no vapeaban. Entre los participantes de EE. UU., un 42% de los que fumaban y vapeaban en la adolescencia temprana eran fumadores en la adolescencia tardía, en comparación con un 24% de los que nunca habían usado cigarrillos electrónicos.
Las probabilidades de seguir fumando en la adolescencia tardía entre los que también vapearon temprano eran un 45% más altas que entre los que no vapeaban en Reino Unido, y un 119% más altas que entre los que no vapeaban en Estados Unidos, según el informe.
Y esto no es todo: fue más frecuente que los adolescentes mayores fumaran más de seis cigarrillos por semana entre los que usaban cigarrillos electrónicos en la adolescencia temprana que entre los que no (un 37 frente a un 23% en Gran Bretaña, y un 20 frente a un 7% en Estados Unidos).
En Reino Unido, las probabilidades de fumar con frecuencia frente a no fumar fueron el doble de altas entre los usuarios tempranos de cigarrillos electrónicos, y cinco veces más altas en Estados Unidos, anotaron los autores del estudio.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 18 de abril de la revista Tobacco Control.
“Este estudio amplía las crecientes evidencias de que el vapeo durante la adolescencia aumenta el riesgo de fumar cigarrillos y de un uso concurrente de cigarrillos electrónicos y cigarrillos combustibles, y de que el vapeo no es, en general, una herramienta efectiva para dejar de fumar”, enfatizó Linda Richter, vicepresidenta de investigación y análisis de la prevención de Partnership to End Addiction.
La nicotina de los cigarrillos electrónicos ha creado una “carrera armamentista de la nicotina”, que ha resultado en unos cigarrillos electrónicos con unos niveles extremadamente altos de nicotina, lamentó Richter.
“Como resultado, los fumadores que utilizan los cigarrillos electrónicos tienden a aumentar su consumo de nicotina, más allá de la cantidad a la que se exponían cuando solo fumaban cigarrillos, lo que en general perpetúa, en lugar de atenuar, su adicción a la nicotina”, explicó.
Las compañías que fabrican cigarrillos electrónicos han comenzado a pagar por su parte en el círculo vicioso: Juul Labs anunció la semana pasada que llegó a un acuerdo de 462 millones de dólares con varios estados por el agresivo mercadeo de sus cigarrillos electrónicos dirigido a los menores de edad. Este último acuerdo incluye a Nueva York, California, Colorado, el distrito de Columbia, Illinois, Massachusetts y Nuevo México. La compañía ya ha aceptado pagar más de mil millones de dólares a 47 estados y territorios, aseguró Juul Labs en una declaración.
Para ayudar a los adolescentes que ya vapean o utilizan otros productos de nicotina a abandonar el hábito, es importante que los padres piensen en el vapeo juvenil como un problema de salud, en lugar de un problema de disciplina, planteó Richter.
El método más efectivo para ayudar a un joven a abandonar el hábito es mediante la consejería y el respaldo familiar y paritario, aconsejó.
“También es importante abordar los potenciales problemas mentales, emocionales o conductuales subyacentes, que podrían contribuir al deseo de vapear o utilizar otras sustancias adictivas”, añadió Richter.